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“No soy un antirating como todos piensan”

El ex conductor del ya mítico programa “La belleza de pensar” (Canal 13 cable y ARTV), que tras una polémica con la estación católica fue a parar a TVN con “Una belleza nueva”, es tan crítico en persona como en sus columnas. Gracias al apoyo de sus fieles seguidores, hoy se enfrenta al vertiginoso mundo de la televisión abierta y dice estar contento con el cambio.

11 de Diciembre de 2007 | 09:44 |
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El largo y flaco Cristián Warnken (46) tiene dos caras. La primera, en pantalla, siempre sonriente y afirmativo con sus entrevistados, versus el muy crítico en persona y en sus columnas en el diario El Mercurio.

Así, este profesor de castellano ha logrado cautivar a un público que lo ha seguido a través de los años y lo ha apoyado en tiempos de cambio.

Llevaba una década en las calmas aguas de la TV por cable (ARTV y Canal 13) con “La belleza de pensar”, espacio que se convirtió en “refugio” de muchos y fetiche de otros, hasta que UC-TV se “avivó”, registró la marca y no llegó a acuerdo con Warnken, por lo que dejó al conductor huérfano de casa televisiva y siguió emitiendo el programa, pero con otros interlocutores: los periodistas chilenos Paulo Ramírez y Gonzalo Saavedra y los argentinos Pacho O´Donnell y Carlos Ares.

Por esta decisión ardió Troya. Se armó una verdadera movilización en torno a la causa de Warnken. La web se inundó de palabras de apoyo y llovieron decenas de cartas al director alentando al precursor de este espacio.

Finalmente, salió ganando. Desde el año pasado se instaló en TVN con el programa original, pero le cambió de nombre por “Una belleza nueva” y ahora, en el vertiginoso mundo de la televisión abierta, miles de personas más pueden seguirlo.

- ¿Cómo ha sido la experiencia de llevar el programa a la TV abierta?
“Buena. Hoy podemos saber cuánto marca cada programa y es muy interesante. Antes, en el cable, íbamos a ciegas. No soy un antirating como todos piensan. Creo que es una señal de medición como cualquier otra, que no hay que absolutizar como ninguna pero tampoco hay que ignorar”.

- ¿Qué ventajas has percibido hasta ahora?
“Que es interesante ver qué segmentos nos ven, uno va mirando y aprendiendo. Por ejemplo, este programa siempre ha sido fuerte en el ABC1, pero también tiene público de otros segmentos, es transversal”.

- Es un programa difícil de llevar a la TV de hoy.
“Sí, es exigente, de una hora de conversación sólo con un fondo negro y prácticamente no da concesiones. Pareciera que es un espacio que está de espaldas al rating y de hecho es así porque está pauteado fuera de éste. Y que tenga las cifras que tiene, alrededor de tres puntos, estamos hablando que sale a las 11:30 de la mañana los domingo…. “Tolerancia cero”, que puede ser una referencia, marca unos 6. Cuando TVN repite en trasnoche nos va mucho mejor, eso sí. Pero ellos tienen que tomar la decisión de cuándo lo emiten”.

- ¡Te has convertido en todo un experto del rating!
“Es que para nosotros es una señal importante pero no podemos desnaturalizar el programa. Tenemos que escuchar las cifras pero relativizándolas, poniéndolas dentro de un contexto. Porque no podemos sacar conclusiones rápidas. Por ejemplo, Jodorowski tuvo buen rating, pero no sé si Maturana lo tuvo, creo que es un buen entrevistado pero no es masivo y con una entrevista de matemática pura nos fue estupendo. ¿Por qué? Quién es ese público que marca eso…no lo sé. Es tan difícil establecerlo, creo que hay que ser muy prudente con esto de las cifras, hay que mirar las cosas a largo plazo”.

- Entonces, sí se están pauteando por el rating.
“Mira, uno podría pensar que hay ciertos entrevistados más masivos. Zurita tuvo casi cuatro puntos de rating y hay otros que parecían más masivos y tuvieron menos rating. Es difícil establecer tendencias que obliguen a repautear”.

-Pero es un hecho que en TV abierta, el programa tiene que ser menos elitista que antes.
“Por supuesto, es que el programa ha tenido una evolución y yo también he evolucionado. Me gustan los cambios pero sin desnaturalizar la esencia. Este programa ha sobrevivido gracias a un público fiel y estable”.

- Ese público que los apoyó durante la crisis con Canal 13.
“Fue ese público el que se movilizó, aunque es una minoría pero significativa. No podemos abandonarlos pero tenemos que conquistar a un público nuevo que no nos conocía ni tenía idea que existía el programa”.

- Ese es un gran desafío, considerando cómo es la estridente TV de hoy.
“Sí y ese público nuevo nos parece interesante, porque está acostumbrado a otra TV más vertiginosa, más farandulera y que de pronto se encuentra con un espacio del que no está acostumbrado, donde hay dos tipos conversando con un fondo negro por una hora, de metafísica, lo que sea. Pero desde antes de entrar a la TV abierta se ha ido abriendo, buscando otras temáticas.
“Cuando partimos, la mayoría de los entrevistados eran filósofos y escritores. A mí me gusta cada día más entrevistar a otro tipo de gente, ahora los escritores son la minoría, que es mi mundo, que es más cerrado, que manejo más. Pero me entusiasma entrevistar a un biólogo marino, a un experto en dinosaurios, a un ecólogo”.

- En cierta manera, ¿esa sería una forma de masificar el programa?
“No hay forma ni fórmula, es más bien desmarcar el programa de un posicionamiento, de un área temática muy específica. Nunca quise que fuera un icono intelectual, sino que sacar ciertos temas muy encerrados en sus áreas académicas y abrirlos hacia fuera, a otros públicos.
“En el cable el programa se incubó, si no hubiera tenido todo ese tiempo de exposición y de permanencia, si hubiera partido en señal abierta este programa no existiría. Tuvo un proceso de crecimiento desde los márgenes y ahora entra en un territorio mucho más expuesto y claro que es un desafío mayor”.

-En ese sentido, tu salida del 13 fue más que positiva.
“Sí, porque todo cambio es bueno y no hay nada peor que instalarse en un lugar, que es lo más cómodo por la seguridad, pero hay una cierta energía que queda atrapada.
“El conflicto fue muy dramático porque al principio significaba que se acababa el programa. No veía por dónde podía emitirse si no fuera ahí”.

-En ese entonces pensaron llevar el programa a la radio o la TV digital.
“Podría haber sido, para buscar un refugio pero hubiera sido mucho más underground de lo que ya era. Y curiosamente nos encontramos en este escenario nuevo que es de cambio, más exigente. Vamos a tener que aprender de a poco, en el camino para ir encontrándonos con el público. Va a ser lento como fue en el cable. Recién hay gente que sabe que el programa está en TVN, hay mucha gente en la calle que no tiene idea.
“Pero me parece interesante que 50 mil personas sigan una conversación sobre el problema del tiempo, que ciertos temas no sean propiedad exclusiva de un mundo intelectual cerrado sino que de a poquito, porque hay que ser bien humilde y medido en esto. Estamos en un país chico y limitado culturalmente, limitado en el sentido de que estos temas no están en las conversaciones del día a día, las pautas de hoy son otras”.

-En Youtube los videos del programa son de los más vistos a nivel nacional.
“Eso me llamó mucho la atención. Yo no tenía la entrevista a Jorge Tellier, que hice hace 15 años y verme a mí mismo como un pendejo fue impactante. No conocía el sitio y lo encontré fantástico, ahí está el futuro de lo que viene. Soy lo menos virtual que hay pero he aprendido que el verdadero mundo, lo que está pasando en ese nivel no es en el papel ni en la TV. Ese mundo se va a venir abajo o va a tener que cambiar. Ahí van a pasar cosas muy interesante y ahí mi programa puede ocupar un espacio”.

-¿Por qué crees que TVN apostó por el programa?
“No creo que por rating, por algo lo emiten a esa hora. Es una apuesta de un canal que cree que es necesario tener este espacio, a pesar de que no tenga una audiencia significativa. A veces uno y tiene que darse lujos.
“El programa tiene una marca, una identidad muy fuerte, si sólo hacen programas que tienen alto rating, corren el riesgo de desperfilarse. Hemos emitido programas sabiendo que les irá mal, pero muy buenos programas. Tiene que haber entrevistas de calidad aunque no conquisten al público inmediatamente. Hay que arriesgarse a probar”.

Warnken agrega, contento, que además el programa se emite por la señal internacional, sigue en ARTV y crearon un sitio web, el que asegura tiene mucho feed back.

-¿Ya están sanadas las heridas con Canal 13?
“Sí, yo soy peleador pero no rencoroso. Es sano pelear y defender ideas, sin atacar personas. Fui frontal con el canal cuando me pareció que habían mentido, lo dije públicamente pero no tengo ningún resentimiento. Fue un error garrafal de ellos y lo saben. Fue un absurdo y lo importante es el público y ellos optaron por nuestro programa. Todo fue muy mal llevado, con mezquindad”.

-¿Qué te parece “La belleza de pensar” ahora?
“No soy televito y lo vi sólo al comienzo entonces no puedo emitir una opinión ahora. Lo que vi fue una copia calcada del programa, hasta con lo tiros de cámara, los vasos de agua. No es que hayamos inventado nada nuevo pero tenía un estética minimalista, algunos guiños.
Yo no tengo problemas que haya otros programas de conversación, incluso con el mismo nombre, a pesar de que me dolió porque lo saqué del libro de un poeta que fue mi segundo padre, Eduardo Anguita. Ellos lo inscribieron legalmente, y yo no, eso fue un error de mi parte, no tengo nada que pelear”.

-¿Pecaste de inocente?
“De tonto, por no decir otra cosa. Pero lo perdí, me duele, pero en fin. Lo usaron pero por lo menos se podrían haber planteado como desafío creativo haber reformulado el programa, hacer algo distinto. También habría sido un desafío creativo para mí interesante, porque hubiera sido una competencia en otra línea”.

-Es que los chilenos somos copiones.
“Sí, acá se copian mucho las ideas porque nadie tiene confianza en sus propias ideas. Es pobre, casi patético”.

-¿Qué opinas de tus “relevos”?
“Hay unos mejores que otros, pero creo que hacer un programa con cuatro conductores, qué sentido tiene, ¿por qué lo hicieron? Yo creo que por rabia, porque nos fuimos, porque no cerramos las negociaciones. Pero es como que se plantearon que, a pesar de todo lo vamos a hacer igual y las cosas que nacen desde un sentimiento de venganza no pueden llegar a buen puerto.
“La belleza de pensar”, en su origen, nació de una necesidad interior, no de un cálculo o un deseo de vengarse. Lo mismo que nosotros, yo no podría tratar de vengarme contra el programa ni tratar de hacer lo que hacen ellos”.

-¿Crees que finalmente “La belleza de pensar” va a morir?
“No sé, es un programa de Canal 13 y ellos tienen que cargar con ese muerto, no yo”.


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