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Media monja, psicóloga y madre

01 de Junio de 2006 | 17:46 |
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A los 40 años, Pilar Sordo, experimenta una vida de cambios y nuevos proyectos. Separada hace ocho, el proceso que vivió con el término de su matrimonio la llevó a analizar lo sucedido y el resultado fue el libro “Viva la diferencia”.

Psicóloga de la Universidad Diego Portales, se especializó en adolescentes, trastornos de la alimentación, adicciones, valores y sexualidad, todos temas en donde su labor clínica la ha nutrido de abundante material y experiencias.

Motivada, quizás, por las consultas que recibe, en septiembre tendrá en el mercado un segundo libro referido a la sobre erotización de la sociedad y los efectos en la vida privada de las personas.

Corre entre sus consultas en Viña y Santiago, así como entre los distintos colegios que asesora a lo largo del país y algunos hogares de ancianos y enfermos que apoya.

-¿Estás sobre demandada?
“Desde hace miles de años que es así, vengo a Santiago los jueves. Siento que en este momento estoy sobre vendida (y se ríe). Estoy con un montón de cosas, todas que me encantan…”

Se da un respiro y argumenta: “Sabes lo que pasa, soy súper creyente, creo mucho en Dios y además, creo que trabajo para Él. Incluso, siento que por eso no tengo pareja, tengo la impresión de que Dios quiere que trabaje para su misión y que me preocupe de mis hijos”.

No puede contener esos chispazos de humor con los que se explaya en sus ideas y afirma: “Como que al caballero le bajó un ataque de posesividad conmigo, siento que los talentos que Él me dio, en este minuto, los tengo que utilizar. Estoy tratando de ser responsable con eso y, claro, eso me tiene súper cansada, pero al mismo tiempo, súper contenta”.

Como toda mujer, en algunos momentos se angustia, se siente sola y llora (lo teatraliza). “Me bajan todos los ataques de mina, naturales”, confiesa entre una carcajada, pero aclara que se le pasan rápido porque siente que todo el proceso tiene su razón de ser.

Durante el verano, después de su exitosa presentación en el Festival, el humorista Coco Legran reveló que Pilar le había enviado el libro “Viva…” y que lo había utilizado como base para su rutina. Desde entonces, los llamados aumentaron.

-¿Coco Legrand aumentó la presión?
“Es que lo que hizo el Coco, una persona a la que adoro, aceleró un proceso en el que ya estaba. Es tan tonto lo que pasa, de hecho lo conversaba con él. Es como suponer, por esta cuestión de la imagen, que porque ahora aparezco, ahora existo.
(Entre risas) “Esa sensación la estoy utilizando en términos de lo que a mí me interesa, que es poder ayudar a que la gente tenga una mejor calidad de vida. Hay una cosa que tengo súper adentro mío y es que siento que mi misión en la vida es despertar conciencias y por eso me encanta la dupla que tengo con el Coco –de hecho estamos preparando un libro juntos-. El Coco despierta conciencias desde el humor y yo desde la psicología, le doy un fundamento que él puede utilizar”.

-Claramente, debes tener una veta de humor en tu vida.
“Sí (se sonríe), el Coco siempre dice, en son de talla, que soy su versión en femenino. Me manejo en la vida con humor, me ha tocado sufrir mucho, gracias a Dios y por eso, ese aspecto es muy importante.
“Como me ha pasado de todo –lo único que no me ha dado es cáncer y lo digo despacito porque arriba todavía no cachan (y mira hacia el cielo)- he ido aprendiendo como a valorar el humor y creo que eso hizo que engancháramos tan bien”.

-¿Cómo está tu frente interno, tus dos hijos?
“Bien, ellos participan mucho de lo que hago. O sea, si tengo que ir al sur, los hago faltar a clases y van conmigo. Son súper buenos alumnos.
“Me encantaría estar más con ellos, pero también, como ellos han ido viendo mi proceso de vida, son los primeros en apoyarme. Mamá, si tienes que quedarte, hazlo, no importa me dicen. Además, Dios te coloca ángeles en la vida y yo tengo una nana maravillosa, una hermana y 800 amigas que, cada vez que tiendo a desaparecer por 2 o 3 días, se presentan. Son un staff que los miman y cuidan más que yo; al final, lo pasan mejor que conmigo porque además soy súper estricta”.

Pilar Sordo aclara que lo que está viviendo responde sólo a un período de tiempo, que es un ciclo que en algún momento va a decantar. “Creo que mis hijos entienden eso, no tengo la sensación de sentirme culpable, son súper partner míos, saben todo lo que estoy haciendo, la investigación la recitan de memoria. Funcionamos súper bien los tres, de hecho, ellos son mi cable a tierra”, explica.

-Ni preguntarte por tus pasatiempos hoy.
(Se ríe) “No poh. Disfruto estando en mi casa; estar echada, viendo tele, tejiendo o cocinando algo rico, para mí, es un regalo. He ido aprendiendo que la vida es un disfrute, entonces no tengo la sensación ni de trabajo ni de costo. Disfruto todo, la charla, el viaje, el agote. Además, yo rezo mucho y también canto, de repente”.

-¿En algún momento tus hijos te dicen mamá, no nos psicoanalices más?
“Intento no hacerlo y cuando lo hago, ellos me paran el carro. Son pocas las veces en que me lo dicen, además no me resultaría tampoco porque uno queda desconfirmada por ser la madre, por eso, a veces le pido a una amiga que hable con ellos.
“Sé que me pescan; tengo el privilegio de tener dos hijos maravillosos, choros, han enfrentado tanta cosa en la vida que tienen un temple distinto. Y disfrutan con esta madre media loca, media monja, psicóloga y madre como me dicen”.
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