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Humanizar el parto reduce el estrés

Las futuras madres se muestran más relajadas en un clima no hospitalario; por eso, las clínicas están ofrecieron distintas alternativas más cálidas.

13 de Febrero de 2007 | 11:48 |
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"Cuando nació mi hijo, me lo entregaron altiro, sin limpiarlo. Él levantó su cabecita, abrió los ojos y me miró. En ese minuto me enamoré de él. Y aunque sabía que ellos al principio no ven, yo sentí que me miró y que tuvimos una conexión profunda".

Claudia Pérez, contadora auditora y ejecutiva de una institución financiera, relata así el momento en que conoció a su segundo hijo. Lo tuvo dentro del programa de "Humanización del nacimiento" del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, que contempla no sólo el apego temprano (entregarle el niño a la madre apenas nace) sino también una serie de medidas que apuntan a "desmedicalizar" el parto.

La idea es que la mujer viva la llegada de su hijo como algo absolutamente normal. Y para ello, el trabajo de parto y el parto se hacen en un mismo lugar, en un espacio arreglado para que la madre se sienta "como en su casa", escuchando la música que ella misma elige y acompañada por las personas que quiera invitar. Para ello, se usa una cama multifuncional, que se transforma para permitir las distintas etapas del proceso.
Efecto social
El doctor Hugo Muñoz advierte que la tendencia de humanizar el parto y de estimular el apego temprano tiene una serie de beneficios, no sólo para el proceso de lactancia sino para todo el desarrollo emocional y neurológico del niño.

A su juicio, esto debería tomarse más en cuenta en la salud pública: "Quienes son criados en cercanía de su madre tienen más probabilidades de ser más pacíficos". Y menciona las investigaciones del neuropsicólogo James Prescott, quien analizó a 400 sociedades pre-industriales, descubriendo que las que derrochaban afecto físico en los hijos mostraban una menor inclinación a la violencia.

"Uno escucha a todo el mundo hablar de la delincuencia y la agresividad y de cómo solucionarla. Y yo respondo: humanizando el parto", dice Muñoz.

Así se busca evitar el estrés de ser llevada de un lado a otro y de entrar a un pabellón quirúrgico. "El estrés provoca descargas de adrenalina que afectan el ritmo de las contracciones. Madres estresadas tienen contracciones más rápidas e intensas, pero menos efectivas para el trabajo de parto", explica el doctor Hugo Muñoz, coordinador del proyecto "Humanización del nacimiento" del Hospital de la U. de Chile.

Esta política está dando resultados concretos. Un estudio realizado por este equipo mostró que sólo el 1% de las mujeres que optaron por este sistema tuvo que someterse a una cesárea. En cambio, de las que siguieron el método habitual (sala de pre-parto y luego pabellón), el 11% requirió una cesárea.

Esta vía se ve alentadora para contribuir a la disminución de las cesáreas, ya que Chile sigue teniendo una de las más altas cifras de estas intervenciones en el mundo: un 35% de cesáreas en la salud pública y un 60% en la privada, lo que contrasta con el 15% considerado aceptable por la Organización Mundial de la Salud.

Varias clínicas privadas están ofreciendo esta vía al mismo costo de los métodos habituales. En la Clínica Las Condes, por ejemplo, el 85% de los partos se realizan en estas salas. Y de éstos, sólo el 5% termina en cesárea.
En la Clínica Santa María, el jefe de Ginecología y Obstetricia, doctor Iván Rojas, menciona encuestas de calidad, en las que las mujeres manifiestan su satisfacción con esta metodología.

Menos dolor

"Todas quedan muy contentas, sobre todo por el vínculo que logran con su hijo en esos primeros minutos. Apenas nace, lo reciben en brazos, y nunca desaparece de su vista porque lo limpian y lo examinan delante de ella".
Apego
Un estudio en chilenas mostró que de las que recibían de inmediato al recién nacido, el 70% continuaba la lactancia a los 6 meses. De las que no, sólo 35% seguía dando pecho en ese lapso.

Claudia Pérez afirma que con este método "todo se disfruta más porque, al estar más relajada, uno se conecta a fondo con el momento". Y compara este parto con el que tuvo antes, a través del sistema hospitalario habitual: "Ya en la sala de prepartos, antes de entrar a pabellón, tenía la sensación de 'ojalá que esto pase rápido'; en cambio, ahora, no tenía ningún apuro porque me sentía como en el dormitorio de mi casa". Dice que esta vez pidió que le pusieran menos anestesia que en el parto anterior y, así y todo, sintió menos dolor.

Tanto en el Hospital de la Universidad de Chile como en varias clínicas privadas, este sistema se complementa con cursos que apuntan al manejo del dolor a través de la respiración y de ejercicios, así como a fomentar el apoyo del futuro padre.

Las bases de la humanización del nacimiento y del apego temprano, explica el doctor Muñoz, están en investigaciones que mostraron que hay un comportamiento genético, no aprendido en el nacimiento: "Las guaguas vienen activas, con los ojos abiertos y buscan el contacto con la madre; se mueven, buscando el pecho y empiezan a mamar de inmediato". Así, se tomó conciencia de que, "al medicalizar el nacimiento, se estaba yendo contra la naturaleza".








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