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“Las familias numerosas son lo mejor que hay”

13 de Noviembre de 2006 | 12:56 |
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Ramón Ulloa es chilote; nació el 7 de marzo de 1968 en Castro, pero se ve bastante menor. Viene de una familia grande, él y su hermana melliza son los hijos 8 y 9 de seis hombres y tres mujeres.

Cuenta que tomó real conciencia de lo que significaba venir de una familia tan grande ya mayor, cuando formó su propia familia y también lo hicieron sus hermanos. “Nos juntamos todos y es un tremendo choclón, muy entretenido”.

De niño, recuerda, era bien regalón, pero como tenía bastante diferencia de edad con sus hermanos, “en las cosas serias como que no te toman muy en cuenta. De adulto, uno empieza a darse cuenta de lo grato que es, a entender que las familias numerosas son lo mejor que hay”.

No obstante, él y su mujer tienen sólo tres hijos: Felipe de 12, Valentina de 9 y Salvador que cumple 2. Pero familia le sobra, ya que cuando debió entrar a estudiar, se fue a vivir con unos tíos a Puerto Montt y el apego a sus cinco primos es tan grande que los considera otros hermanos más. “Al final, la familia es enorme, enorme, muy típico del sur”, dice risueño.

A pesar de que su camino en el periodismo ha ido avanzando a pasos agigantados, según él debido a su “buena estrella” y que, al escucharlo, pareciera que se pasa el día entero en la pega, dice no ser trabajólico.

-¡Todos los hombres dicen los mismo!
“No, no, de verdad que tengo conciencia de que mi mundo no comienza ni termina en el trabajo; es decir, en realidad mi vida esta fuera de aquí. Este es sólo mi trabajo; por lo tanto, aunque le dedico parte importante de mi tiempo, trato de ser efectivo, de que las cosas salgan rápido y bien hechas en el momento que tienen que durar, pero mi mundo está fuera de aquí. Mi mundo íntimo es mi familia, mis amigos, mi familia extendida, mis compañeros de fútbol”.

-¿Sigues jugando fútbol? ¿Una vez a la semana?
"Una o dos veces, cuando se puede. Pero, como te decía, soy feliz trabajando, pero más feliz de vacaciones, que ojalá duraran tres meses".

-¿Por eso te complica el tema del rating?
"Claro, mis motivaciones no son competir y ganar, sino instalar temas de interés, con contenido que vayan abriendo espacios y se vuelvan necesarios. Que uno no se siente a ver televisión sólo para pasarlo bien, sino también para reflexionar".

Cuando habla de su familia la cara se le ilumina; cuenta que pololeó siete años con Danisa, su mujer, desde antes de venirse a estudiar a Santiago y van a cumplir 14 casados. Aunque ella no pertenece al medio, entiende perfectamente el trabajo de su marido; no así sus hijos, especialmente Valentina, que se molesta mucho cuando la gente los interrumpe durante alguna salida en familia para saludar o pedirle autógrafos a su padre. "Ellos hacen perfecto la separación entre el tipo que trabaja en la televisión y su papá", dice.

-¡Pero eso se los has inculcado tú!
"Bueno, claro, yo también soy muy celoso de mi círculo íntimo".

-¿Qué te queda del provinciano?
"La comida; todo lo que sea del sur: una buena cazuela de mariscos, un cordero al palo, un curanto… en realidad, todo".

Vive en Peñalolén y en su casa hay un sitio especialmente destinado para preparar el cordero al palo. En esta época ya empieza a encargarle lechones a sus hermanos para disfrutar junto a sus amigos en casa, porque es la temporada precisa.

-Hablas mucho de los amigos, ¿conservas esa cordialidad de los sureños?
"Sí, soy amigable, aunque mis amigos, con los que estoy en confianza, es un círculo más reducido. Cultivo buenas relaciones; incluso hay gente que no veo hace muchos años, pero sabes que estarán a tu lado en los momentos difíciles".

También le gusta la música; se declara "nostálgico de los '80 y el rock latino en general". Como buen periodista, lee harto: sobre lo que está pasando, los libros en boga para tener una opinión y mucha novela, porque le encanta. Confiesa, eso sí, que la poesía no le gusta para nada, tal vez porque no le llega o no la entiende.

-Eres bien hermético, no te gusta hablar de ti.
"Tengo un genio medio complicado y no me dejo penetrar fácilmente, soy celoso de mi intimidad. Trato de no hacer lo que critico en los demás; me carga la gente que expone su vida privada, tal vez por eso me paso un poco de revoluciones".

-¿Vicio privado?
"Comer. Sentarme a comer con amigos en mi casa y ojalá preparar yo la comida. Me gusta conversar comiendo, que es la cultura heredada del sur. Allá las cocinas son grandes, son comedor también; son calientitas por la cocina a leña y, muchas veces, detrás de ella hay una especie de somier para echarse una siestecita.
"Como yo tuve la fortuna de disfrutar de mi madre en ese lugar, porque no trabajaba, cuando me reúno con los amigos en torno a la mesa, revivo mis recuerdos de infancia junto a ella en la cocina".
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