Además de inconformista, es muy crítico. No acepta cualquier papel que le quieran dar; le gustaría conseguir más fondos para poder estar montando obras constantemente con su compañía y encuentra que le falta rigor al teatro en Chile.
“Son tantas las obras que se ensayan dos o tres meses y se montan altiro. Encuentro que hay poco rigor en el medio nuestro, para enfrentar la actividad. Uno ve tantas obras, una tras otra; se montan, se caen, se estrena una, se estrena otra y... (hace un gesto como que son más o menos, no más)”, dice.
-¿No encuentras que esa movilidad le da un poco más de actividad cultural al país?
“Sí, pero creo que el teatro – bueno, no tooodos los teatros, porque hay para todos los gustos y de todos los estilos-, pero, a mí, me gusta más profundo, dedicarle más tiempo, el tiempo que requiera la obra”.
-¿Y que tengan un poco más de peso?
“Claro. Encuentro tan trivial lo que se está haciendo; no me llama la atención como actor, tampoco como público”.
-No vas a verlas.
“No, soy pésimo para ir al teatro; cuando voy es porque quiero ver a algún amigo. Lo encuentro demasiado trivial.
“Siempre he sentido como que el teatro va demasiado atrasado; la literatura, la pintura van más adelantadas”.
-¿En Chile o en el mundo?
“En Chile. Como que el teatro fuera más lento, más tarde, más atrasado; siempre repitiendo la misma fórmula, tratando de ser comercial solamente. Se ve poca gente que busque más profundidad. Bueno, es mi mirada, desde la ignorancia, pero no me llama la atención eso”.
Explica que cada vez que monta una obra con su compañía – que integran también sus amigos Paolo Conte, Marcelo Sánchez y Jaime Mac Manus- se toman mucho tiempo ensayándolas y preparándolas.
-¿Te falta más contenido en las obras que se están presentando?
“Sí, pero, bueno, es difícil... si hasta encontrar una sala de ensayo es complicado. Igual, no sé, debiera haber más rigor, incluso entre nosotrso mismos.
“No sé que piensa la gente que va al teatro. No sé si va porque espera ver algo novedoso, algo que abra puertas, que sea de vanguardia, que vaya en la delantera... pero, en general, no va por ahí”.
-Pero hay cosas novedosas y vanguardistas.
“Sin duda, pero lo que predomina es lo trivial”.
-¿No tendrá que ver con qué quiere ver el público?
“Estamos muy acostumbrados a lo trivial, pero ¡ya!, mejor hablemos de algo bueno”.
-Siendo tan crítico, ¿qué ha significado para ti participar en las teleseries nocturnas de TVN?
“Tiene dos lados. Uno es que a mí me gusta hacer algo que no sea tan pa’ cabros chicos, en un horario más tarde; los personajes pueden ser más reales, eso es muy bueno y yo lo paso bien trabajando en la tele, me gusta trabajar en grupo, es muy agradable trabajar así.
“Por otra parte, siento mucho pudor, me cuesta mucho verme en pelota, ahí, haciendo escenas; me da mucha verguenza”.
-Pero no te cuesta hacerlas.
“No, no me cuesta, pero, después, verlas, me da mucha vergüenza. Si ya fui caradura pa’ hacerlo, no voy a ser cadura pa’ verme... ¡no! ¡mucho!”
-¿Te parecen de buena calidad?
“A mí me cuesta mucho criticar lo que hago. Veo poco de lo que hago, súper poco. Ya lo hice y es para el público, para que lo vea y lo disfrute o no”.
-Dices que no te miras en las teleseries, ¿y en el cine?
“Hay cosas que no he visto. No sé, me da pudor ir a los estrenos; soy bien quitado de bulla, la verdad, y esas instancias no me gustan”.
-Pero te reconoces vanidoso, ¿cómo se entiende?
“Más que la cresta. Sí, pero ya renuncié a mirarme al espejo, hay que dejar de mirarse el ombligo tanto rato... me he mirado mucho el ombligo en la vida. Nooo, me da verguenza ver; además que nunca encuentro que lo hago bien, siempre miros las pifias, las pifias, las pifias...”
-¡Más encima perfeccionista!
“Jajaja. Mmm. No lo paso bien viéndome, prefiero quedarme con lo que me dice la gente. Con eso estoy feliz y me doy por pagado. Prefiero eso.
“Además es ilógico tener la posibilidad de mirarse, porque cuando uno hace teatro no se puede mirar, estás encima. Esto de poder verse es muy raro”.
-Pero uno no se ve sólo a sí mismo, también al producto.
“Te aseguro que uno se mira a sí mismo no más. Si ponís un grupo de actores cada uno mira su personaje, nada más”.
-¿Es una buena apuesta ésta de las teleseries nocturnas?
“Sí. Algunas estarán más logradas que otras, habrá historias mejores que otras; pero prefiero que haya un producto nuestro, que nos pertenezca en la tele, que estar viendo seriales gringas antiguas o qué sé yo. Que sea bueno o malo, ya es otro tema”.
En cine, actuó como el poblador con problemas de intimidad en “El chacotero sentimental”; rodó con Joaquín Eyzaguirre “Tres noches de un sábado”; un papel chiquitito en “Diarios de motocicleta” (“Es un gran recuerdo haber estado en esa pega”, dice); “En el baño”, de Gregory Cohen y ahora en la de Waissbluth.
“Mira, al final, lo mejor de esta pega es la gente con que uno trabaja. Trabajar con Gregory es un agrado; lo mismo con una larga lista de actores, con los que es una experiencia y un aprendizaje trabajar... de toda edad ¡Es lo mejor de mi pega! Conocer gente que sabe hacer lo suyo y lo hace con un oficio, con una elegancia, que es un agrado.
“Como es un trabajo en equipo, cuando todos suman es genial y, si más encima te hacís amigos de ellos, es la raja”.