No es del todo un aparecido. Si hasta
página web tiene. Y en ella se evidencia las miles de fans que lo han seguido a lo largo de su intenso periplo televisivo, que partió a comienzo de año al ganar “Pelotón” (TVN).
Ahí no sólo se adjudicó los 50 millones de pesos del premio, también ganó fama y polola nueva: la recluta María José Pestán, compañera de encierro. Desde entonces ha compartido protagonismo con Pampita, Kenita Larraín y varias otras celebridades. Pero si bien ganó el reality, no pudo con “El Baile de TVN” ni el “Mr. Teletón”, ya que el fenómeno del año, Nachito Larraín, fue invencible.
El estudiante de 26 años de ingeniería eléctrica de la Universidad de Santiago es alto (mide 1.80), atlético, rubio y de grandes ojos verdes. Luce mejor en persona, al natural, que en pantalla. Sobre todo con cámaras sobre él las 24 horas del día que mostraron su peor faceta.
Cuenta que antes de entrar a “Pelotón” nunca se planteó la idea de trabajar en la tevé. “Me llamaba la atención como simple televidente. Practico natación hace 14 años y Tae- Kwondo hace 3, por lo que siempre me ha atraído el tema del deporte y la competencia y cuando supe de ese desafío y en el que había un premio importante ($50 millones) me dije por qué no intentarlo”.
Entró al reality y ganó. “Mi vida, como te puedes dar cuenta, giró y tengo que aprovechar el minuto. Por eso empecé a hacer eventos en discotheques y de alta costura. Ha sido un año muy productivo”, comenta entre risas.
Para eso hizo un video para calentar motores en su show y lo subió a
YouTube. “Me sirve para publicitar el espectáculo, es una buena vitrina. Contempla una pelea en vivo, baile, rescate con pistolas a fogueo y un ladrón que secuestra a una mujer que es mi polola. Entonces, la rescato y ella me baila y cuando nos vamos a dar un beso, se corta y ahí aparezco en el escenario y regalo poleras y jockeys”.
-¿Cuál fue tu principal motivación para entrar a un reality?
“Hay cosas que me llaman la atención, como un sexto sentido que me atrae. Esto era algo totalmente distinto a lo que estaba haciendo y siempre me estoy planteando cosas nuevas, por un tema de motivación. Cuando viejo quiero tener muchas historias para contarles a mis descendientes.
“Una vez me invitaron a hacer travesías de orientación, me dejaron seis kilómetros mar adentro y tuve que nadar hasta la orilla. Lo hice y mi mamá me preguntaba para qué si hacía natación, pero quise hacerlo igual, porque era algo distinto y aunque quizás no iba a lograrlo. Me demoré dos horas en llegar, casi me muero”.
-¿Sientes la necesidad de demostrar algo?
“No, creo que todos deberían imponerse nuevos desafíos de todo tipo, para ponerle emoción a la vida”.
-OK, pero meterse a un reality es bien distinto.
“Es que cuando uno juega al Loto, tiene la esperanza de que quizás lo pueda ganar pero no se puede saber. Tampoco tenía alguna noción de lo que vendría después”.
-¿Cómo llevas el tema de la exposición?
“Yo enganché más que nada por el premio. Además, como ya han pasado tantos realities jamás pensé que éste podría tener tanto efecto. O sea, tuvo un rating súper alto. Entonces, pensé que quizás sólo tendría que ir a un par de programas por uno o dos meses pero me ha durado más de lo que creí. Y cuando las expectativas se superan uno se empieza a replantear ciertas cosas”.
-¿Como que te estás replanteando tu vocación?
“Mira, estaba estudiando ingeniería civil eléctrica que no tiene absolutamente nada que ver con el mundo de la TV. Y de pronto apareció esto, me gustó, lo paso bien y más encima me pagan por algo que disfruto, ¡lo encuentro fantástico!”.
-¿Pero estás conciente de que después de tus 15 minutos de fama, nadie te recordará?
“Claro, siempre supe que tendría sólo 15 minutos de fama pero siento que han sido como 20. Lo de “Cuánto vale el show” me llegó en súper buena hora porque pensaba que después de “El baile de TVN” no vendría nada más”.
-Entonces te esperabas que te invitaran a participar en “El baile”, por venir del mismo canal de “Pelotón”.
“Sí y cuando salí del encierro y me di cuenta de la magnitud de todo esto, caché que iban a aprovechar y que a algo nos iban a invitar. Sabía que existía “El baile” y había visto todas las temporadas porque me encantaba entonces pedí en el canal que me invitaran y me hicieron caso”.
-Y te fue bastante bien en la competencia tomando en cuenta que no era para nada lo tuyo.
“Porque le pongo mucho empeño a todo, todo lo que hago”.
-¿Qué te va a pasar cuando todo esto se acabe?
“Nada, me quedaré con un muy bonito recuerdo, un lindo episodio más en mi vida. Pero no me voy a desesperar por buscar pantalla, ni caeré en depresión, no estoy loco con eso”.
-¿Con depresión como otros ganadores de reality que terminaron mal?
“El caso de Ballero y Egas son muy distintos, ellos tienen personalidades bien incomparables, además que eran dos realities súper diferentes. El de Ballero (“Protagonistas de la fama”) era para estar en la TV, el premio era salir en una teleserie. En cambio, “Pelotón”, no. Es una especie de servicio militar, no hay vínculos con la tele. Si no me quedo en el medio no me voy a volver loco, no voy a buscar programas para que me inviten”.
-Pero algo te va a afectar que la gente ya ni te reconozca.
“Al contrario, ja, ja, ja. Es complicado caminar en la calle y que la gente te reconozca, sobre todo de un día para otro, es extraño. Muchas veces ando apurado y tengo que saludar a todo el mundo, no puedo ser pesado”.
-¿Por qué no?
“Porque hay mucha gente que siguió el programa entonces sienten como si nos conocieran. Me saludan con un
hola poh’ Matulic, ¿como estai? ¡Como si me conocieran de toda la vida! Yo creo que eso pasa porque sienten que compartieron emociones conmigo al ver todo el reality. Además sólo es un saludo, no están pidiendo nada del otro mundo, no cuesta nada saludar de vuelta”.
- Has recolectado muchísimas fans, ¿cómo son y cómo te manejas en ese tema?
“Las que más me saludan vienen de dos extremos: las niñitas chicas y las abuelitas, entonces no cuesta nada. Uno se acostumbra, a veces se quedan mirándome y yo las saludo. Lo peor es cuando uno está en un restorán, que se te acerquen cuando estás comiendo, es un poco incómodo”.
-¿Te dio lata perder el Mr. Teletón?
“No perdí, ¡gané! O sea, el hecho de que me inviten a la Teletón, con eso ya gané un montón, lo pasé increíble, me maté de la risa. El Feña (Godoy) es un chiste, me tocó estar al lado de él en la coreografía y él es así de divertido en persona. Siempre colaboraba con mis luquitas de estudiante y que me hayan invitado realmente es un sueño, imagínate a estadio lleno, todas gritando. Tanto, que cuando llegamos al escenario, pusieron la música de la coreografía no partimos el baile ya que no escuchamos ni la música con los gritos”.
-¿Te gritan cosas en la calle?
“Claro, pero las mujeres funcionan en grupo, solas no hacen nada. Una vez fui a Copiapó por un evento y quería comprarme una cámara y tuvieron que sacarme con guardia del mall. Es que llega una a saludarte y de ahí no paran. En provincia hay mucho más fervor”.
-¿Algún proyecto por ahí?
“El problema de la TV es que todo es a largo plazo, podría tener mil proyectos pero mientras no hay nada firmado... Y bueno, me encantaría decirte que tengo mil proyectos, pero no es así, porque me voy a sumar a algo sólo si me parece interesante”.
-¿Cómo qué?
“Me gustaría animar pero quiero terminar mi carrera antes, aún me queda un año. Congelé porque todo lo que he ganado este año no lo voy a poder ganar más en toda mi vida entonces tengo que aprovechar. La TV es así, rápida, cambiante y tiene que tener continuidad y si no aprovechaba estas oportunidades ahora no las iba a volver a tener”.
-¿Y qué hiciste con la plata que ganaste?
“Me compré un auto y lo demás lo metí al banco. ¡Casi me muero cuando los fondos mutuos cayeron! Es que yo nunca tuve una situación tan acomodada, pero sigo haciendo las mismas cosas de siempre. Me compré un auto y eso me tiene feliz pero no me he vuelto loco con la plata ni menos con la fama”.
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“No estaba dispuesto a mostrar todos mis sentimientos”
“Lo único que no podría soportar es cambiar pañales, ¡qué asco!”