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“Puedes llorar, pero te tienes que volver a parar”

10 de Agosto de 2005 | 11:15 |
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En las últimas semanas la agenda de trabajo de María Luisa Brahm se cuadruplicó.

Desde que Sebastián Piñera, “la locomotora”, asumió su candidatura presidencial, todo el Instituto Libertad se metió de cabeza a elaborar el programa de gobierno de RN ya que esta intensa abogada se hizo cargo del área programática.

En el comando de Piñera no es la única mujer, es más, es una entre tantas, porque pareciera que ser mujer está de moda en política. Y, aunque no milita, lleva años vinculada al sector y por eso, se declara optimista del rol que las féminas están cumpliendo en la vida pública.

¿Cómo ves la participación de las mujeres en política?
“El camino es duro, pero, en general, tener hoy a Michelle Bachelet como candidata a la Presidencia y en Santiago dos candidatas a senadoras, refleja en los hechos que las mujeres se las pueden sin subsidios ni discriminación positiva. Ellas pueden llegar a cualquier lugar”.

-Sí, pero ellas son la excepción a la regla.
“No son la excepción a la regla. Si consideras que la primera vez que la mujer votó por un Presidente fue en 1952, ha caminado mucho. O sea, la participación de la mujer en política es nada en relación al tiempo y la historia y aún así, se ha avanzado”.

Saca una carpeta con cifras y empieza: Mujeres en el gabinete de Aylwin, 7%; en el de Frei, también y en Lagos, un 23%. En el Congreso, año 1990, un 10%, en 1994, 12%, 1998, 17%. Alcaldesas de 7% en 1992, vamos en 12%.

“Sigue siendo bajo, pero está subiendo, subiendo de acuerdo a las propias decisiones de las mujeres involucradas porque tú no puedes acelerar este proceso”, asegura.

-¿Por qué?
“Porque la etapa en que la mujer está disponible para la política coincide con la crianza de los hijos”.

-¿Pero hay reticencia de la mujer o las trabas son tan grandes, que lo hacen casi imposible?
“Hay una mezcla de todas las razones. De partida, hay autoexclusiones, pero las mujeres se autoexcluyen no sólo en política sino que en todas las profesiones. Conozco una periodista que una vez me dijo no me interesa ser editora, yo quiero llegar a mi casa para estar con mis hijos y eso es autoexclusión porque buscan una vida equilibrada; una que tiene distintos ámbitos, el profesional, el personal, el familiar.
“Por supuesto, también, hay un tema cultural, hay una visión machista enquistada en este país que cree que las mujeres son tontas o no tienen las calificaciones. Además, muchas mujeres son temerosas de los horarios en que se hace política, no corresponden con una familia. Todo es una mezcla para la baja participación”.

-Las candidaturas de Michelle Bachelet y Soledad Alvear son un reflejo de este proceso o ellas van a generar una ola de participación?
“Creo que esto partió de a poquito, con “Lilys Pérez” que de candidatas a concejalas siguieron a diputadas y senadoras, y ellas son producto de este proceso. Cada vez van a haber más.
“La conclusión es que las mujeres no necesitan, para llegar a los más altos cargos, subsidios ni abrir más puertas; están todas abiertas”.

-O sea, ley de cuotas ni por nada.
“No, no, estoy absolutamente en contra. Lo que menos hace es prestigiar a las mujeres. Cuando Michelle Bachelet dice que va a poner un 50% de mujeres en el gabinete, me espanto porque me gustaría que dijiera voy a poner a las mejores personas, sean hombres o mujeres. No quiero una pésima ministra de Salud porque tiene que cumplir la cuota.
“Además, esto es injusto frente al género masculino, porque no es por mérito. Me gusta el tema del esfuerzo, la perseverancia, las mismas reglas para hombres y mujeres. ¿Por qué por ser mujer voy a tener más derechos que un hombre? Y por qué 50%, si puede ser un 80% de los puestos. El tema de las cuotas, que parece una gran conquista, después se transforma en un techo”.

-Se habla del poder ejercido con liderazgo femenino. ¿Ves el buen momento de las mujeres basado en una demanda ciudadana por otra forma de ejercer el poder?
“Creo que hay un reconocimiento a la igualdad del hombre y la mujer en el plano intelectual. Y a esto se adiciona una ventaja de la mujer líder, que le pone el componente de inteligencia emocional, de ser capaz de manejar mejor a los equipos, que contemporiza más, o es más estricta en los horarios. Esto aparece como algo más humano”.

-¿Y hay esa demanda?
“Creo que sí. Eso explica la candidatura de Michelle o que una mujer haya llegado al directorio del Banco Santiago. Hay una visión femenina que es reconocida como necesaria y que aporta”.
El fenómeno atribuido a la candidata de la Concertación explica, en parte, que los postulantes de la Alianza se hayan rodeado de mujeres en su comando. María Luisa dice que es así en el caso de lo reconoce de Joaquín Lavín con la Cristina Bitar, pero que en el caso de Piñera “es mera coincidencia; no hubo ahí una táctica”.

“El fenómeno Michelle no lo sé explicar”, dice, pero descarta que éste tenga su origen en un vacío de liderazgo masculino. “Es quitarle mérito; es decir llegó porque no habían hombres y creo que si habían”, insiste.

En cambio, si cree que colocar el tema de la mujer en la agenda pública con Beijing y otros, o establecer una política de igualdad de género en el aparato estatal “ha puesto a la mujer en lugares más visibles y le ha generado reconocimiento”.

-¿Este proceso tiene vuelta atrás? Marta Lagos sostiene que si pierde Bachelet, las mujeres van a retroceder en los espacios ganados y que algunos sostendrán que las mujeres no se la pudieron.
“Decir, porque la Michelle pierde, que las mujeres no se la pudieron es simplificar demasiado las cosas. Este proceso no tiene ninguna vuelta atrás, es un proceso creciente, más lento de lo que muchas quisieran, pero natural”.

-¿La forma como se práctica la política es un escollo para la mujer?
“En la vida diaria, la política es una actividad súper exigente, intensa, súper expuesta y que no considera tiempo para la familia; es muy sacrificada para las mujeres y hombres padres”.

-Pero además la política está denigrada, desvalorizada.
“Se suma ese ingrediente. Uno está muy expuesta y eso va a hacer que alguien quiera tu lugar y te dispare para provocarte un daño. La política es súper dura y al final, no sólo de afecta como individuo, sino que en el caso de la mujer, a sus hijos. Ese es el mundo que aterra a la mujer”.

-Andrés Allamand parafrasea a Churchill con “la política es sin llorar”, pero la mujer sí llora. ¿Hay que endurecerse tanto?
“Puedes llorar, pero te tienes que volver a parar. La política es fuerte, pero igual que otros trabajos donde hay alta competencia”.


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