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“No vengo a salvar nada, no vengo a descubrir nada”

La showoman, después de 16 años en Miami, quiere aportar desde afuera al desarrollo de la televisión formando talentos profesionales y capacitados para competir. Por el momento, no se plantea volver al escenario.

27 de Septiembre de 2007 | 09:35 |
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Va por la vida con cuadernos de Betty Boop, esa chica de pelo corto y negro y una apretada minifalda que hizo de las suyas en los ‘30 y ’40. Dice que no había asimilado que la caricatura la representaba hasta que un día vio un video de la historieta y cayó en la cuenta de que tenía la misma forma de caminar que la Valkiria, la sexy secretaria de “La oficina”.

Maitén Montenegro se ríe y revela que sus alumnos de la academia del reality Fama, al darse cuenta de su fascinación, comenzaron a regalarles otros implementos y accesorios con Betty. Y no tiene ningún complejo en contar la anécdota.

Es que la Maitén está en otra. Después de una exitosa vida como showoman y productora de televisión, de 16 años en Miami, a su regreso, sólo desea poder disfrutar más sus tiempos y transmitir toda la experiencia que ha acumulado en más de 42 años de carrera.

Y en eso ha estado. El sábado 28 inicia el primer “workshop” de baile que se haya hecho en Chile, una especie de seminario donde bailarines y profesores se reúnen a perfeccionar sus técnicas y conocer de las nuevas tendencias. Todo un desafío que espera continuar, primero, con la productora que ya está montando y, segundo, con un estudio para talentos infantiles que espera concretar en el futuro.

-Partamos hablando de la televisión chilena.
“Aaaahhhhhhh, diablo, vamos al tiro con las cosas serias” (dice mientras se introduce una vitamina C en la boca y confiesa que este gélido clima de Santiago la tiene en estado de shock; mal que mal estuvo en un clima caluroso y húmedo mucho tiempo lo que, de paso, bromea, hasta le mejoró el cutis).

-16 años afuera, ¿cómo ves la televisión chilena hoy?
“Muy parecida a la televisión latina de Estados Unidos. No la veo muy distinta; creo que, en general, a nivel latino, está pasando por su mejor momento como negocio; es el mejor momento como gran inversión; es el medio que entra, que vende. La veo muy bien en ese aspecto, pero la veo un poquito pobre en el aspecto creativo, vanguardista porque como que las dos cosas no van muy juntas de repente.
“La vanguardia, el atrevimiento, la creatividad de nuevos proyectos son un riesgo y si tú tienes un gran negocio, quieres correr pocos riesgos”.

-¿Y la calidad?
“¿La factura técnica?”, pregunta como tratando de hacerse la lesa.

-No, de contenidos.
“La calidad de contenidos está en el rubro del poco atrevimiento (se pone a reír). Creo que, en general, es un proceso que entiendo; entiendo que la televisión como negocio requiere de una atención y cuidado de muchos elementos que a veces no se compatibilizan con la calidad, creatividad y talento en las cosas. Tal vez esa fue la razón por la que quise descansar un poquito de la televisión, salirme de ella, trabajar de afuera para adentro, trabajar con los talentos y llegar después a la televisión.
“Yo soy una mujer de televisión. Hace más de 42 años que estoy en la televisión, estoy hace 30 años ininterrumpidamente dedicaba a ella, me gusta, considero que la tecnología, junto a la creatividad, son un tremendo elemento; es el medio donde, exactamente, quería estar, entonces tengo mucha responsabilidad con ella. Quiero aportar, ayudar a desarrollar nuevos proyectos con los jóvenes, hacer cosas, buscar un poco la identidad de las cosas.
“Pienso que hay que hacer un trabajo”.

-¿Se puede hacer ese trabajo con una televisión tomada por la farándula?
“Creo que todas las cosas tienen ciclos. Yo estuve vinculada a un proyecto que se llamó “Maijope show” en el año ’68 que duró tres años; era un trío del espectáculo que hacía baile, canto, comedias; fuimos un grupo de mucha vanguardia en ese momento y nadie estaba pidiendo que lo fuéramos, pero nosotros teníamos necesidad de hacer cosas. Por eso, insisto, los ciclos se van dando; “Jappening con Ja” también marcó una época en que nadie se lo imaginaba, estábamos en dictadura y era un esquema que a nadie se le ocurrió que pudiera resultar, pero nosotros creímos en la idea, no estábamos pensando en vender nada, sólo en desarrollar cosas.
“Lo que a mí me pasa es que la televisión es mi medio, no me he muerto de hambre, he sido feliz, todo depende mucho de cada uno; entonces como artista uno tiene que tomar la responsabilidad y aceptar el desafío de crear, renovar, mover, buscar”.

-Algunos dicen que le falta autocrítica a la producción chilena de TV; que no están creando, que están copiando, es más, compran los formatos.
“Es que los entiendo; vengo de la televisión latina, de haber trabajado 10 años al lado de Univisión que es la cuarta cadena en EE.UU. incluida la norteamericana, con una tremenda llegada, tremendo mercado y tremendo negocio; eso es algo que determina mucho, hay ingenieros comerciales manejándola. Creo, además, que un artista es un producto; eso hay que asumirlo, pero no es el medio, la televisión el que debe estar preocupado de que el artista permanezca y se supere; el medio está remitido a llegar, impactar y usar fórmulas probadas. No hay tiempo para probar fórmulas, porque si lo estás haciendo por si las moscas, otro canal se te metió por los palos”.

Por este mismo panorama que describe es que Maitén Montenegro resolvió no aceptar el contrato por 2 años que le ofreció el canal 13 en diciembre y sólo se quedó como directora de la academia de Fama. Ella quiere formar talentos, niños, como lo hace en su estudio en Miami, y transmitirles todo lo que implica tomar una opción por esta carrera.

-Desarrollar talentos, pero ¿tienen cabida en la TV?
“Déjame hacerte un pequeño aparte. Me comprometí con el reality para conocer Chile de adentro, a los jóvenes, para tener contacto con la televisión, que no me contaran; para saber donde podría aportar mejor mi aprendizaje fuera. La labor es lenta y larga, no creo que todo lo que quiero hacer vaya a pasar ahora, a lo mejor van a pasar en 5,6,7 u 8 años y a lo mejor no lo voy a ver, pero quiero intentarlo.
“Para mí la cuestión es vocacional, lo fue en EE.UU. los 12 años que he guiado; es enamorar de la carrera, explicar lo que es y que el niño que hoy tiene 5 o 7 años decida a los 15 si es eso lo que quiera hacer, estar, pero no en base a que los famosos son ricos y viajan por el mundo, sino que entender que, en paralelo a eso, hay un trabajo, dedicación, esfuerzo, renovación constante, un pelear tu lugar. Esta es una de las pocas carreras donde con el cartón no estás asegurado en nada.
“Ahora, paralelo a esto hay que generar fuentes de trabajo”.

-Okey, ¿hay espacio para eso?
“Tengo la sensación de que esta cosa es un gran negocio cuando está de moda, entonces todo el mundo quiere aprender esto, todos quieren poner lugares para enseñar esto, entre comillas, hacer una carrera de arte moderno en la televisión. Las fuentes de trabajo son escasas, razón por la cual hay que elegir con más cuidado si te quieres dedicar a esto; si no se hace, todos estarán llenos de frustración, porque no hay tantos sitios, tantos lugares para desenvolverse. Si se recibe a todo el mundo y no se es selectivo en el colador, se va quedando todo el mundo y todo mundo no va a tener trabajo. Hay que ser serios para que permanezcan los que están capacitados para enfrentar el desafío, fuera de tener talento y disciplina; quiero ayudar a generar un trabajo más competitivo porque en Chile la gente compite muy poco consigo mismo y luego, menos con el resto. Hay que trabajar, ponerse desafíos y metas personales para lograr el objetivo final como ser famoso... y famoso es una manera de decir, porque no existe la universidad de la fama, si hubiera una, yo habría ido”.

-Además, la televisión es cruel. Los de antaño no están y los de hoy, duran poco.
“Es que un medio de gran moda y al serlo no te puedes quedar en la misma moda toda la vida. Yo creo que he cambiado de ropa mil veces y el largo de la falda, otras mil. Realmente, el artista que funciona en televisión tiene ese nivel de desaparición rápida; la fama tiene un índice de mortandad más alta que el Sida (se larga a reír). Soy famoso, qué es ser famoso, cuánto dura.
“Hay que ser objetivo con lo que uno está haciendo, hay que ser claro, entender los códigos, saber hasta donde se llega. Y eso es lo que no está aprendido, no hay una comprensión de por qué eres un producto, qué espera una cadena de ti, cuánto puedes dar y cuánto estás dispuesto a aguantar en el trueque, cuáles son tus objetivos como en cualquier carrera. De repente entiendo, la televisión es tan emocional, tan especial, que es como ganarse un Loto, hay personas que les llega y lo toman. Este medio te entrega esa fama temporal y ahí verás si te rodeas de gente inteligente que maneje tu fortuna y la trabaje bien o te las gastas toda en dos años. En esta carrera, sobre todo en la televisión, hay que tener mucha inteligencia, porque es un medio muy comercial, aplastante”.

Maitén, imbuida en sus proyectos, asegura con claridad: “No vengo a salvar nada, no vengo a descubrir nada, a cambiar nada, a transformar el medio, no lo pretendo, eso me parece muy fatuo, muy sobrado, muy prepotente. Pero si me he desenvuelto en este medio artístico popular toda mi vida y puedo aportar, creo que puedo transmitir mi experiencia, colaborar sin aplastar a nadie. Vengo de trabajar en el país donde el mercado es más exigente y difícil y he tenido un aprendizaje interesante; además, me he vinculado a personas como Mario (Don Francisco) que es el único que tiene un programa en el aire con 42 años de vida”.


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