Disminuye el matrimonio y aumenta la convivencia. Aumenta la edad promedio en que se casan hombres y mujeres. Y el número de parejas sexuales a lo largo de la vida se ha hecho más parecido entre ambos sexos: en ellas ha aumentado y en ellos, bajado.
Estos cambios se observan en las cifras de distintas encuestas nacionales de las últimas décadas. La psicóloga Irma Palma, académica de la U. de Chile y experta en sexualidad, hizo una revisión de siete estudios chilenos -Casen, INE, Mineduc, Minsal, Injuv, U. de Chile, etc.- y concluyó que los procesos de modernización del país han transformado también los comportamientos sexuales de los chilenos.
Según concluye la psicóloga Irma Palma, el proceso de modernización acelerado que ha vivido el país en las últimas tres décadas ha promovido que las personas tracen sus propios proyectos de vida de un modo más singular o individual de lo que se daba antes. "El mercado presiona a la individualización de los sujetos, lo que lleva a la heterogeneidad de la sociedad".
Se trata, entonces, de una sociedad más diversa, que escapa a la homogeneización a que llevaban las instituciones en décadas anteriores.
"Desde el punto de vista de las trayectorias sexuales de las personas, se observa una separación de la iniciación sexual respecto de los procesos de uniones de pareja. Es decir, la sexualidad se desinstitucionaliza", afirma la psicóloga.
Las cifras de iniciación sexual se han estabilizado para hombres y mujeres en alrededor de los 18 y 17 años, respectivamente. Pero la edad promedio en que se contrae matrimonio ha subido crecientemente para ubicarse en los 29 (ellos) y 26 años (ellas) .
Asimismo, las tasas brutas de nupcialidad han descendido notoriamente: en 1990, por cada 1.000 chilenos, en un año se casaban 7,5; en 2003, lo hacían 3,6.
Pero no solamente se trata de la individualización que promueve el mercado, apunta Irma Palma. También hay un sistema que lleva a las personas a hacerse cargo de su propia vida; pero no siempre están las bases materiales para eso. "La individualización terminó con las familias extensas", ejemplifica la psicóloga. No están las mismas redes de apoyo de antaño, lo que complejiza la vida de las personas.
Los datos estadísticos muestran que en 1970, en promedio, en cada casa vivían 5,3 familiares; en 2003, eran 3,6.
Trayectorias diversas
Los censos nacionales muestran un claro aumento de las convivencias y las separaciones. Y frente a ello, la psicóloga se pregunta por las trayectorias sexuales de las personas que ya no viven dentro del matrimonio. La Encuesta Nacional de Comportamiento Sexual (1998) muestra que de los hombres separados, el 82,% está activo sexualmente, y de las mujeres separadas, sólo el 46% lo está.
Asimismo, la mayor parte de las separadas tiene sexo con pololos o novios (41,6%), y el grueso de los separados varones con "amigas". El sexo ocasional (con recién conocidos), casi no se da entre las mujeres separadas, pero entre los hombres separados se observa en el 11%.
Otro cambio llamativo se da en el número de parejas sexuales. En los años 30 los hombres decían tener, en promedio, 14 parejas sexuales a lo largo de su vida, y las mujeres, declaraban 1,4. En los años 80, en cambio, los varones declaran 4,8, y las mujeres 1,8.
También se está asemejando en ambos géneros la edad de iniciación sexual. En los años 60, ellos partían a los 17 y ellas a los 20. Ahora, la edad de inicio se ha estabilizado en 17 para ellos y 18 para ellas. Irma Palma cree que las iniciación se concentrará en esas edades y que no habrá, en el futuro próximo, un aumento de las iniciaciones precoces ni tampoco de las tardías.
"Se ha construido una legitimidad en torno a iniciar la vida sexual en la etapa posterior a la escolar. De hecho, según una encuesta del Mineduc de 2004, los padres y los profesores coinciden en que la edad adecuada para comenzar la vida sexual son los 19, y los jóvenes no dicen algo muy distinto: 18 años".
"Según las cifras, las mujeres separadas tienen un mejor nivel educacional, trabajan más y son más pobres que las otras mujeres"