"Como terapeuta, yo puedo empatizar con un adolescente, pero cuando termine el proceso, no lo voy a seguir viendo. La familia, en cambio, va a estar con él toda su vida", dice el psicólogo Daniel Santisteban, investigador del Centro de Estudios de la Familia de la Universidad de Miami.
El profesional está en Chile ofreciendo desde hoy un seminario en el cual enseña un modelo de "terapia familiar breve", desarrollado por su equipo, que ha sido exitoso en el tratamiento de adolescentes adictos a las drogas.
Los resultados de este tipo de terapia fueron medidos con un estudio, realizado por la U. de Miami, en el cual se comparó a un grupo de jóvenes tratados bajo esta modalidad -terapia familiar breve- con otro que recibió terapia de grupo. Se trató de 126 jóvenes, de entre 14 y 17 años, de ambos sexos, que además del consumo de drogas, tenían problemas conductuales y conflictos con la ley.
Después de un proceso terapéutico de varias semanas, se vio que de los que habían estado en terapia familiar breve, el 45% había reducido su consumo; en el otro grupo, en cambio, sólo el 11% había mejorado y el 40% había empeorado.
"Nos sorprendió que tras la terapia de grupo se haya producido un empeoramiento. Vimos que ocurrían procesos bien destructivos para algunos jóvenes en estos grupos: algunos les enseñaban a otros cómo delinquir", dice Santisteban.
En la terapia familiar breve se trabaja en sesiones semanales durante un lapso de 12 a 16 semanas. En las sesiones participa el joven junto a todos los miembros de su familia y, según explica Santisteban, se trata de reestructurar las relaciones familiares en función de lograr la mejoría del adolescente.
"Uno de los procesos importantes es lograr alinear a la familia en torno al apoyo del joven; que los padres le hagan sentir que no se han dado por vencidos, que aún creen en él".
Otro aspecto que deben trabajar hijos y padres es la creciente autonomía que éstos últimos deben darles a los primeros a medida que van creciendo. Sin embargo, ellos deben saber ganarse esta autonomía. "A los adolescentes les hacemos ver que con su comportamiento están bloqueando lo que ellos desean: que les den más libertad. Creemos que ambas partes deben hacer cambios, y eso se puede negociar en terapia".
El equipo de Santisteban está estudiando de qué modo este tipo de terapia se puede combinar de manera efectiva con la terapia individual. "Estamos viendo qué intervenciones individuales se pueden agregar para tener un mejor impacto".