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Los jóvenes desarrollan su autonomía en vacaciones

No hay una edad específica para darles permiso; algunos, a los 16 ya están preparados para este primer paso de independencia, pero otros incluso corren riesgos a los 19. Aquí algunas pautas para evaluar.

06 de Febrero de 2008 | 10:34 |
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Cuando Daniela (48) se enteró de que su hijo de 18 años partiría un mes a mochilear a Perú con amigos se le vinieron a la mente una serie de temores: lugares inhóspitos, peligro de robos, accidentes... Pese a que había salido con los scouts, sería la primera vez que estaría tan lejos de su familia y no lo sentía preparado. Por ello negoció con él y decidió autorizarlo a salir con su grupo, pero al sur de Chile. En 2009 quizás podrá viajar al extranjero.

La reacción de Daniela no es rara. Los padres que enfrentan las primeras salidas de sus hijos comienzan a vivir el proceso gradual de su independencia. Verónica Lobos, psicopedagoga y directora del centro Crissol, explica que para autorizar el viaje es clave ir construyendo la confianza.

"Hay que confiar en los hijos, en lo que tú les has enseñado. Y hay que darles permiso en la medida en que ellos se vayan ganado esa confianza". Y para ilustrar su consejo, un ejemplo: su hijo le pidió permiso para veranear con un amigo estas vacaciones. "Tenía prohibido fumar, y lo pillé fumando justo ahora. Entonces, no lo dejé".
Consejos de expertas

Carolina Dell'Oro, filósofa: "A los 16 me parece muy precoz, ya que cada decisión va dejando una huella en tu interior. Y algunas son imborrables".

Verónica Lobos, psicopedagoga: "Hay que pedirle ciertas cosas, como que tiene que andar con el celular prendido o que no puede hacer dedo para movilizarse en el viaje".

Madurez psicológica

Los jóvenes desde los 16 años comienzan a pedir permiso para salir solos pero, según los especialistas, la edad para autorizarlos es variable. "Tiene que ver con la madurez psicológica, más que con la cronológica", advierte María Teresa Sanhueza, psicóloga de la Fundación de la Familia.

Para las especialistas, hay jóvenes que definitivamente no están preparados, como los que presentan algún grado de inmadurez o que son más despreocupados por la vida cotidiana; por ejemplo, que no saben cocinar o que nunca han lavado su ropa.

Otras son más tajantes. "Creo que es una locura que salgan solos antes de los 19 o 20 años. Antes de esa edad no manejan sus impulsos, no tienen una autonomía personal suficiente", advierte Carolina Dell' Oro, del centro educacional Paideia, que asesora a colegios y a padres de familia.

Ella propone algunas condiciones que deben cumplir los hijos para ganarse el permiso de viajar: autonomía y capacidad de trabajo. Esto último porque "creo que el joven debe ser capaz de solventarse su viaje". Y es una de las formas de demostrar que es capaz de asumir responsabilidades, agrega.
Para considerar

Antes de apresurarse a agarrar las maletas, la encargada de Turismo Joven de la agencia Cocha entrega algunas sugerencias:

Planificar el viaje:
Elegir con anticipación el destino ayuda a delimitar los imprevistos, ya sean en Chile o el extranjero. Esto ayudará a seleccionar la forma de transporte y si se comprará un paquete de viaje o se realizará en forma independiente.

Documentos al día:
El pasaporte debe tener una vigencia mínima de seis meses. Junto con ello hay que considerar los países que requieren visa para poder ingresar, como EE.UU., Nueva Zelandia y Australia.

Administrar recursos:
Llevar el dinero en efectivo no es la mejor manera de viajar por el riesgo de robos. Los padres pueden considerar abrirle al hijo(a) una tarjeta adicional para que pueda efectuar giros desde un cajero.

Asistencia en viaje:
Los paquetes de viaje que se adquieren en las agencias especializadas ofrecen seguros de asistencia, que cubren accidentes, localización de equipaje, orientación en caso de extravío de documentos y asesoría legal en casos de robos.

Gabriela Hirsch, experta en adolescentes de la U. de Chile, señala que "el control de los padres debe ser mayor hasta los 17 años, pero a partir de los 18 debería autorizarse sin dificultad".

El consumo de alcohol en forma descontrolada, la exposición a las drogas o la iniciación sexual son los principales temores que manifiestan los padres. Sin embargo, según explica María Teresa Sanhueza, la formación en estos temas es algo que se debe trabajar desde la niñez.

"También es importante que los papás conozcan a los amigos de sus hijos y que estén en contacto con sus padres. Además, que estén presentes en la planificación del viaje: ayudarlos a establecer el itinerario o a manejar los recursos, ya que si bien los adolescentes piden respeto por su libertad también solicitan que los padres estén disponibles frente a cualquier evento". Esto implica aceptar las llamadas con cobro revertido y estar pendiente de los destinos.

En esta situación está Andrea Corradossi (41 años). Sus dos hijas, Sofía (17) y Camila (18), saldrán este año a veranear por primera vez con un grupo de amigas a Viña del Mar y Concón, respectivamente. "Tengo una mezcla de sensaciones. Primero uno se tiene que convencer de que los tiempos de los jóvenes de ahora no son los de antes, que ya no puedes estar encima de ellos; pero al mismo tiempo me quedo tranquila de que les he transmitido ciertos valores, y que sin duda les ayudará a ser más autónomos en el futuro. Además, cualquier cosa, estoy disponible en el celular".

Mientras la mamá le ayuda a preparar las maletas, Sofía cuenta que está contenta. Tuvo la oportunidad de salir para el 18 de septiembre con el mismo grupo y sabe que se crean lazos fuertes entre las amigas. "Somos súper organizadas con los menús y nos cuidamos harto, además trabajé en diciembre para juntar la plata del viaje".

Experiencia positiva

Según la psicopedagoga Verónica Lobos, el proceso es positivo porque les ayuda a ganar libertades. "Hay que darles un empujoncito, porque les ayuda a crecer, a ser autónomos. Y también a valorar lo que tienen en la casa. Si antes se quejaban de la comida, después de un viaje en que han andado con cuatro pesos llegan felices a comer charquicán y a dormir en su camita".

Ana María Sanhueza agrega que lo positivo de la experiencia es que se da la "posibilidad de regir la propia vida desde que se levantan, lo que desean comer, dónde van a ir, etcétera".

Y la psicóloga Gabriela Hirsch complementa: "El viaje les permite conocer otras realidades y ensayar un mayor grado de autonomía, preparándose para la total independencia cuando sean adultos".


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