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"La televisión ha sido un poco soberbia"

Esta periodista, con larga trayectoria en los medios audiovisuales, hace una fuerte crítica al conformismo que se observa en los canales de televisión chilenos y a la falta de toma de riesgos. Como creadora, hoy está abocada al lanzamiento del documental sobre Michelle Bachelet que dirigió, “La hija del general”.

07 de Septiembre de 2006 | 08:52 |
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Rehuye las entrevistas. Sólo las da por motivos de fuerza mayor como es en este caso, el estreno de su documental sobre la Presidenta Michelle Bachelet, “La hija del general” o cuando ha ejercido algún cargo de exposición pública.

Parece tímida, pero transmite una tremenda fuerza interior, la que refleja en sus opiniones, a veces duras y categóricas, sobre los temas que la hacen vibrar como la televisión y la producción audiovisual chilena.

La periodista María Elena Wood tiene más que autoridad en el área. Consultora de gestión y desarrollo de contenidos en los medios de comunicación, ejerció el cargo de gerente de Investigación y Desarrollo de Televisión Nacional entre el 2001 y 2003, estuvo involucrada en los inicios del canal “Rock and Pop” y como permanente observadora ha ejercido la crítica televisiva en diversos medios como revista “Caras” y “El Mercurio”, del cual es actualmente columnista.

-¿Qué te genera la televisión chilena?
“Mi primera sensación es que como sociedad no nos hemos hecho cargo de la decadencia en la cual está cayendo nuestra televisión en términos de contenidos.
“Esto no se trata de apuntar con el dedo, de decir oye, éste lo está haciendo mal y éste bien; creo que es un tema de sociedad”.

-Todos corresponsables.
“Sí, no ha habido una discusión seria, informada y responsable de la televisión que queremos tener. Hay un tema estructural, una situación de industria tremendamente compleja, que no está permitiendo que la televisión desarrolle contenidos que sean relevantes para la sociedad.
“Sí creo que la televisión juega un rol preponderante en el desarrollo de la transparencia en la sociedad, lo cual implica poder tener una sociedad más democrática, pero creo que nuestra televisión es tremendamente sectaria, refleja, de alguna manera, muchos de nuestros comportamientos… por ejemplo es una televisión completamente centralizada, que refleja Santiago”.

Reconoce que lo anterior -donde muchos chilenos, como los descendientes de pueblos originarios no tienen cabida en la pantalla- tiene no sólo que ver con el hecho de que la capital sea el centro económico del país, sino que “también por un descuido”.

“La televisión ha jugado un rol de integración, pero desde Santiago hacia las regiones”, dice. Agrega que efectivamente influye el tema de costos, “pero hay que buscar fórmulas ingeniosas que permitan hacer una real integración del país”.

-¿Hay una falta de autocrítica en quienes hacen televisión? ¿Se excusan cuando dicen que eso es lo que la gente pide?
“Sí, hay una falta de autocrítica ahí, pero falta lo mismo en los otros actores externos que no son capaces de decir a ver, de entrar en una discusión de mayor altura. Cuando uno está adentro trata de hacer lo mejor que puede con los medios que tiene y si la crítica de afuera es desinformada y despectiva, es difícil establecer un diálogo.
“Una de las características de las sociedades desarrolladas es que la ciudadanía, grupos de personas, son capaces de organizarse e influir, de alguna manera, en las cosas que los afectan en forma directa”.

-Pero tenemos una historia de falencia en materia de participación ciudadana.
“Así es, entonces, éste es un tema de sociedad. No es un tema de echarle la culpa a la televisión, es un tema nuestro, de ser incapaces de colocar en la agenda estos temas y ser críticos, ácidos, de manera constructiva e informada. Se trata de establecer elementos de presión positivos, o sea, que realmente sean escuchados”.

Aquí María Elena Wood hace un alto. No puede evitar señalar su rechazo al hecho de que cuando el nuevo miembro del directorio de TVN, Ignacio Walker, formuló críticas explícitas al rol del canal estatal haya sido objeto de reprimenda pública por parte de los directivos de la estación.

“Me parece que eso es una falta de transparencia en la aplicación del rol de garantes de una televisión pública. La televisión pública es de todos y por lo tanto, nosotros tenemos derecho a saber las diferencias internas que hay, las posiciones y lo que piensa cada uno de los directores. Y a nadie le extraña que se le exija a Ignacio Walker pedir disculpas públicas y no hablar nunca más. ¡Si esto es al revés!”, dice elevando el tono.

-Se han dado señales en orden a revertir el proceso como abandonar el “people meter on line” y sacar la farándula de los contenidos magazinescos. ¿Te hacen ser optimista o los ves como operación de maquillaje?
“Creo que mientras no exista la convicción profunda de que la televisión pública, particularmente –porque la privada es de privados y ellos puede determinar su línea editorial en forma libre sin que atenten contra la ley- tiene un rol que jugar más allá del pluralismo político, más allá de estar midiendo los tiempos que aparece cada partido en pantalla, creo que no van a haber cambios sustanciales”.

-Pero la televisión pública tiene que autofinanciarse igual que la privada y pelear la torta publicitaria.
“Nadie está obligado a hacer cosas que no quiere.
“TVN está obligada a autofinanciarse, pero la forma como lo hace no necesariamente tiene que ser igual a la que utiliza la televisión cuya línea editorial no les obliga a tener un rol social más allá del que implica la ley.
“Nosotros no le podemos imponer a toda la televisión los mismos parámetros, es distinto el rol de un canal público al de uno privado y lo que veo hoy es que hay una oportunidad en el Bicentenario de hacer cosas, que se desarrollen programas –como lo está haciendo el canal 13- de contenido que hagan sentido de identidad, de nación. Ahí veo una oportunidad, pero sin convicción profunda, lo otro es maquillaje”.

-Como reponer “La tierra en que vivimos” sin estar confiados de su buen rating.
“Claro. Cuando TVN decidió hacer “Nuestro siglo” el equipo ejecutivo asumió que este programa iba a dar pérdidas y en todos los gráficos no aparecía en rojo, sino que en morado. Nos tocó competir con un programa estelar de Cecilia Bolocco y no sólo no perdimos plata, sino que salimos en azul y competimos mano a mano con canal 13, incluso ganándole algunas veces”.

María Elena asegura que le encanta la entretención porque como cualquier ser complejo tiene múltiples intereses, pero así como le gusta entretenerse, también le encanta aprender, informarse, emocionarse. “Todos los géneros son válidos, el punto está en vivir la vida desde un mismo ángulo; hay tiempo para todo y siento que esos tiempos no están hoy en la televisión”, señala.

“Siento que la televisión ha sido un poco soberbia; efectivamente la televisión tiene un tremendo poder, la mayoría de los chilenos nos informamos por ella y por lo tanto, hay una cierta decisión de quedarse en el cuadrante de la comodidad, de no tomar riesgos”, afirma.

-¿Por qué?
“Porque efectivamente los riesgos cuestan caro. Hay muy poca inversión en desarrollo e innovación. Las buenas televisiones en el mundo reciben 100 ideas, que se transforman en 20 programas pilotos y de esos llegan a ver la luz dos. Nosotros no tenemos ese sistema de producción porque hay un tema de costos… es lo mismo que pasa con el periodismo de investigación, es muy caro y por lo tanto, es más barato no investigar; los medios no están disponibles para invertir en un periodista que se demore tres meses en sacar un tema.
“Ahí tenemos un déficit que tiene que ver con estructuras económicas, pero vamos a llegar a un punto en que nos vamos a ir quedando atrás, siendo una televisión cada vez menos representativa. La gente igual la va a ver, pero eso no significa que la represente. La televisión es el medio que más ha bajado en la percepción de confiabilidad de la gente”.


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