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Por qué las ejecutivas no quieren ascender

"Prefieren la tranquilidad y no correr riesgos. Las ejecutivas chilenas piensan que si asumen cargos más altos, deberán sacrificar a sus familias y su escaso tiempo personal". Así lo revela la encuesta realizada por las head hunters Paz Ovalle y Ana María Icarán, a cien gerentas de diversas empresas del país. Además, establecieron que la mayoría de las ejecutivas tiene más de 41 años, un gran porcentaje tiene posgrados, y trabajan en empresas con facilidades para las mujeres, aunque en general no se acogen a ellas.

14 de Febrero de 2008 | 09:58 |
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La mujer prefiere no ascender:

Según el 69 por ciento de las encuestadas, en sus empresas no se hacen diferencias al elegir mujeres u hombres para los cargos gerenciales. Por eso, según las head hunters Ana María Icarán y Paz Ovalle, autoras del estudio 'Mujeres profesionales', el hecho de que haya pocas gerentes generales mujeres en las empresas más grandes del país, y que los hombres sigan ganando por lejos en el número de cargos directivos que ocupan, es porque "la mujer es la que se autoexcluye.

Creemos que es un mito que no se les den oportunidades para desarrollarse dentro de las estructuras organizacionales de sus empresas, para llegar más arriba o para tener un mejor sueldo, porque en general es la mujer la que no quiere seguir subiendo y tener más responsabilidades, porque no le interesa.

Muchas piensan que asumiendo un cargo más alto van a tener menos tiempo aún". En este sentido, las directoras señalan que en general las mujeres son adversas al riesgo y que quieren tranquilidad. "Frente a la posibilidad de un cambio con mayor responsabilidad y mayor sueldo, la mujer lo piensa mucho, a diferencia de los hombres, que dan el salto. La mujer se va coartando. Le interesa trabajar medio día en la oficina y en la tarde en la casa, tener más vacaciones, poder entrar y salir, tener tiempo para sus hijos y para sus cosas", señalan.

Claudia Johnson (38) es gerente general de Break & Eat, una empresa de comida y catering que fundó hace 13 años. Ella señala: "En general a las mujeres nos gusta tener espacios para nosotras. No puedes vivir para trabajar, tiene que haber un equilibrio. Y si nos comparamos con los hombres, obviamente nosotras tenemos más limitantes para desarrollarnos, porque tarde o temprano tienes algún problema con tus hijos, con tu familia. Una mujer no quiere llegar arriba sólo por el hecho mismo, aunque eso no quiere decir que no haya mujeres dispuestas a hacerlo. Yo le di un vuelco a mi negocio, trabajo casi más tiempo que antes y estoy súper dispuesta; sólo me gustaría que el día tuviera más horas".

Por su parte, Raquel Galarza (51), gerente de desarrollo corporativo de Lan Chile, dice que en general las mujeres tienen una percepción distinta del mundo del trabajo que los hombres: "Cuando eres mujer y con un cargo como el mío, a no ser que tengas una ambición mucho más allá de la media, la sociedad no te exige más; donde llegaste está bien. Esto es un reflejo de que la exigencia del mundo hacia las mujeres es menor en el ámbito profesional, no así en el ámbito de la vida familiar. Entonces, las mujeres que estamos tratando de compatibilizar ambos roles valoramos de otra forma los ascensos y los aumentos de renta, porque pueden significar un costo alto para el otro rol. Por eso no estamos siempre dispuestas a hacer algunos sacrificios que los hombres harían de todas maneras".

En la encuesta, el 51 por ciento de las gerentas declaró que se iría a trabajar al extranjero, pero según las head hunters la realidad es muy distinta. "Dicen que sí, es como el sueño de muchas irse a vivir a otro país, pero en el momento que tienen que decidirlo prefieren quedarse. Es lo mismo que cuando se les pregunta si están dispuestas a cambiarse de pega. Responden que sí, pero en el fondo no están dispuestas. Somos más conservadoras de lo que estamos dispuestas a confesar. Pero es algo que debiera cambiar con las nuevas generaciones de ejecutivas".

Cero tiempo para deporte y descanso:

Entre los costos que las mujeres encuestadas han tenido que asumir debido a sus carreras, los más mencionados son la escasez de tiempo para dedicar a sus asuntos personales (51 por ciento) y a sus hijos (40 por ciento). Cuando se les preguntó a qué dedicaban ese escaso tiempo libre, el 84 por ciento dijo que a sus hijos, seguido de un 71 por ciento que eligió a la pareja. Mucho más abajo, con 24 por ciento, aparece el ítem "deporte" y con 13 por ciento, "descanso". A las directoras de Icarán y Ovalle les llama la atención el poco tiempo que se dedica a las amistades: "Entre las gerentas no existe eso de juntarse con las amigas fuera de las respectivas casas en días de semana. Antes eran usuales los "tés" entre las mujeres, cosa que prácticamente hoy no existe". Por otro lado, dicen que las gerentas viven en contradicción: "Se quejan porque no tienen tiempo para ellas, para ver a sus amigas y familia, pero también las mujeres son muy comprometidas con sus empresas y, aunque puedan hacerlo, no se van a ir más temprano si les queda trabajo por hacer. O sea, se quejan del poco tiempo, pero se quedan igual trabajando. Quizá aquí haya una deformación profesional, porque la mujer, en general, pierde menos tiempo que el hombre, es más productiva, por el hecho de que los niños la están esperando en la casa". En este sentido, muchas se pronuncian a favor de tener un horario más flexible, de poder entrar y salir, y no por tener menos horas de trabajo.

Francisca Méndez (38), gerente general de Ibici, Maideform y otras marcas femeninas, tiene dos hijos de 12 y 14 años. Ella ha conocido las dificultades que le puede significar a una mujer el desarrollarse profesionalmente: "Para poder llegar donde estoy, tuve que asumir un costo importante a nivel de pareja, pero no de hijos. Mi prioridad son mis niños, así que llegaba a la casa a estar con ellos, lo que al final me significó poco espacio y tiempo para que mi relación de pareja perdurara en el tiempo. Pero a mis hijos les dedico mucho tiempo, de alguna manera me las ingenio y estoy en todo lo que me necesitan", señala.
Los aportes de la mujer al mundo del trabajo (según ellas):
"Tenemos una forma diferente y más integral de ver las cosas".
"Somos multifacéticas y nos podemos encargar de varias cosas a la vez".
"Tenemos la capacidad para crear ambientes de trabajo agradables. Somos vistas como más cercanas por nuestros subalternos".
"Nos enfocamos en cooperar en los equipos de trabajo en vez de competir, como generalmente ocurre entre los hombres".
"Somos más comprometidas con nuestro trabajo".
"Tenemos la capacidad de escuchar"." "Creamos buenos equipos de trabajo".


Ella trabaja de ocho a cinco y media de la tarde: "Para mí lo importante es el cumplimiento de los objetivos. Si hay un niño enfermo o alguna actividad en el colegio, las mujeres podemos ir y volver o trabajar después desde la casa.
Todas tenemos la camiseta puesta".

No se toman las facilidades que les dan las empresas:

El 56 por ciento de las gerentas encuestadas dice que en su empresa hay facilidades para las mujeres, siendo las más nombradas el alargue del posnatal, el horario flexible, la ayuda con las enfermedades de los hijos y el trabajo medio día en la oficina y en la tarde desde la casa. Según las directoras, en este ítem también hay una contradicción, porque cuando se les preguntó si se habían acogido a alguno de estos beneficios, el 67 por ciento de las gerentas dijo que no. "Al parecer a estas mujeres les molesta sentirse diferentes de los hombres que trabajan en sus empresas", dicen Icarán y Ovalle. Y profundizan: "Tiene que ver con la personalidad de la mujer. Muchas de las que han llegado a cargos altos piensan que ha sido como un regalo, una suerte. Y estando todo el día en la oficina se sienten más tranquilas que si hubiesen estado la mitad del día en sus casas. Además, en Chile todavía no se mide a los ejecutivos por resultado, sino que por las horas que están en el escritorio. Es un tema de mentalidad, de cultura, que debiera ir cambiando".
Cómo se realizó el estudio
Paz Ovalle y Ana María Icarán encuestaron a cien ejecutivas chilenas que ocupan cargos de primera y segunda línea en grandes empresas, y también a empresarias y gerentes generales de empresas más pequeñas. El 64 por ciento son ingenieros comerciales, seguido por sicólogas (13 por ciento) e ingenieros civiles (9 por ciento). El 44 por ciento de las encuestadas ha realizado estudios de postgrado.

Las ejecutivas top tienen 46 años o más:

El 40 por ciento de las gerentas entrevistadas tiene más de 46 años, lo que, según Paz Ovalle y Ana María Icarán, significa que "después de esa edad las mujeres tienen muchas posibilidades de seguir creciendo y de tener cargos altos, porque tienen los niños más grandes". Siguiendo con los números, el 22 por ciento de las gerentas tiene entre 41 y 45 años y un 31 por ciento, entre 36 y 40 años, aumento que, según las directoras, "puede significar que son mujeres de una nueva generación, que vienen con otra mentalidad, dispuestas a laborar más, a pesar de no tener los hijos aún grandes". Un 33 por ciento del total de mujeres tiene dos hijos y un 29 por ciento tiene tres. Cuatro hijos o más sólo tienen el 13 por ciento de las encuestadas.

El 76 por ciento está casada y los maridos las ayudan:

Un 16 por ciento está divorciada y un 9 por ciento está soltera. "Nos sorprendió este resultado; pensamos que habría más separadas. Significa que ellas viven una estabilidad que guarda relación con todos los aspectos de sus vidas. Aquí se desprende también que los maridos apoyan a sus mujeres; y que lo hacen muchísimo más que antes. Las mujeres declaran que sus maridos las ayudan con el supermercado, que llevan los niños al doctor, y es cierto; si vas al supermercado un viernes en la tarde o sábado en la mañana está lleno de hombres. Nosotras, que nos dedicamos a entrevistar ejecutivos, también vemos que ellos acompañan a sus mujeres a las idas al doctor cuando están esperando guagua, que todos van a las reuniones del colegio; hay un compromiso mayor del papá hacia los hijos en las actividades que antiguamente sólo eran de las mujeres, lo que alivia mucho a las gerentas entrevistadas. Las generaciones se van moviendo y van cambiando las costumbres", dicen Icarán y Ovalle.

Claudia Johnson trabaja de sol a sol, pero apoyada en un ciento por ciento por su marido y sus hijos, con quienes incluso va a trabajar los fines de semana. "Mi marido me conoció trabajando, así que no hay mucho que cuestionar ahí. De hecho, él tuvo la idea de crear el Break & Eat, él me instó a hacerlo y siempre me ha apoyado. Y en este minuto en que estamos con harto trabajo, haciendo capacitación, me está ayudando en los temas de logística y gestión. Por otro lado, como tengo que venir los fines de semana, muchas veces los niños vienen conmigo. Riegan las plantas, ordenan y atienden; así aprendieron a darse cuenta de que la mamá no venía por hobby, sino que de verdad tenía que trabajar. Mi hija mayor hace de cajera los días domingos y para la Navidad trabaja aquí con las amigas".

Tienen nana y profesor particular para los hijos:

El 96 por ciento de las gerentes entrevistadas cuenta con la ayuda de servicio doméstico, pero, además, un 22 por ciento tiene contratado uno o más profesores particulares para que hagan las tareas y estudien con sus hijos. "Las gerentes han tenido que delegar la función de las tareas en un profesor particular, y a veces en más de uno. Por un lado deben enfrentar la enorme competencia de los colegios, donde prácticamente ya no aceptan que a todos los niños no les vaya tan bien. Y, por otro lado, aparte de que tienen los medios, por el hecho de llegar en la tarde a sus casas, les gusta tener una buena relación con sus hijos y así no tienen que llegar a pelear por el tema de las tareas, del orden, de los hábitos. Aprovechan ese tiempo para conversar y compartir con ellos", dicen Icarán y Ovalle. Pero las gerentas también tienen el apoyo de sus familias, y no sólo del marido: de las mamás, los hermanos, de sus amigos. "Se supone que son mujeres exitosas y por eso sus círculos las apoyan; eso afirma el 98 por ciento de las encuestadas", señalan.




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