Que por causa del estrés y el frenético ritmo de vida actual se ha visto afectada nuestra sexualidad es un hecho. El tema está en boga y cientos de artículos lo han tratado largamente. La mayoría de ellos, habla que la mujer de hoy debe multiplicarse en diferentes funciones y que a la hora de la intimidad en pareja está exhausta y más que nunca se convierte en la reina de las evasivas y excusas para evitar un posible encuentro sexual.
Aún así, nos jactamos de que ahora vamos por la vida con igualdad de condiciones y por la supuesta revolución femenina (en todo sentido), pero lo cierto es que todavía seguimos viendo ciertos temas, como los sexuales, con la misma mirada cíclope de antaño: “el hombre siempre tiene ganas y es la mujer la que suele hacerle el quite al sexo”.
Es decir, la sexualidad sigue siendo un tema machista, sólo que ahora se le agrega la multiplicidad de funciones de la mujer y a eso se le relacionan las encuestas que arrojan altas cifras de insatisfacción sexual femenina.
Si la sexualidad ha empeorado, ¿será solamente porque ellas están más cansadas? Y a eso le sumamos el antiguo consenso de que el hombre más bien se preocupa sólo de su placer sexual y claro, siempre listo y dispuesto a la batalla. Pero, ¿qué pasa si es al revés? Un mito más que derribar.
Sí, el fenómeno también puede darse a la inversa; que sea ella la que tome la iniciativa y él quien invente todo tipo de excusas (y con frecuencia) a “la hora de” y esto no necesariamente guarda relación con infidelidades o enfermedades sino que simplemente porque un “macho” también puede NO querer sexo y escudarse en el cansancio o en dolores de cabeza repentinos o las mismas ataduras que puede sufrir una mujer.
Un ejemplo exacerbado y burlesco apareció en la serie "Casado con hijos", la que mostraba a un Tito Larraín que siempre rehuía de su mujer, escenas con la que de alguna u otra forma algunas mujeres pudieron sentirse identificadas.
Por lo tanto, cabe preguntarse: ¿Qué pasa cuando la mujer que logra tomar la iniciativa se siente rechazada sexualmente por su pareja?
Teniendo en cuenta que esta sociedad sigue siendo muy machista en algunos aspectos -y tal como lo grafica la sicóloga y terapeuta sexual, Claudia Ferrer-, “la cultura impone un modelo ‘normal’ de sexualidad en el cual existen mayores restricciones para las mujeres en cuanto a su expresividad sexual. Por lo general, se espera de ellas una frecuencia menor en la expresión de su deseo sexual y en sus relaciones sexuales. A los hombres, por el contrario, se los concibe con menos restricciones sociales, con una sexualidad más activa y expresiva, percibiendo sus relaciones sexuales como más frecuentes”.
Sin embargo, la especialista asegura que en la consulta sicológica, cada vez hay más casos de mujeres que se quejan porque su “apetito sexual” es mayor que el de sus compañeros. “Comúnmente, sin importar el género, estas situaciones tienden a ser interpretadas como conductas evasivas del encuentro sexual y son significadas como un 'rechazo personal' provocando un intenso dolor y sufrimiento tanto en hombres como en mujeres”.
Preguntas al diván
- ¿Por qué puede disminuir el deseo sexual en el hombre, específicamente?
“Existen diversos factores que pueden incidir en su disposición a tener relaciones sexuales y que afectan su deseo o 'apetito sexual', por ejemplo, los años de convivencia, la presencia de enfermedades, la falta de intimidad, los problemas económicos, la ingesta de medicamentos, el cansancio físico, el estrés, la rutina, las discusiones, malos entendidos y falta de comunicación en la pareja, entre otras preocupaciones”.
-¿Qué pasa en el caso de la mujer cuando se siente rechazada por su pareja al tomar la iniciativa?
“A los hombres les duele escuchar la negativa femenina, pero lo cierto es que han sido socializados para soportarlo, fueron educados creyendo que a ellos les gusta más el sexo que a las mujeres, lo cual aumenta su resistencia y 'aguante' ante una posible negativa femenina. Por el contrario, cuando la mujer manifiesta más deseo sexual que el hombre y recibe una respuesta negativa, su capacidad para tolerar esa realidad es muy débil, ya que la mayoría de ellas cree que los hombres siempre están listos y dispuestos al encuentro sexual, por lo que no comprenden que ellos puedan 'no tener ganas'”.
-¿Cuáles son las posibles consecuencias sicológicas de este "rechazo"?
“Tanto al hombre como a la mujer le cuesta ponerse en el lugar del otro y entender que el deseo sexual de cada uno es diferente, tanto en intensidad como en el momento en que se manifieste o se exprese al compañero. Algunas parejas interpretan la desigualdad de deseo sexual como un cuestionamiento de su atractivo o ponen en duda la reciprocidad del amor atribuyéndolo a un rechazo personal. La mayoría de las mujeres, salvo algunas excepciones, cuando reciben una negativa sexual se sienten humilladas, frustradas, muy dolidas, piensan que la culpa es de ellas, no se sienten queridas, poco atractivas, dudan de su capacidad sexual e incluso llegan a pensar que el hombre puede tener otra relación fuera del matrimonio”.
- ¿Esto podría tener relación con ciertas disfunciones sexuales masculinas?
“En la consulta sicológica, la mayoría de las quejas sexuales que expresan las parejas no corresponden a un problema sexual propiamente tal, sino a una falta de información o a la existencia de distintas expectativas que cada miembro de la pareja tendría sobre la relación propiamente tal, además de la existencia de algunos mitos o datos errados que cada uno posee y que ha ido incorporando culturalmente. La presencia de alguna alteración sexual masculina impacta tanto en la autoestima de los hombres como en los anhelos femeninos. La mayoría de los hombres se demora en buscar asesoría médica o psicológica, comúnmente son las mujeres las que consultan. Si los hombres experimentan alguna variación en su respuesta sexual, tanto en la fase de deseo, excitación, erección u orgasmo, comienzan experimentan altos niveles de ansiedad y comienzan a focalizar su atención permanentemente en su rendimiento sexual. Cuando estas variaciones se repiten en el tiempo, la autoestima de ellos merma notoriamente. Sin embargo, si el hombre o la pareja cuenta con el apoyo y el tratamiento profesional adecuado, la satisfacción sexual en los miembros de la pareja mejora notoriamente”.
- ¿Qué otras alternativas hay para superar este tema?
“Para lograr una vida sexual placentera es muy importante que tanto el hombre como la mujer conozcan su cuerpo, despierten sus sentidos y distingan lo que prefieren a la hora de tener sexo. Así, lograrán contactarse con su sensualidad y enfocarán su experiencia sexual al goce y al placer, para que cuando se produzca el 'encuentro con el otro', ambos puedan expresarse clara y abiertamente sobre lo que les gusta o prefieren y aceptarán sin dolor las necesidades de postergación del encuentro sexual cuando el compañero/a no presente deseos. De este modo, la sexualidad comenzará a ocupar un espacio dentro de la vida en pareja tan importante como el que se les da a los hijos, al trabajo, a la familia y a los amigos”.