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Firmes y modelados

Es una de las zonas más atractivas de la anatomía y sin embargo una de las que menos cuidados recibe. Sus problemas son claros: falta de tonicidad, acumulación de grasa y celulitis, los que exigen combinar el uso de cosméticos específicos, con una dieta balanceada y la práctica de ejercicio.

09 de Junio de 2006 | 09:07 |
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La vida sedentaria, los cambios bruscos de peso, la herencia genética y el envejecimiento, todo eso va afectando la calidad de la piel, sobre todo en zonas como glúteos y caderas, donde los tejidos blandos paulatinamente se relajan y caen. Es así que en una zona que tantas miradas concentra, piel, músculos y grasa van perdiendo su morfología, alejándose cada vez más del aspecto firme, compacto y redondeado propio de un trasero ideal. Pero no sólo la falta de ejercicio o el paso del tiempo son los responsables, a ello debe sumarse el que escasamente se reservan cuidados cosméticos para esta zona que, al igual que el resto del cuerpo, requiere de rutinas diarias, así como de algunos productos específicos que contribuyan a reafirmar y modelar la cola.


A diario

Nadie duda de la importancia de hidratar la piel a diario, pero ¿se extiende la crema hasta esta zona? No habitualmente, y está mal, pues la textura de la piel depende en gran medida de cuán hidratada esté, y en ello no debe excluirse ninguna zona. Recuerda que el momento ideal para aplicar una leche de cuerpo es después de la ducha, cuando la piel aún está húmeda y eso la hace más permeable. Como el cuerpo suele ser más seco, se recomienda un producto más concentrado y de acción nutritiva. Quienes lo prefieran pueden utilizar un producto en spray, que se absorbe fácil y no deja una sensación untuosa.

El segundo paso básico es la exfoliación. Debiera realizarse unas dos veces por semana, a fin de eliminar las células muertas que se acumulan en la superficie de la piel y hacen que ésta se vuelva opaca e irregular al tacto. Así, la epidermis estará más suave y en mejores condiciones para recibir los beneficios de las hidratantes y otros productos que sean aplicados después. Un consejo siempre útil es frotar a diario los glúteos con un guante de crin con movimientos ascendentes. Eso contribuye a estimular la circulación, oxigenar los tejidos y mejorar la textura de la piel.


Tonicidad y firmeza

Se sabe que los músculos de los glúteos son los primeros en perder tonicidad y caer, cediendo a la acción de la gravedad. Y también que las mujeres pierden su línea antes que los hombres porque en ellas el porcentaje de grasa corporal depositado en esa zona es mayor. A ello debe sumarse que, en el caso de la mujer, el volumen y tonicidad también suelen variar durante el embarazo o cuando hay trastornos hormonales, pues el aumento de estrógenos incrementa la retención de agua y los depósitos grasos. Ante tal panorama la necesidad de cuidados es mayor, pero se debe estar consciente de que no existen fórmulas mágicas y que, para obtener resultados en firmeza y tonicidad, es necesario combinar mucho ejercicio con una dieta baja en grasas y en glucosa, además de cosméticos de acción específica para devolverle a la cola el aspecto deseado.

En relación con el ejercicio, es importante saber que un músculo se pone más tonificado en la medida que se ejercita con una cantidad determinada de repeticiones y peso, creando una ruptura que hace que busque más proteínas y se fortalezca fijando más tejido. Sin embargo, si el estímulo no es permanente, la musculatura vuelve al nivel normal de requerimiento y se relaja. Por eso es importante que éstos sean sistemáticos, continuos y progresivos. Un promedio de tres veces por semana. En el caso de los glúteos, los músculos son más fuertes, lo que hace que necesiten una carga de trabajo grande para cambiar su forma. Se recomienda un plan básico de tres días a la semana, en los que se deben realizar cuatro series de veinte repeticiones de cada tipo de ejercicio. Las indicaciones son: primero, movimientos de extensión de la cadera. Hay que colocarse en el piso sobre codos y rodillas, con el cuello en línea con la espalda, y se eleva una pierna hasta que el muslo alcance la altura del glúteo y éste se contraiga. Un segundo y la pierna baja para volver a subir. Tras dos semanas hay que agregar peso, de lo contrario el efecto es nulo. Se puede usar una tobillera de entre uno y cinco kilos. Luego vienen sentadillas y estocadas, donde la extensión de la cadera es más forzada y con cargas mayores. Para las sentadillas, de pie, con los pies separados y las puntas hacia adelante, se debe bajar el tronco como si fuera a sentarse en una silla invisible. Hay que apoyarse en los talones y mantener los hombros hacia atrás, el tronco erguido y los abdominales contraídos. Un segundo abajo y se recobra la postura inicial. Para las estocadas, de pie, con los pies separados, dar un paso hacia delante con una pierna, como imitando las estocadas que dan los esgrimistas. Se apoya primero el talón y después el resto del pie, el cuerpo se mantiene erguido y se doblan ambas rodillas para que bajen las caderas. El muslo de la pierna de adelante debe quedar casi paralelo al suelo. El talón de la pierna de atrás estará levantado. Un segundo y se retoma la posición inicial.

Desde la cosmética, la ayuda viene de la mano de geles y cremas de acción reafirmante, que tonifican y alisan la piel, evitando un deterioro mayor de las fibras elásticas. Se deben aplicar con movimientos ascendentes, y una presión capaz de generar calor y estimular la circulación sanguínea para que penetren mejor.


Grasa y celulitis

Otro drama común en esta zona es la acumulación de tejido adiposo, lo que constituye una de las alteraciones más comunes dentro de lo que se conoce como lipodistrofia. El hecho de que afecte mayormente en glúteos, caderas y muslos (zonas ginoides) se debe a que en esa área la mujer posee cinco veces más células grasas y de mayor tamaño que en otras regiones del cuerpo. La solución en este caso vendrá de los cosméticos con fines reductores, los que se distinguen por su capacidad de estimular el proceso quema-grasa. Para el verano la opción más apropiada son los que vienen en textura gel, que deben aplicarse mediante movimientos circulares para que se absorban mejor y los activos lleguen donde se ubican los tejidos adiposos. Entre los activos que la industria utiliza para estos fines destaca la centella asiática, que regenera los tejidos; cafeína, que aumenta la ruptura de los triglicéridos; extractos vegetales, que dilatan los vasos sanguíneos y mejoran la liberación de los adipositos, y algas marinas, que tienen un alto contenido de yodo, gran agente destructor de células grasas.

Más común que la acumulación de grasa es la aparición de la celulitis. Esta lesión se define como una modificación sufrida por el tejido producto de la acumulación de grasa, líquidos y toxinas. Cuando se genera esta disfunción, la piel aparece irregular y con pequeños bultitos. Sus causas son variadas, pero la principal es la acumulación de grasa, que se instala en los adipositos en forma de triglicéridos. También incide el envejecimiento del tejido, que se produce por acción de la glucosa sobre las fibras de colágeno y elastina responsables de la elasticidad de la piel; la herencia genética, y el empeoramiento de la circulación sanguínea, que hace que se retenga más agua y toxinas de la debida. A la hora de tratarse, debe tomarse conciencia de que no basta con usar un buen anticelulítico; será necesario además llevar una dieta sana y baja en grasas saturadas, consumir poca sal, y hacer ejercicio en forma regular. En relación a la ayuda de la cosmética, nunca está de más el aporte de cremas y geles que incorporan sustancias que aumentan la lipólisis o destrucción de los triglicéridos, o enzimas que rompen los tabiques fibrosos que sostienen la grasa. Es importante tener en cuenta que para optimizar el resultado es básico ser constante en el uso.
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