Profesor de castellano, poeta aficionado y experto en tertulias, Warnken cuenta con más de 500 entrevistas en el cuerpo (a pensadores, artistas, científicos), bagaje suficiente para desenvolverse, hablar con autoría y largamente sobre el mundo cultural. Además, fue editor y director del periódico “Noreste”, que en los ochenta y noventa trató de aportar al opacado medio artístico. También condujo programas como “Estación insomnio”, “Caja negra” y el malogrado espacio radial “Tan lejos, tan cerca”.
-¿Qué programa aporta en la televisión chilena de hoy?
“Me gustaba el programa “Off the record” (UCV-TV), que era modesto pero hacer un espacio de conversación en un café está muy bien, hay tantas maneras de hacer un programa. “La hora 25” (TVN) está bien, igual. Me cuesta nombrar otro, no quiero parecer soberbio pero no hay mucho más. Ah, sí, “Frutos del país” y todo lo que tenga que ver con Chile”.
-¿Qué opinas de algunas producciones para el Bicentenario, como “Héroes”?
“Es una idea interesante, pero hay que avanzar y no hacer la caricatura o buscar la chimuchina de la vida privada de los héroes. Hay que constituir una épica que no existe, los chilenos no sabemos nada de nuestra historia. Pero hay un interés por lo propio en todo el mundo y eso es muy interesante”.
-Se ha farandulizado la política y hasta la cultura...
“Sí, todo. Hay que buscar en las teleseries brasileras, por ejemplo, que son extraordinarias, reflejan las épocas y la historia de Chile es fascinante. Es un primer paso pero hay que hacer algo mucho mejor, con mayor contenido pero bien hecho, no fome”.
-¿Tiene que ver con eso que planteabas de que estamos faltos de ideas?
“No estamos totalmente faltos de ideas, están pasando cosas de jóvenes en otros niveles que aún no aparecen en los medios masivos. Siempre nos llegan e-mails insospechados, como que en Quillota lanzaron un libro de ciencia ficción que no está en ninguna otra parte o gente joven que hace una revista cultural interesantísima, poetas. Hay un movimiento subterráneo en el que están pasando muchas cosas”.
-¿Por qué la cultura está tan alejada de los medios?
“Siempre es así, los grandes movimientos no aparecen inmediatamente, de a poco se va a ir cristalizando pero la gente joven es muy movida y creativa, vienen cosas muy buenas en las próximas décadas, soy muy optimista en ese sentido”.
-¿Qué te pone pesimista?
“Me carga la agenda de los medios de hoy, están todos pauteados casi en forma monocorde. Buscan la copucha en lo que sea, como que la página de vida social hubiera copado todo”.
- Otra vez la farándula...
“Y uno mismo se faranduliza. Siempre las entrevistas son iguales: qué restorán te gusta, qué vino tomas. No hay análisis periodístico, no hay investigación, se quedan con dos opiniones de famosos y listo. Hacen las cosas a la rápida. “Contacto” ha hecho un buen trabajo, pero falta periodismo agudo y aguja.
“No se ha investigado todo lo que ha pasado a nivel de gobierno, yo he sido concertacionista y he votado por la Concertación pero hoy el pillaje se instaló en el poder. Falta mayor densidad y contenido en las investigaciones periodísticas. Prefiero leer columnas de Jocelyn-Holt, con un análisis potente sin caer en el academismo”.
-¿Qué te pareció la bullada teleserie de Nivia Palma con Paulina Urrutia, por lo de Gabriela Mistral?
“Es que además somos monotemáticos. Por más de 50 años no se habló nada de ella y de repente todos hablan. Lo divertido es que los artículos con contenido de ella son mínimos, estoy seguro que ninguno de los periodistas que hace esas notas ha leído siquiera algún verso. Es la pura copucha, como que si era lesbiana o no. La copucha crece sin sustancia. Es una excusa para seguir en este sainete (género español, tipo opereta provinciana).”
Si bien Warnken está consciente de que la farandulización es una tendencia mundial, considera que Chile tiene un agravante: que la densidad cultural es muy pobre. “Que no haya programas culturales en Francia, no tiene tanto efecto como en un país cuya gente lee poco, donde hay poquísimos suplementos literarios. En Francia hay 10 veces las librerías que hay acá, hay 20 programas de radio, hay un tejido que resiste mucho más ese empobrecimiento. Acá hay empobrecimiento sin tejido. No digo que Chile tenga que ser igual que Francia o Argentina, hay que buscar por otro lado. Este país es maravilloso, está al fin del mundo y nuestra gracia está en lo que es el Chile profundo, en su geografía”.
-En eso los poetas han aportado, por último.
“Han sido los únicos que han hecho creaciones originales, que no copian. Chile es como la copia infeliz del Edén. La filosofía acá es la réplica de la que se hace en Alemania. La verdadera filosofía se hace en la poesía; hay una riqueza, una tradición, una respuesta al paisaje. Estamos en un paraíso, no nos damos cuenta y se puede desmantelar. Hay mucha gente aturdida y preocupada sólo de la chimuchina, que no tiene conciencia de lo que es el cuidado de lo propio, lo vamos a hacer trizas”.
Asegura que en TVN no lo pautean y que jamás aceptaría entrevistar a políticos. “Tengo libertad editorial. En Canal 13 me pidieron que entrevistara a jerarcas religiosos y no lo hice. Cierro las puertas a las sugerencias y eso es lo que ha mantenido la independencia del programa”.
-¿Y entrevistar a la ministra Paulina Urrutia, que dice que es la persona que más sabe de cultura en Chile?
“Le tengo un aprecio personal, ha tenido mala suerte y no creo que haya querido decir eso. Tampoco creo que quiera que yo la entreviste. En eso, en TVN han sido muy respetuosos”.
-¿Te parece que ha llevado bien el cargo?
“Creo que tiene las capacidades, conoce el mundo cultural. Ella está genuinamente inspirada, puede que comunicacionalmente no lo ha hecho bien pero no creo que no le dé el ancho. Incluso en el tema de la Mistral, ella lo estaba haciendo bien hasta que irrumpió esta pelea. Lo que dijo Nivia fue de una mezquindad feroz, cómo puede atacar a su propia ministra. Nadie puede decir que la Mistral es suya. No creo que Paulina tenga ambición de poder. Soy más crítico de Nivia, de cómo ha llevado lo del maletín literario, de sus declaraciones”.
-¿Y en comparación con lo que hizo el ex ministro Weinstein?
“Ese fue un excelente ministro; trabajador, prolijo, riguroso, pero insisto en que no creo que la elección de Paulina sea desacertada, es bien intencionada, trabajadora, inteligente, sólo tiene que cuidarse de los medios. No ha cometido errores garrafales. Soy más crítico del ministro de Educación, ahí sí que el balance es catastrófico, se ha fracasado. También en el ítem del fomento de la lectura. Ojalá funcione lo del maletín literario, ojalá que se manejen bien los fondos”.
-Que en Chile se lee poco es una realidad. Tus talleres apuntan a que hay que crear lectores antes que escritores.
“La idea de mis talleres es que todos puedan leer poesía. Hay un rechazo general hacia ésta pero he comprobado que hay gente que puede leer la Odisea, por ejemplo. Ahí hay un terreno por hacer y no se ha hecho nada. Hay una elite intelectual que se lee entre ellos y hay que crear lectores antes de ser escritores, desde los niños”.
- Según tú, ¿quién ha aportado en ese ítem?
“La Angélica Edwards, la admiro y nunca la han llamado para un ministerio. Eso de trabajar en poblaciones, ver lo que se hace en Francia, leerle cuentos a los niños desde chicos, capacitar a los padres para que lean, por ahí hay que partir. Ojalá que resulte, sería como tirar millones desde un helicóptero”.
- El periódico “Noroeste” era un aporte cultural, ¿por qué lo descontinuaron?
“Se acabó porque cumplió una etapa y no me arrepiento, guardo recuerdos de una época muy creativa. Hubo problemas de gestión, dificultades que hicieron inviable el proyecto y cada uno tomó su propio camino”.
-¿Algún proyecto que se le asemeje en estos días?
“El “The Clinic” es una especie de nieto bastardo del “Noroeste”, incluso en la gráfica. Ese es un periodismo que no me interesaría hacer. Me gusta el periodismo crítico, con debate pero no de alcantarilla que degrada personas, este estilo tan chileno que me carga del humor ladino de la cintura para abajo. Hablar tanto de sexo es un reflejo del cartuchismo. Que si lo tiene longueria o corteira, es un mero reflejo de gente que tiene problemas sexuales. Ha sido un intento exitoso de periodismo crítico fuera del sistema pero ya está adentro totalmente. Hay un espíritu de resentimiento chileno sibilino que me carga. Me molesta que lo popular se mezcle con lo grosero. El campesino no usa groserías, esto es más bien como lumpesco. Hay un mundo popular del campo que la gente habla muy bien, ese mundo popular me interesa, tiene mucha finura, elegancia. La poesía de Violeta Parra es sublime, el mundo de los palladores. Hay cosas de Nicanor Parra que no me gustan, ha hecho un humor crítico pero ha mantenido un nivel una línea de reverberación”.
Confiesa que Parra es su gran deuda pendiente, porque no quiere ser entrevistado por TV. “Lo admiro y lo respeto mucho pero no quiere que lo filmen. Igual le agradezco porque me apoyó en la crisis con Canal 13. Es una lástima no entrevistarlo, he ido muchas veces a conversar con él y tenemos unas conversaciones muy largas e interesantes”.
-¿Con quién más tienes deudas pendientes?
“Cuando yo entrevisté a Bolaños no era tan conocido y no lo había leído tanto, hoy sé mucho más. Pero el quedó contento, me mandó un mail. También la de Tellier, hace 15 años y digo cómo no le pregunté esto. Soy muy autocrítico por eso no veo mis entrevistas”.