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“No me molesta para nada ser el Van Damme chileno”

27 de Noviembre de 2007 | 09:36 |
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A los 19 años partió a Méjico persiguiendo un amor. Dejó estudios, amigos y familia por un fugaz romance “a lo charro”. Si bien el affaire no prosperó, a los veinte días de llegado le ofrecieron entrar a una agencia de modelos.

“En Chile tenía la típica vida de clase media en la que no tenía necesidad de trabajar y me pagaban la universidad. Entonces, me cuestioné para qué volver si podía probar suerte un año allá trabajando. Luego se dio la oportunidad de hacer películas. Cuando se abrió esa puerta mi cabeza empezó a volar…”, dice sonriendo.

Esa ventanita, más bien, se abrió cuando conoció a un chileno productor de películas radicado allá. “Hacía films mejicanos de artes marciales tipo home-video que las venden en la frontera con EE.UU. para el inmenso público que vive allá y que no habla inglés. Son películas que se hacen dos semanas, pero en cine y todo el tema. Él había hecho varias, me las mostró y aluciné porque lo vi tan cercano. ¡Ahora las veo y no sé dónde esconderme! Pero en ese momento para mí era lo máximo”, explica entre risas y sus ojos comienzan a brillar recordando.

Esa fue la partida de una creciente bola de nieve que no terminó más de rodar, hasta convertirse en una avalancha de logros de todo tipo. “Aparecí en unas cinco de esas películas, pero muy extra, cero actuación, de gangster, ¡hice hasta una comedia! Era todo muy improvisado, si decías una línea completa al tiro quedaba la escena, olvídate de repetirla. Imagínate que cuando primero fui a probar estaba súper nervioso, repetí el parlamento y me dijeron ya, listo, quedó y yo me acerqué a la directora y le pregunté oye, pero ¿en serio está bien? Si quieres lo hago de nuevo… y ella me responde que no, que estaba súper bien. Después al ver la película lista te juro que… (se larga a reír y se lleva las manos a la cara) ”.

-¿Reniegas de tu pasado?
“No, esas películas tienen su mundo allá y los actores son famosos y fue lo que me abrió los ojos para decidirme que a eso me quería dedicar. Pero en ese minuto ya estaba pensando en irme a EEUU y paralelamente, la cadena Televisa me ofreció una beca para estudiar actuación. Luego me ofrecieron contrato para quedarme por tres años para hacer teleseries pero yo quería hacer acción después de hacer tanta cosa. Si en cada una de esas películas yo trataba de meter alguna patada pero ¡no me pescaban! Entonces me dije, o me la juego por lo que quiero y voy a probar suerte a EE.UU. o…”

-O te convertías en el nuevo galán charro…
(Se ríe) “Sí y eso era lo más alto que podía llegar. Si hasta me ofrecieron entrar a esos típicos tríos de música pop (tipo “Stereo tres”) que estaban de moda y tuve la suerte de no enganchar con ninguna de esas cosas porque me hubiera quedado pegado por mucho tiempo y hubiera perdido la oportunidad que después tuve en LA. de hacer lo mío. Entonces creo que tuve una especie de ángel que me protegió y que por alguna razón los tiempos me acompañaron para que ninguno de esos proyectos se concretara”.

-De todas maneras, algo te ayudó tu paso por Méjico.
“Claro que sí. Estuve un año y medio y me recibieron súper bien. La gente allá es muy buena onda y acogedora”.

-¿En EE.UU. fue muy distinto? Allá es más difícil surgir.
“Sí, allá fue más duro. En Méjico siempre tuve pega, amigos, en cambio en EE.UU., fue otra historia. Llegar a buscar pega de lo que fuera, ilegal, lavando platos en un restorán que me pagaban menos del mínimo. Después fui ayudante de mesero y ganaba sólo una parte de las propinas. Es una explotación heavy, pero igual sobrevivía y fue una etapa muy fuerte de meditación. Cuando uno está en condiciones extremas se cuestiona cosas de la vida, lo que uno quiere hacer realmente. En cambio, cuando las cosas se dan tan fáciles uno no las analiza a fondo. Tuve muchas horas para meditar mi vida entonces por eso tengo la tranquilidad de saber que esto es lo único que quiero hacer. Crecí mucho, se me aclaró todo”.

-¿Te sentías muy solo?
“Muy solo. Después tuve una polola y vivíamos juntos y eso me ayudó, aunque tampoco duró mucho (risas). Pero también siempre buscaba estar cerca de algún gimnasio, entonces mi primer círculo de amigos era de entrenamiento y ellos me metían a trabajos como exhibiciones, de extra, doble, o papeles chiquititos de películas. Ahí me empecé a involucrar en ese mundo y a mandar fotos y videos para castings e hice mi primer protagónico en una película co-producción gringa y mejicana: “Entre llamas” (2005), en la que hago de policía”.

Luego volvió a Méjico para participar en “Chinango”, en la que tuvo que invertir para la postproducción. Y ya antes obtuvo un pequeño papel en “Hard as nails” (2001), de la compañía del director Roger Corman. Ahí hizo de guardaespaldas del malo de la película. “No hablaba nada pero al fin pude hacer algunas escenas de pelea y estaba vuelto loco”, cuenta divertido.

-¿Cómo pasaste a las grandes ligas?
“Un día estaba entrenando en el gimnasio y apareció Andy Cheng (experto en artes marciales y doble de Jackie Chang) y ahí me vio y me seleccionó para ser uno de los dobles de una mega película. En ese minuto estaba haciendo clases en un gimnasio y renuncié por esta tremenda oportunidad y a los tres días me dijeron que no podía trabajar porque no tenía papeles. ¡Casi me muero! Se me fue en cima el servicio de inmigración y la asociación de dobles, que no era posible que no le dieran esa pega a alguien de allá. Entonces Cheng les dijo que si se conseguían a una persona mejor que yo, me sacarían. Imagínate lo difícil que era lograrlo, me quería morir. Hicieron un casting masivo por tres meses y tuve la suerte que ninguno tenía el nivel. Finalmente, Universal me sacó los papeles y me apadrinó. Fue todo muy heavy”.

Así se convirtió en el doble de Dwayne Jonson, más conocido como “La Roca”, el famoso luchador de la WWF, en el film de acción “El tesoro del Amazonas”, y ese mismo año (2003) ganó el premio Taurus World Stunt of the Year, es decir, algo así como el doble mundial del año. “Ahí conocí lo que era ser un doble. Antes decía qué lata esa pega, pero es todo un mundo. Aunque si tengo la posibilidad de aparecer yo, eso es lo primero”.

-¿No más doble?
“No, porque he tenido la posibilidad de hacer mis propias películas”.

-¿Sería como retroceder?
“No, la carrera de doble es increíble. De hecho, hay muchos dobles que no están ni ahí con ser actores, no les interesa. Es heavy, siempre desafiando el peligro, hay un tema con la adrenalina, es como en los deportes extremos. Un doble de acción está constantemente poniéndose a prueba y venciendo miedos. Es una carrera muy interesante”.

-¿Pero prefieres mostrarte?
“Más por un tema de expresión y compartir lo que creo y las artes marciales. Es como una escuela, esa gente que tiene la necesidad de enseñar y transmitir a través de una película que no sólo te va a mostrar y dejar una técnica de artes marciales sino que también una enseñanza o algún mensaje moral o de principios”.

-¿Qué mensajes quieres transmitir?
“Eso lo rescata cada persona. Por ejemplo Zamir, mi personaje en “Kiltro”, tiene muchas cosas que rescatar. Habla mucho del amor, de la inocencia. Cuando yo tenía 16 años era muy parecido a él, entonces la idea es transmitir eso y que la gente se vaya para la casa pensando en cosas positivas como el amor, no tanto sexo ni farándula, que es lo que más vende ahora, en vez de eso tratar de transmitir algo más rico. “Mirageman” también; detrás de esa onda oscura y la tragedia, hay un tipo que es súper bueno por dentro y por eso se mete en todos los problemas. Pero al final el mensaje es una historia de amor con el hermano, entonces igual es bonito…”.

-Pero, seguramente, tu carrera se volverá cada vez más marketera.
“Bueno, es la evolución que tiene que tener todo. Si el tema va por allá, mientras no me disguste y sea contra mi voluntad… yo entiendo que el día de mañana puede llegar una súper producción y ofrecerme buena plata y no voy a tener el control que tuve en mis otras dos películas pero como experiencia puede ser buena. No estoy cerrado a nada. Mientras no pierda mi esencia, si hago una película más marketera eso no va a cambiarme”.

-¿Y si te hacen explotar un lado latin lover?
(Se ríe) “Bueno, pero la gente verá cómo me quiere percibir. Yo estoy tratando de ser lo más honesto posible con lo que hago y la gente tiene que decidir cómo les llego. Eso no lo puedo determinar”.

-¿¡El Van Damme chileno!?
“No me molesta para nada, lo admiro. Si termino siendo eso es porque así soy no más poh. Y estoy muy contento con cómo soy hasta ahora entonces no tengo de qué sentirme mal”.

-¿Radicarte acá depende de qué proyectos vayan surgiendo?
“Claro, es muy difícil saberlo porque no tengo idea qué puede pasar ni cuál será mi próximo paso. Tengo que estar atento y esperar que pase lo que tenga que pasar”.

-¿Otras ofertas en la mira?
“Sí, un film en Hong Kong con Andy Cheng y quizás me tenga que ir por un año para allá. También tengo otro proyecto en Australia. Entonces no tengo idea dónde voy a terminar” (esboza una sonrisa).

-¿Pero a futuro te imaginas más como actor o productor?
“Los dos, porque es muy difícil que me quiten las ganas de desarrollarme. Siempre voy a tener ideas de películas que quiero hacer, especialmente con Ernesto que nos llevamos súper bien y trabajamos muy bien. Además, con las dos películas que hemos hecho no he podido quedar más contento. He visto cómo evolucionamos, entonces ese lado de productor siempre va a estar. Pero también veo lo que está pasando ahora, que voy a tener que optar por el otro camino. De repente me va a llegar una oferta que va a ser buena y no podré rechazarla. Y jugaré al rol del actor de hacer un papel y listo, pero siempre ligado a lo mío”.
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