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“Debe ser traumático para la sociedad que una película del Che Copete esté dentro de las más vistas del año”

El humorista, conocido por su famoso animador borrachito, el Che Copete, dice que en Chile hay un doble estándar y recuerda su carrera, junto a las mujeres que lo han acompañado en ella.

21 de Octubre de 2008 | 09:18 |
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“Siempre he sido trasgresor. No marco tendencias, veo para dónde va la cosa no más”, dice Belloni, vestido de Ernesto, sin esa cara de maldad que acompaña a su personaje, el Che Copete, todas las noches en el “Morandé con Compañía”.

Belloni, que partió en los '80 con su famoso show “Los años dorados de la tía Carlina”, conoce el desarrollo del humor en el país, en especial de ése que se hizo conocido, como él dice, por un “mundo underground”, donde se tiene licencia para decir y mostrar lo que se quiera.

Hoy, tras haber sido aceptado, absorbido y aplaudido por la televisión abierta, el éxito alcanzado por Belloni, con su animador borrachito y boca suelta, ha dejado atrás los años del “home video” de los '90, para probar suerte en la pantalla grande.

Las críticas no se hicieron esperar a fines del año pasado, cuando se estrenó “Che Kopete, la película”. Calificaciones de una sola estrellita en las secciones especializadas de las revistas y palabras como “misoginia”, “vulgaridad” o frases más claras como “la cinta no funciona”, acompañaron algunos de los comentarios de los críticos, mientras el film de Belloni se estrenaba en las salas nacionales con cerca de 27 mil espectadores y lograba en un día vender 30 mil tickets.

-¿A qué se debe esta falta de sincronía entre los críticos y la audiencia? ¿No entienden tu humor?
“La críticas son legítimas, porque vienen de una persona que se preparó y a la que le están pagando un sueldo, bien merecido tal vez, para criticar una película que está saliendo en los cines. Ahora, mi humor no es para un crítico de cine, que va a comentar una obra de Woody Allen. (‘Che Kopete, la película’) fue mucho más simplista, para provocar una risa fácil y no merece ni siquiera ser criticada o analizada por el guión. Me halaga que un crítico de cine se tome la molestia, pero no. Al final, yo respondo a las necesidades del público que la sigue no más”.

-Con “Che Copete, la película”, ¿sufriste mucho con el pirateo?
“La película primero produjo mucha expectación. Tuvo harta cobertura, buena y mala, pero tuvo. Entonces, yo dije: esta cuestión va a ser grito y plata. Después, nos vimos envueltos en cosas que desconocíamos, como la piratería, que fue demasiado fuerte para nosotros. Ahí empecé a entender que el cine depende de muchas cosas, de las salas, del día, que eso no lo maneja uno, sino los distribuidores de cine. En el caso nuestro, nos fueron quitando de los espacios buenos, tal vez presionados. Creo que debe ser muy traumático para una parte de la sociedad que una película del Che Copete esté dentro de las películas chilenas más vistas del año. Tal vez puedan pensar que acusa una falta de cultura del país. Todas estas distribuidoras se pudieron sentir algo presionadas, (imita a un hombre con la papa en la boca):‘Saquen a ése. No nos desprestigiemos’, por el doble estándar que tenemos los chilenos”.

-¿Cero posibilidad de una segunda parte?
“Como financista de la película, para nada. Ni siquiera he recuperado parte de la inversión mínima. Aunque igual está el otro lado, el de la pasión que tengo por el cine o por hacer cosas. Además que es un plus importante para mi carrera hacer una película. A veces no importa no ganar. Tal vez, lo que tal vez me dolió es que yo me haya propuesto como juego, pero uno serio, que si llegaba a determinada cantidad de espectadores (500 mil), le iba a regalar una casa a un cabro que trabaja conmigo (El Poeta), que es súper importante para mí. Por ahí me anduve decepcionando, pero eso no significa que no vaya a ayudarlo para que tenga su casa y él lo sabe”.

-Ahí te acusaron de no cumplir tus promesas.
“El público lo entendía, pero hubo algunos programas, de esos faranduleros, que decían que yo no había cumplido. Hubo un contrato, ante notario, y yo lo mostré, que decía que si se llegaba a las 500 mil personas se le daba la casa, sino, no había casa. Estaba todo estipulado, legal. Es como si don Francisco no llegara a la meta de la Teletón… No es culpa de él”.

-En esos mismos programas salió Marlen Olivari diciendo que tú no la ayudaste cuando estuvo mal, que no le diste trabajo.
“Hoy en día, la Marlen, si necesita trabajar conmigo, me llama y nos juntamos. Traté de darle la posibilidad de hacerlo, pero ella con sus dietas y sus cosas no pudo cumplir. Más no podía hacer yo. Con la Marlen se especuló un poquito que ella me pidió ayuda y es cierto, pero la noticia hay que verla completa. Ella se retiró. Dejó de trabajar conmigo, sin avisarme. Igual me sentí perjudicado, pero sé que ella necesitaba retirarse. Yo pensé: no importa, prefiero la salud de ella, antes que un par de pesos. Pero yo tenía que seguir mi camino y lo hice con la Kenita Larraín y después aparece la Marlen, diciendo que quiere que yo le dé trabajo. Yo estaba con la Kenita y no puedo jugar con la gente. O sea, no puedo contratarla, ver que le hacía ilusión trabajar en esto y porque apareció ella, bajarla. Así que, claro, le negué el trabajo, pero dentro de ese contexto”.

-¿Cómo enfrentas todos estos problemas mediatizados?
“Con la conciencia limpia no más. Con el Poeta no tengo problemas. Él sigue trabajando conmigo. Pero yo no entiendo a los programas faranduleros… Yo tengo un auto deportivo y me decían: ‘si vende su auto le puede comprar la casa’. Ése fue un programa del canal de Piñera y yo decía: bueno, si Sebastián Piñera vende la mitad de Lan, puede comprarle una casa a todo Chaitén. Pero eso lo cortan al tiro.
“Sé que la gente tiene su percepción. Nunca nadie me ha mirado mal. Y también sé que los programas faranduleros son un poquito carniceros, así que me alejo de esas cosas. Le hacen mucho daño a la gente. Y todo el daño que haces se devuelve”.

-¿Igual que las buenas?
“Indudablemente. Yo igual creo en algunas cosas. Entiendo que la energía existe y cuando a uno le va bien hay mucha energía mala en contra. Por eso se debe ser siempre positivo, para contrarrestarla. Uso mis cadenitas de plata y de oro, que fueron bendecidas por el Papa, cuando fui a Roma, ahora en enero. La plata es un fuerte protector de las malas vibras.
“Yo soy el hombre que quiere ser más positivo. He sido toda mi vida súper derecho y nunca le he causado mal a nadie y si lo he hecho no ha sido intencional. Hoy en día soy un premiado, porque me va bien. Este es un rubro con mucha competencia y así como subes, bajas. Yo llevo 10 años con un contrato de televisión en el Mega y ahora me lo alargaron 3 años más. Me pagan bien, soy uno de los rostros que más quiere ver la gente, según las encuestas. ¡Qué más puedo pedir! Además, tengo una familia con hijos súper sanos. Honestamente, no me puede perjudicar que venga un gallo de un programa farandulero e invente cosas. No me llega, simplemente”.


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