Tiene 38 años pero se ve bastante menor. Puede ser por su look: chascón, alto, muy flaco y de rasgos puntiagudos, que detrás de esos gruesos anteojos intenta esconder tímidamente una verde mirada.
Con jeans y zapatillas logró imponerse en los medios y llamar la atención con su estilo más bien informal y relajado, sin importarle demasiado la crítica. Con algo de humor negro, se reconoce abiertamente hippie, ‘chascarriento’, latero y hasta sobrevalorado.
Aún así, este periodista no se da respiro. Trabaja de sol a sol (se acuesta pasado la 1 am y se levanta a las 5 de la madrugada). Con doce años de prensa escrita en el cuerpo, desde La Segunda a revista Capital y en paralelo conduciendo programas radiales, primero en Concierto y ahora en Duna, dio el gran salto a la TV abierta en 2006 de la mano de Jaime de Aguirre (director de Chilevisión) y tras rechazar algunas tentadoras ofertas como conducir “Aquí en vivo” y “CQC” (ambos de Mega).
En CHV llegó a reemplazar la pulcra imagen de Iván Núñez, en el desaparecido “El termómetro”, cuando éste emigró a TVN. Luego, suplantó a Fernando Paulsen (su gurú declarado), que emprendió a Estados Unidos, en “Última mirada” y “Tolerancia cero” y ahora, es el rostro del recién estrenado espacio de documentajes “Chile anónimo”.
-¿Te acomoda más hacer programas grabados como “Chile anónimo” que salir en vivo?
“No, me gusta más la improvisación y la coyuntura. Pero si había que hacer algo de reportaje, me acomoda éste, que tiene un tratamiento más fino, más elaborado. No estoy invalidando lo que hacen los otros que son más crudos, también es un aporte. Todo género se puede hacer bien o mal”.
-¿Más crudo como el “Aquí en vivo”, al que te tentaron para conducir y rechazaste la oferta?
“Claro, sentí que no tenía nada que aportar, es que tampoco hubiera hecho sólo el “Chile anónimo”, para mí es un añadido a mi pega central en CHV”.
-¿Cuál es tu programa central, el que consideras más tuyo?
““Última mirada”, ahí sí tengo algo que aportar, algunos creerán que no, pero yo siento que sí. Ahí está mi especialidad, la noticia dura, ese es mi centro de gravedad, lo mismo me pasa en mi programa en Radio Duna. En “Chile anónimo” tengo más que aprender que aportar y en “Tolerancia cero” están los tres guatones y yo (risas). Son añadidos y estoy feliz de tenerlos”.
-¿Y cuando refutaste el ofrecimiento de ser uno de los conductores de “CQC”?
“Yo creo que el que propuso la idea era alguien que no me conocía mucho porque no tengo nada de gracioso ni las ventajas comparativas para estar ahí. Es como que contraten al “Chupete Suazo” para jugar al arco, no no más, él tiene que estar en el área o a lo sumo de puntero y porque al “loco” Bielsa se le ocurre”.
-¿Cómo es convertirse en rostro de un canal?
“Tengo que asumirlo, no me queda otra, es lo que dice mi contrato. Es llamativo y a todo uno se acostumbra, sobre todo al sueldo (se ríe). Lo que cuesta es la pérdida de la vida privada, del anonimato, es terrible. Eso se siente en el día a día y es complejo”.
- ¿Has sentido el peso de la exposición pública?
“Muchísimo”.
-¿Alguna anécdota digna de contar?
“Varias. Como que si estoy en la plaza de Santa Cruz llega gente que me saca fotos por el celular, o en la galería del estadio de San Felipe pasa lo mismo. O una señora en un supermercado en Quilín que me empezó a decir que era un izquierdista porque atacaba a la UDI. Y el otro día vino un señor al canal especialmente a dejarme una carta que en la que alegaba porque no le cuadraba la cuenta corriente, para que yo se lo solucionara. Es bien heavy e incomprensible para uno, que no quisiera estar en esa, es la parte fea de esto. El otro día fui al estadio, a galería, como he ido toda mi vida, a ver el partido de Chile y ahí me di cuenta como se dieron vuelta las cabezas, como en el tenis, muchas más de las que quisiera a mirarme porque ‘llegó el flaco de la tele’. Es heavy, mis hijos lo sienten mucho cuando me apuntan con el dedo, yo miro para abajo y no es agradable, no tiene ni una ventaja”.
- Y pensar que hay algunos que se desviven por eso...
“Exacto, al entrar a este mundo público me pregunto con mayor intensidad lo increíble que es la farándula. No porque pertenezca -Dios me salve y me pille confesado-, sino que cómo se nutre de gente que quiere ser famosa. En cambio, cuando uno se convierte en famosillo sin quererlo y se da cuenta que no tiene ni una ventaja, más me pregunto cómo hay gente que hace todo lo posible por aparecer, si es un costo, es el añadido de una pega. Nunca me veo, no me leo ni me escucho, siento que no es lo mío, pero igual trato de aportar y el medio por el que trabajo es ese. Pero insisto, no entiendo cómo fulanita de tal se puede desvivir por aparecer”.
-En ese sentido, ¿cuál de los tres formatos prefieres: prensa escrita, radio o TV?
“La radio es una maravilla, me ocupa poco tiempo y es el punto intermedio entre masividad y privacidad; puedo decir lo que quiero y salir a la calle y ser un NN. En los medios escritos falta esa masividad; uno se mata escribiendo un reportaje y a veces lo leen muy pocos. En la TV, en cambio, te ven muchos y a veces da lo mismo lo que dijiste. Pero me gustan los tres formatos por igual, porque me satisfacen distintos espectros”.
-¿Y por qué crees que CHV enganchó tanto contigo?
“Porque les falta gente, ja, ja, ja. No, yo creo que he tenido suerte y porque tienen que sacarle provecho a sus rostros, nadie se la lleva pelá’”.
-¿No para rellenar el hueco que dejó Paulsen?
“Es lo que se dice, pero ha coincidido con que él se fue y los programas que dejó calzan con mi estilo, entonces era la sucesión natural”.
-¿Él es tu gurú indiscutido?
“Sí, es mi amigo, mi maestro, lo admiro y no tengo drama en decirlo. Es que es seeeeco poh. Tiene criterio, capacidad, análisis, es culto, es una suerte la que tengo de estar cerca de él. Siempre me he rodeado de buenos palos, gente que me ayuda, con la que hablo y me ha tocado trabajar con varios muy capos en sus áreas, como Margarita Serrano, Héctor Soto, en fin. Y bueno, Jaime de Aguirre (director de CHV) que apostó por mí. Es muy heavy apostar por alguien para un programa como “El termómetro”, ¡y más encima por un primerizo! Yo le pregunto mucho de industria, de sentido común. Me ha ayudado ser humilde en el sentido de ubicarme, no creerme el cuento. Tengo claro que soy el que menos sé en los equipos que integro”.
-¿Y qué tal debutar en un canal como Chilevisión?
“Me gusta porque es familiar, lo he conversado con amigos que están en otros canales y no pueden creer que yo tenga la posibilidad de ver tan seguido al director del canal. Me lo encuentro en el pasillo, nos tomamos un café y es una de las grandes ventajas. Hasta me guía con la ropa. Además, me gusta la programación del canal, su variedad…”
- Pero en su parrilla abunda la farándula y la crónica roja.
“Todos tenemos esa variedad en nosotros mismos, y acá hay desde “Tolerancia cero” a “SQP”, porque hay momentos en que a la gente le gusta la frivolidad y otros les gusta reflexionar e informarse. Cubrimos a todos, no somos sólo la “Belleza del pensar”, hay de todo: farándula y “Tolerancia…” para el que quiere y hay público para los dos programas, no son excluyentes y CHV cumple con eso y me gusta. Ahora, con respecto al tratamiento de las noticias, hay varias opciones distintas para elegir: el noticiero central, “En la mira”, “Ultima mirada”, etc”.
-¿Muchos nervios al entrevistar al jefe, a Piñera?
“Me ha tocado entrevistarlo y es incómodo antes pero durante y después es como uno más. Las preguntas no son más livianas, lo pesado que haya que preguntarle, se lo pregunto igual. Él es muy respetuoso, nunca se ha metido en eso. Es que es obvio, sería muy torpe de su parte si se metiera, tendría que pagar altos costos. Pero sabemos que el discurso público siempre va a ser que Piñera mete mano y mala suerte no más”.
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