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A la vanguardia de la UDI

El alcalde de Las Condes siente que ha hecho un diagnóstico de la sociedad y del rol que su partido debe jugar en ella que se ha adelantado por mucho al de los dirigentes. Por eso, piensa que no se repostulará al municipio, dejará la política en términos de cargos de poder y, tal vez, incluso abandone la militancia.

20 de Septiembre de 2006 | 09:42 |
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Al alcalde de Las Condes siempre le motivó el servicio público, pero tenía muy claro que para meterse en política, había que hacerlo con independencia; o sea "no depender de la actividad política, ya fuera del cargo, de un partido ni de nada". Por esa razón, al salir de la universidad, se dedicó sólo a trabajar en lo suyo, la construcción, junto a un grupo de amigos.

Para las primeras parlamentarias, en 1989, sintió que podía servir de algo en el sector que más lo representaba y se ofreció a ayudar en lo que lo necesitaran. "En algún minuto, el año '89 cuando estaba recién abriéndose la democracia, llamé a Jaime Orpis que había sido compañero mío de colegio y le dije ¿En qué te puedo ayudar?, pero sin pensar en meterme yo a la política jamás, sino como una colaboración transitoria. Terminé siendo su jefe de campaña y volví a trabajar a mi inmobiliaria".

El '92, para las municipales, algunos de sus amigos de la UDI lo llamaron para preguntarle si podía sumarse a la lista de candidatos a concejales, porque necesitaban mucha gente. "Dije bueno ya, pero siempre desde un plano totalmente independiente".

-Y saliste electo.
"Sí, pero fue muy divertido, porque salí con los votos de Lavín; si a mí me conocían los amigos y la familia, que fueron los 620 votos que saqué".

-¿No conocías a ninguno de los otros concejales?
"Sólo a Esteban Tomic, porque yo era amigo de su hermano menor, Francisco. Ahí conocí a Joaquín Lavín, a Raúl Torrealba… bueno, a todos en el fondo".

-¿Por qué entraste a militar a la UDI y no mantuviste la independencia?
"En una votación del concejo, voté en contra de lo que estaba proponiendo Lavín y me sentí muy mal, pero tampoco podía respaldar algo que no encontraba adecuado. Me sentí como traicionando a la persona que, de alguna manera, me permitió llegar a ese lugar; entonces, para que no hubieran malas interpretaciones, fui y me inscribí en la UDI".

-¿Sólo por eso?
"No, no, no. No te olvides que fui gremialista en la Universidad Católica, fui jefe de campus en San Joaquín; o sea, tenía una cercanía con el gremialismo y con la gente que participaba en la UDI, además yo había ido como independiente, pero respaldado por el partido".

-Pero es curioso que no te gustara la política porque te quitaba independencia y después meterte al partido más rígido.
"Sí, pero era una situación personal. En ese minuto estaba ocupando un cargo gracias a una votación de Lavín, no mía propia. Si bien es cierto yo no podía traicionar mi conciencia, era incómodo no apoyarlo. Ya siendo miembro de la UDI me sentí en libertad total de votar como quisiera".

-Sin embargo no siempre tus opiniones le gustan a la cabeza de tu partido.
"Lo dices por el último Consejo General…mira, yo, al menos, he podido decir lo que he querido y lo que pienso, con un ánimo constructivo, aunque algunos piensan que es lo más destructivo que hay. Yo lo digo porque de verdad creo que es una contribución. Hasta ahora nadie me ha sancionado por lo que he dicho ni por lo que pienso; nadie me ha echado".

-¿Crees sinceramente que tus críticas servirán para que la UDI sea un partido más participativo?
"Tengo un diagnóstico: si no cambia, creo que no le va a ir bien".

-¿En qué no le va a ir bien?
"No le va a ir bien en las próximas elecciones. Creo que la gente y el mundo hoy en día no están para partidos paternalistas o asistencialistas, porque cada vez es menos la gente pobre y más la clase media.
"Ésta tiene la virtud de que es una clase esforzada, de trabajo y, por lo tanto, mucho más exigente. Nadie llega por asistencialismo del Estado a la clase media, entonces nace una cultura de que éste es el que debe resolver las cosas".

-Y exige.
"Claro, es mucho más cuestionadora de cómo y por qué. Por eso, probablemente, uno se sorprende de que en este país que se dice tan católico, cuando uno pregunta por la píldora del día después, la gran mayoría la acepta. Es que ahí hay un tema pragmático, les soluciona el problema.
"Yo creo que el cambio que se ha producido en este país no es percibido todavía ni por la UDI ni por todos los partidos políticos. Me parece que es un país que está pasando de la niñez a la adolescencia".

-¡Nos toca la parte peor!
"¡Por supuesto! Lo hemos visto con la 'marcha de los pingüinos', lo vamos a ver con la falta de respuesta a la delincuencia… hay síntomas. La transición terminó, hoy todos están exigiendo, mirando al futuro".

Explica que aún cuando Chile está en un desarrollo acelerado, todavía tiene rasgos de país tercer mundista, como la falta de transparencia del mundo político. "La política de los países desarrollados no es como se hace aquí. En ellos si un político dice algo que no es correcto, que no es verdad, recibe un castigo tremendo… aquí todos los días dicen mentiras los políticos".

-Eres bastante anárquico para estar en la UDI, insisto.
"Yo no me siento anárquico, de verdad. Mucha gente me ha dicho bueno porqué no te vas de la UDI; yo creo que si me fuera, me sentiría traicionando lo que yo estoy criticando".

-¿Cómo así?
"Yo siempre he criticado que la derecha no ha podido ser gobierno, porque es anárquica. La anarquía no es tener opiniones distintas; al revés, son aquellos grupos o personas que cuando piensan diferente, se dividen, se segregan".

Agrega que, efectivamente, él piensa distinto en varios temas, pero que en el Consejo General de la UDI se dio cuenta que no era el único. "Me aplaudieron mucho más de lo que yo pensaba y creo que muchos de los UDI históricos que estaban ahí también se sorprendieron de eso. Obviamente que la gente está captando que las cosas van en la línea que yo voy diciendo. Ahora, cuánto nos demoremos, cuándo va a ser… no sé".

-Pero si la meta son las presidenciales, quedan apenas cuatro años, y menos.
"Yo lo he dicho, es muy difícil que en cuatro años seamos gobierno, salvo que en la Concertación se genere un caos. A mí, personalmente, no me gustaría llegar así al gobierno, porque administrar un caos no es lo mejor para el país.
"Hoy día no hay ninguna razón para que los chilenos digan que van a elegir a la Alianza para que los gobierne. Ninguna, de verdad".

-¿Qué debería hacer la Alianza, entonces?
"Hay una gran bandera política que nosotros podríamos tomar, que es la de la transparencia, la de la participación y la de la democracia. Si la cultura democrática no es de la izquierda, es nuestra. No veo por qué nosotros no podemos mostrarle al país que podemos avanzar en la dirección de lo que son los países desarrollados, que tienen una cultura de la democracia donde el ciudadano efectivamente manda".

-¿Acaso todos los países desarrollados tienen gobiernos de derecha?
"Yo pienso que nuestro sector es centro, centroderecha. Para mí, nosotros representamos el mundo occidental pre caída del Muro de Berlín".

-¿No es incongruente tu discurso con militar en un partido que ni siquiera tiene votaciones para elegir la mesa directiva?
"Bueno, pero sí eso es lo que yo critico, obviamente. Pero no es incongruente, yo creo que la UDI nació con Jaime Guzmán en una época que había guerra fría y una sociedad distinta; habían partidos políticos con visiones de sociedad distinta. Los partidos de derecha y de izquierda tenían visiones absolutamente antagónicas, no había puntos de encuentro. A fines del '88 el mundo empieza a cambiar lentamente y ambas visiones empiezan a encausarse en una mirada que tiene dos pilares fundamentales: la democracia y la economía de mercado; con un estado que tiene mayor o menor intervención, de acuerdo a qué partido esté gobernando".
"Jaime Guzmán murió el '91 sin asimilar todos estos cambios".

-Eso habla muy mal de sus más estrechos colaboradores ¿sin él fueron incapaces de darse cuenta de los cambios?
"No te olvides que este partido lo formó Jaime Guzmán, con reuniones en su casa, a la pinta de él, para generar una estructura muy útil al momento político que se estaba viviendo".

-Insisto ¿los dirigentes no piensan por sí mismos como para hacer el mismo análisis tuyo?
"Bueno, yo lo hago más libre, porque lo hago desde afuera".

-¿No será que tienes intenciones de ser Presidente?
"Noooo, ninguna; ni siquiera de llegar a ser candidato, bajo ningún punto de vista. Si me lo pidieran estaría dispuesto, sería un bonito desafío; pero el proceso para llegar a eso es de muchos años, de muchos sacrificios familiares y personales que yo no estoy dispuesto a asumir, no más".

-¿Tampoco como parlamentario?
"Tampoco… no. Honestamente, creo que voy a terminar este período de alcalde y me voy a ir; lo más probable es que no repostule".

-¿Seguirás en la UDI?
"No sé (se ríe). Me siento UDI, tengo grados de pertenencia, principalmente porque hay gente en el partido que conozco desde chico. Creo que están en un proceso demasiado lento, pero también estas cosas el tiempo las resuelve y le da la razón, en este caso, a ellos o a mí.
"Como no tengo ninguna aspiración, pienso que mi contribución ha sido que el cuestionamiento interno empiece antes. Eso es todo".

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