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Disfunción sexual masculina

Son múltiples las variables que influyen en este fenómeno que afecta a la pareja. Por ello requiere de un tratamiento interdisciplinario.

17 de Julio de 2006 | 12:03 |
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La erección es el resultado del aumento del flujo sanguíneo arterial al cuerpo cavernoso y la consiguiente disminución del drenaje venoso. Todo esto está regulado por mecanismos de acción local e influenciada por factores nerviosos, endocrinos y psicológicos.

La disfunción sexual se define como "La incapacidad de un hombre de lograr y/o mantener una erección peneana de duración y rigidez suficiente para una relación sexual satisfactoria y completa".

En el fenómeno de la erección influyen múltiples variables y se encuentra dentro de una unidad orgánica única, la pareja.

Por esta razón, en caso de patología, se requiere de un tratamiento multidisciplinario, donde se deben incluir el urólogo, ginecólogo, psiquiatra y psicólogo. Muchos trastornos puramente orgánicos tienen repercusiones importantes en la esfera psicológica y viceversa, por lo que sólo una terapia integral logrará resolver el problema.
Otras patologías
En otro orden de patologías, los trastornos de la eyaculación son múltiples y van desde la aneyaculación (falta de eyaculación), eyaculación retrógrada hasta la eyaculación precoz. Esta última es la más prevalente y la que afecta a un número importante de parejas.
La eyaculación precoz es una disfunción sexual que imposibilita al hombre satisfacer a su pareja a causa del reducido tiempo que demora en alcanzar un orgasmo. Esta patología afecta a un número importante de individuos, principalmente a quienes iniciaron tempranamente su vida sexual. Parte importante de este trastorno se debe a una falla en el conocimiento de la propia sexualidad. Considerando que en lo que se refiere a sexualidad los jóvenes son autoinstruidos y no han preguntado ni pensado acerca de ella, su iniciación es sin conocimientos previos. Esto conduce invariablemente a que obtengan sus primeras experiencias a través de la masturbación, en una búsqueda de placer inmediato. Esta costumbre lleva sin duda a que la eyaculación (al igual que otra serie de conductas) sea adquirida y conlleva a que sea apresurada o precoz.


La disfunción eréctil es un trastorno frecuente. La prevalencia exacta se desconoce; sin embargo, estudios recientes han referido una prevalencia que va desde aproximadamente 50% de la población masculina.

Los principales factores

Hay múltiples factores que influyen en la disfunción eréctil. Los más mencionados son la edad; enfermedad cardiovascular; hiperlipidemia o hipercolesterolemia; diabetes mellitus; medicamentos, y el cigarrillo. Sin embargo, existen otros menos conocidos como factores psicológicos; trauma; cirugía pelviana y abdominal; trastornos neurológicos; trastornos hormonales; consumo excesivo de alcohol y radioterapia pelviana. Como se puede ver, gran parte de estos factores pueden ser modificables mediante un adecuado manejo médico o regulando el estilo de vida.

En la actualidad se ha llegado a la convicción de que la disfunción eréctil no tiene una sola causa, es una suma de múltiples factores, como los mencionados. La anamnesis (historia clínica) debe detectar estos factores en la pareja, en especial dispareunia (dolor durante las relaciones) y frigidez, que lleva a la mujer a evitar la relación sexual o a tratar de disminuirla pasando a ser su participación pasiva.

Las opciones terapéuticas para la DE han evolucionado con el tiempo. Los primeros tratamientos incluían terapias psicosexuales y las prótesis peneanas (1970). Posteriormente se utilizó la revascularización (uso de arterias accesorias para perfundir el pene), los dispositivos de vacío (vacuom) y anillos constrictores y la inyección intracavernosa de sustancias erectoras en el pene en la década de los 80. Hoy día la introducción de agentes farmacológicos o terapia oral (Sildenafil) ha revolucionado su tratamiento.

Sin embargo, las opciones terapéuticas dependen de la tolerabilidad al tratamiento y principalmente la etiología de la enfermedad.

Los factores psicosociales son importantes en todas las formas de disfunción eréctil, por lo que deben cuidadosamente atenderse para aliviar la ansiedad sexual. La psicoterapia y/o el tratamiento conductual, sin ningún otro tratamiento, pueden ser útiles en sólo algunos pacientes, esto es en los que no se detecta ninguna causa orgánica. Cabe recordar que hasta un 20% de los portadores de disfunción eréctil tienen una respuesta satisfactoria al uso de placebo (medicamentos sin el principio activo), lo que demuestra lo importante de la esfera psicológica en estos enfermos.

Esta patología afecta a la pareja en su conjunto, trae efectos en la mujer, la que pasa de la simple aceptación de la relación a la resignación y, finalmente, a tomar la relación sexual como una obligación.

El tratamiento comienza por el reconocimiento del problema, tanto en forma individual como en la pareja, e idealmente la consulta debe ser compartida. Una vez diagnosticado el problema se deben mejorar algunos aspectos de la relación, para terminar, si es necesario, con terapia medicamentosa.

Como se aprecia existen múltiples patologías, pero hay que entender que éstas afectan a la pareja en su conjunto y no al individuo. Por lo tanto, una relación de pareja afectiva, comprensiva y comunicativa puede resolver gran parte de estos problemas.


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