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"Nadie puede obligarme a hacer algo que no me gusta"

El actor y productor de la renombrada película “Kiltro” y la próxima en estrenarse “Mirageman” se emociona al recordar su anecdótico pasado en Méjico y luego en Los Angeles, donde el destino y su pasión por las artes marciales lo llevaron hasta Hollywood.

29 de Enero de 2008 | 09:19 |
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¿“El doble de La Roca”, “el nuevo Van Damme”, “el Jackie Chang chileno”, “el Bruce Lee criollo”, “un héroe a la chilensis” o “The latin dragon” (como él mismo titula su sitio web)? Como sea que quieran llamarlo, lo cierto es que éste es un hombre de acción pura. Un chico 100% rudo.

Y así se muestra en un principio. Displicente y poco amigo de las entrevistas y los flashes. “Sólo me gusta hablar de mis proyectos y cuando los estoy promocionando”, dice de entrada y muy serio.

Es por eso que llega, literalmente, con la camiseta puesta de su nuevo film “Mirageman”, que estrena el 24 enero junto al director Ernesto Díaz, su socio en la productora Mandrillfilms, también responsable de la renombrada “Kiltro”.

Recién cambia de expresión (empieza a esbozar una sonrisa y esa mirada impenetrable cambia por unos ojitos brillosos) cuando entra de lleno en las dos películas que ha protagonizado y producido en Chile, cual niño hablando de su juguete favorito. Lo mismo al rememorar su anecdótico pasado en Méjico y luego Los Angeles, donde partió persiguiendo un fugaz amor y el destino lo encaminó a forjar una ascendente carrera que lo encumbró a Hollywood.

Empezó lavando platos y terminó codeándose con Leonardo di Caprio. Tuvo suerte, pero sobre todo pasión por las patadas y las artes marciales.

-Cuéntanos de “Mirageman”, que aún no se estrena pero que ya ha participado en algunos festivales.
“Sí, ya la hemos mostrado en distintos festivales como en Montreal y en Texas, donde ganamos la película favorita del público, también en Valdivia y en Viña, pero se lanza el 24 de enero en los cines. Partimos con este proyecto, después de “Kiltro”, súper bajo perfil. Tenemos inversionistas norteamericanos y queríamos hacer una película para ese mercado pero después nos empezamos a dar cuenta que tenía una recepción del público impresionante entonces nos dijimos ¡oye, cómo no la vamos a tirar al cine! . Porque todos nos comentaban que en los festivales la gente se había vuelto loca con el film”.

-¿Por qué crees que ha tenido tan buena recepción?
“No sé, puede ser porque tiene varios referentes del cine de los ‘70, como del “hombre araña”, antigua, medio rasca. Tiene mucho humor negro y no es que quiera ser comedia, de hecho es súper en serio, pero se ríe un poco de la realidad y es una historia tan real de cómo se desarrollaría en Chile una situación así, que produce risas. Imagínate ver a un tipo, un chileno, tratando de ser superhéroe pero sin poderes ni nada. Hay muchos momentos divertidos, como verlo poniéndose el disfraz... Entonces donde la hemos mostrado vemos cómo la gente aplaude, grita y para nosotros fue una sorpresa muy grande”.

-¿Más que con “Kiltro”?
“Mucho más. O sea, nosotros pensábamos que “Kiltro” había sido bien recibida, pero en comparación, ni siquiera en la avant premier, en la que van los familiares y amigos, hubo tanto escándalo como con “Mirageman”. Y para el día del cine, en el que estaba la Ministra de Cultura y gente del medio, que es un público complicado, pasó lo mismo. Entonces, nos preguntamos qué tiene esta película que a todo el mundo le llega tanto”.

-¿Y llegaron finalmente a la conclusión de por qué la película engancha tanto?
“Aún no sé bien qué es, porque cuando uno está tan involucrado en los proyectos desde un principio siempre les va a tener un cariño especial y pensar que son increíbles. Yo de verdad me emociono con “Kiltro” y me pasa lo mismo con “Mirageman”, ambas tienen demasiado significado para mí, entonces no puedo ser objetivo. Pero podría ser eso de que por primera vez se muestra a un superhéroe humano, porque cualquiera podría serlo, no tiene nada de especial. La gente se identifica si es una persona común y corriente. Puede ser derrotado, hay situaciones entre ridículas y penosas y su historia es súper fuerte, tiene un drama familiar heavy. Y acá en Chile pasaría eso: si una persona se pone una máscara y sale a la calle, todos se lo agarrarían pal’ chuleteo y lo invitarían a programas para reírse de él. Creo que es esa verdad lo que engancha a la gente”.

Así es, un héroe a la chilensis. ¿Cómo dieron con esa historia? Luego de un tiempo en Los Angeles, junto al director Ernesto Díaz, a quien conocía desde su época escolar y con quien, luego de trabajar en una película por esos lados (“Entre llamas”), se llenaron los bolsillos y decidieron venirse a desarrollar alguno de los tantos proyectos que habían craneado durante su estadía en EE.UU. “Teníamos ganas de hacer una película con un enmascarado, pero era sólo una visión. Y ya cuando “Kiltro” se estaba empezando a vender y a distribuir, nos acordamos de esta idea, de este compadre que no tiene ni uno, tiene problemas y decide ser superhéroe de verdad, se compra una máscara y la gente se ríe de él. Nos entusiasmamos y fue todo muy rápido”.

-¿Se fiaron del éxito repentino de “Kiltro” y sus auspicios?
“Cuando se me mete algo en la cabeza es imposible no sacarlo y además, tenemos a un socio norteamericano (Derek Rundell) que nos financia parte de los proyectos para comenzar y en la marcha se suman auspiciadores e inversionistas, como fue el caso de Marcelo Salas”.

-¿Tienen más proyectos en mente?
“Mira, lo que pasó con “Mirageman” fue inesperado. Gracias a ese film la vendimos junto a “Kiltro” a Magnolia, una gran compañía norteamericana de cine independiente con la que firmamos un contrato para hacer una tercera película, que tiene un rango de 10 millones de dólares y que será financiada entera por ellos. Entonces, nuestra pega es encontrar una idea, que ellos nos aprueben el proyecto y producirla el próximo año. Además, Magnolia se comprometió a hacer un lanzamiento de “Mirageman” en algunos cines de EE.UU, ¡lo que es fantástico!”

-¿Cómo una productora tan grande llegó a ustedes?
“Lo que pasa es que en Texas, un crítico muy conocido y respetado escribió un artículo súper positivo sobre “Mirageman” y después de eso nos han llegado contraofertas de compañías aún más grandes, pero no quiero decir nombres para no comprometerme. Pero es cierto que tenemos ofrecimientos de grandes estudios para hacer otra película y comprar los derechos de “Mirageman”.

-¿Qué hay de hacer una secuela de “Kiltro”?
“En marzo se va a lanzar en DVD en EE.UU. Tenemos ideas escritas pero es uno más de los proyectos. Ya no depende tanto de nosotros sino de lo que nos propongan afuera. Hay otras compañías que nos proponen hacer otras cosas también, entonces no me atrevería a decirte en qué voy a terminar en un tiempo más…” (dice esbozando una sonrisa).

-¿Pero siempre en proyectos relacionados con la artes marciales?
“Por mi parte sí, porque eso es lo que soy: un artista marcial. Sobre todo si se me da la oportunidad de expresar mis artes a través del cine y mostrar un poco quién soy yo. Tanto “Kiltro” como “Mirageman” reflejan a Marko como ser humano, mis valores, lo que creo y por lo que me gustaría que la gente me recuerde. Esta vida es tan corta y tengo la posibilidad de hacer algo que quedará para siempre. Ahora estoy en esa etapa, en poder hacer algo que me represente como soy y como fui, cuando ya no esté”.

-¿Y si te tientan para hacer algo totalmente distinto?
“No, nadie puede obligarme a hacer algo que no me gusta. Y es obvio que me quieren lanzar como la próxima figura internacional de artes marciales, entonces esta productora lo que más me ha insistido es que la próxima película tiene que ser de acción pura. Pero para nosotros es al revés, queremos que tenga historia, corazón, contenido y que a eso se le sumen las artes marciales, que no sea pura pelea, porque esos films son difíciles de ver si no te gustan las artes marciales”.

-Entonces, ¿nunca te vas a desenmarcar de eso?
“No puedo decir nunca pero es mi intención y voy a tratar de mantenerme muy honesto y consecuente. Pero en este negocio no se sabe, puede aparecer una propuesta muy atractiva como un papel chico en una súper película -que puede pasar- y si en ese momento me conviene lo voy a hacer igual. No estoy cerrado a nada, debo analizar cada proyecto para tomar una decisión que en ese momento sea la más válida”.


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