EMOLTV

Promoviendo un cambio verdadero en la enseñanza

Desde su empresa Indaga estimula a los profesores a que guíen a sus alumnos en el descubrimiento de la ciencia, mediante el pensamiento crítico. Ha tenido que luchar contra el Estado, pero está resuelta a seguir adelante porque su proyecto es justo.

15 de Enero de 2009 | 08:43 |
imagen
Su definición, por naturaleza, sería la de una emprendedora, pero la verdad es que, más que una pequeña empresaria, es una gran soñadora.

Sí, porque su deseo máximo es generar un cambio cualitativo en la educación de este país, motivando a los jóvenes y pequeños a descubrir, explorar, concluir y aprender a través de la experimentación.

Macarena Ferrer, ingeniero civil mecánico, podría ser descrita también como una “Giro sin tornillos” que promueve a través de Indaga Ciencias y sus kits de física, química, matemáticas y biología la generación de cientos de Einstein chilenos desde los 6 años.

En 2003, junto a su antigua socia, la licenciada en física Lorena Céspedes, resolvió desarrollar su veta empresarial como un modo de generarse ingresos luego de trasladarse a vivir a Temuco. Con fondos de la Corfo y Sercotec comenzó a investigar en el ámbito de la pedagogía didáctica, y dieron con la metodología indagatoria, que consiste en plantearle preguntas al niño sobre lo que sabe, luego motivarlo a explorar en forma seria y después, que deduzca sus conclusiones.

“Quisimos que no fuera pasar de una clase teórica en el pizarrón a uno con experimento donde se le diera al alumno todos los pasos a seguir; no, se trataba de que ellos experimentaran, descubrieran y que el proceso fuera parte del aprendizaje. Es hacerlos pensar, es volver atrás porque hoy le entregamos todo resuelto”, explica.

-¿Cómo partieron?
“Eran cuatro productos, el primero era un kit de cargas eléctricas que busca que los niños puedan entender el mundo atómico, de electrones. También estaba el de sonido…”

-Ustedes hicieron algo que pocos se atreven, emprender, pero emprender en el mundo de la educación, que es más difícil.
“Ha sido súper difícil; de hecho, el que no sigamos juntas con Lorena, es parte del proceso de hacer una empresa y depender de ella para vivir. No hicimos esto para entretenernos, es un trabajo y en un momento tuvimos que resolver hacia dónde íbamos a llevar el proyecto, lo que genera distintas visiones. Por eso, yo le compré su parte y seguí sola”.

-¿Por qué generar proyectos para colegios, en vez de para los padres, tipo juguetes?
“Es mejor que los niños experimenten en grupo porque se genera lo que se llama el pensamiento crítico, es decir, la discusión sana entre pares que es súper positivo. Cuando se trabaja en equipo te das cuentas de cosas que no percibes si trabajas solo; el repartirse labores y compartir análisis generan discusión. De hecho, hay kits que derivan en distintos resultados en los grupos, es decir, que a unos les resulta y a otros no.
“Yo tengo dos hijos de 11 y 7 años y muchos se imaginan que experimento con ellos cualquier cantidad, que tengo todo un cuento armado, pero he comprobado que cuando les paso un kit y los dejo solos, muchas veces no se genera el aprendizaje; hay que estar encima y por eso, la labor del profesor, como guía, motivador, es clave”.

-¿Qué dificultades has encontrado?
“Ha sido difícil también por eso; muchos profesores no quieren complicarse, que no les cambien su manera de enseñar y eso requiere un cambio en el sistema. Hoy están dándose cuenta que es necesario que los niños experimenten. Creo que partimos con algo más difícil, pero es lo que queríamos lograr, que se produjera aprendizaje.
“Puede ser que desde el punto de vista de un negocio, puede ser mucho más interesante ofrecer los productos a los padres, que es una línea que queremos abarcar, pero eso no necesariamente va a significar que los niños aprendan. Puede que lo pase súper bien y ese era el desafío, el aporte; no se trataba de hacer esto sólo para ganar plata”.

-¿Qué has comprobado en el camino? ¿Qué hay interés, recursos, necesidades o todo lo contrario?
“Hay interés y hay necesidad, hay recursos también, pero necesariamente los destinan a este tipo de cosas. El interés ha ido creciendo, los profesores que nos han comprado han sido súper fieles y el presupuesto se lo siguen gastando en Indaga, pero esos montos son muy bajos, incluso en los colegios con muchos recursos.
“También, día a día, crecen los recursos estatales y no somos la única empresa”.

-Está la percepción de que al sistema educativo le falta innovar, que le tiene temor a cambiar un modelo educativo.
“Desde la última reforma curricular se ha incentivado mucho a los profesores a experimentar, incluso los caseros, pero los profesores de física, de media, que tienen muchas horas de aula, no quieren complicarse. Para ellos es más rápido y fácil hacerlo todo en la pizarra, entonces ha sido difícil probarles que esto no les complica la vida, sino que es una de las etapas. Hay unos realmente motivados que compran los kits y siempre preguntan qué cosas nuevas tenemos, y en los colegios municipales, donde hay recursos, todo depende de que el profesor quiera hacer nuevas cosas”.

Macarena profundiza en esto señalando que Indaga es una empresa que incursionó en un rubro difícil, porque el sistema educativo es lento. “Ha sido un emprendimiento que ha tenido un montón de satisfacciones, pero diría que recién este año, cuatro después, la empresa crece y se autofinancia. A lo mejor hay otros emprendimientos de retornos más inmediatos”.

Cuenta que la reforma en marcha de la educación ha potenciado las posibilidades de Indaga y han comprobado que la necesidad de los profesores es mayor a la capacidad de generación que tienen. Por tal motivo hoy ya están trayendo kits de experimentación desde afuera, pero guiados por el proceso pedagógico, lo que hace que hoy sumen cerca de 300 productos, de los cuales la mayoría son todos reutilizables gracias a que se puede reponer aquel producto ocupado en la experimentación.

Sin embargo, en un episodio que parece increíble, el Estado chileno le ha puesto más trabas de las esperadas al emprendimiento de Macarena Ferrer.

Narra que en 2007, Conicyt le copió la marca Indaga y sacó al mercado productos similares con un logo muy parecido. Esto provocó que muchos profesores le cuestionaran que ella vendiera los kits cuando el Estado los regalaba. Finalmente, tuvo que contratar un abogado y demandar a Conicyt, entidad que terminó retirando sus productos.

“Uno como empresa se ve enfrentada a situaciones que no se esperaba, esto nos significó un frenazo súper grande. Ellos dejaron de usar la marca porque estaban cometiendo un delito, pero no hubo ni una intención de reparar el daño que nos hicieron. Era pelear con alguien muy grande”, cuenta con desolación.

-¿Cómo te explicas esto?
“No sé, nunca he entendido porqué algunos entes como que no quieren esto, te cortan las alas, hay un cuento con el lucro y la educación. Para mí, una empresa tiene un valor súper positivo y si además, vende material educativo es más positivo todavía. Si quiero lucrar sanamente, sigue siendo un valor positivo, pero parece que hay personas que no lo ven así”.

-¿Cuáles son tus planes de expansión?
“Nos han contactado de Argentina, Uruguay y Colombia, donde hemos mandado algunas cosas. Queremos también enviarlos a Estados Unidos, porque nuestros productos son distintos a los que ellos tienen.
“Nosotros damos trabajo a gente de afuera, trabajamos con mueblistas y se ha dado algo súper importante porque, incluso, cuando tenemos un problema de fabricación ellos dan la solución, pasan a ser colaboradores de los kits mejorando los diseños.
“La idea es ser una empresa grande, no ser emprendedora, romántica, sino que una empresa formal proveedora de material científico para los colegios”.

-Con un alto contenido social.
“Sí, trabajamos en forma justa, es un valor positivo, no es algo mula y eso nos deja tranquilos”.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?