Llaman la atención porque son diseños que no se ven en las vitrinas de los grandes mall, repetidas en serie. Son joyas que, claramente, tienen una inspiración étnica o ancestral y la primera imagen que se viene a la mente son los adornos mapuches o incas.
En cierta forma, esa fue la idea inspiradora de Karin Zwanzger, quien, tras conocer la orfebrería peruana, corrió el riesgo de innovar en el mundo de los accesorios y hacer una propuesta diferente, pero muy atractiva a las chilenas.
Desde su tienda
Era ha confirmado que su instinto no la traicionó. Sus clientas suman y suman, al comprobar que las piezas que se llevan son únicas y exclusivas, porque cada una está hecha a mano.
-¿Qué podemos considerar diseño étnico?
“No sé si lo denominaría únicamente diseño étnico, porque recogemos varias tendencias. Ahora, claramente se trata de diseños de líneas muy limpias, muy poco rococó, que rescatan un poco el trabajo de los artesanos, de los orfebres. Innovamos en diseños con hilos de plata o cobre tejidos y grandes formas”.
-Pero se asemejan mucho a los diseños indígenas.
“Sí, muchos de los diseñadores son de Perú y pueden tener esa influencia indígena. Pero también tenemos diseñadores más modernos que han estudiado en Holanda o Suiza. Se trata de distintas líneas”.
-¿Lo étnico está de moda?
“Puede ser, pero este trabajo no es muy conocido en Chile, acá no se trabaja la plata y eso se puede deber a que la gente todavía considera que si no es de oro, la pieza no puede ser considerada una joya.
“Para Navidad, algunos maridos venían enviados por sus señoras, que se habían fascinado con los diseños, y ellos como que se desilusionaban porque se encontraban con algo distinto, lo que era muy divertido”.
-La plata es menos costosa que el oro, ¿tiene alguna ventaja?
“Bueno, claramente la plata es menos valiosa que el oro, pero eso mismo permite volarte con los diseños, hacer piezas más grandes, menos tradicionales como un anillo de oro pequeño. Esto permite, además, que cada pieza pueda ser usada en cualquier parte, sin temores.
“El oro, en la cultura indígena era lo más valioso, pero tienes que tener presente que en Chile toda nuestra joyería es en plata porque no contábamos con oro. Y en Perú se usa mucho la plata, hasta el día de hoy, hay muchos orfebres que sólo trabajan plata y hacen cosas muy entretenidas”.
-Has introducido el cobre.
“Sí, es algo nuevo, único, que realmente se ve muy lindo. Muchos años atrás se usó en Chile, pero después dejó de verse, quizás porque tenía el problema de cambiar de color (se pone verde), pero en este caso, tiene un tratamiento especial. La combinación cobre y plata es una línea chilena, lo que es muy destacable”.
-¿Qué otra cosa hace especial esta joyería?
“A diferencia de lo que ves en Europa, no hay ninguna pieza que no sea hecha a mano; allá encuentras cosas preciosas, pero son todas elaboradas a máquina y hechas en serie. Puede ser que el diseño se repita, pero nunca una joya va a ser exactamente igual a la otra, porque todas son trabajadas por el orfebre; una misma pulsera puede salir o más grande o más chica, cuestión que las distingue; es algo especial”.
-¿Tiene algún sentido elegir estos materiales?
“Son materiales nobles, no hay nada artificial y nada aparenta ser algo que no es. Usamos plata, acero y cobre y piedras semipreciosas como el ópalo andino, el nácar, el ámbar, la sodalita y el cuarzo; también usamos corales y espóndilus, una concha que sólo se encuentra en Ecuador y Perú, o semillas”.
-¿Dónde está el atractivo?
“En que sin ser una joya cara, quienes las usan saben que están llevando algo único, exclusivo, de mucho valor en su confección. Y eso lo valora mucho más la mujer que el hombre”.
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