Cuando Israel habla de sí mismo, de su carrera y de los hitos de su vida, menciona a su familia cada vez que puede, atribuyéndole siempre que de no ser por ella, el conductor de TV se habría quedado varado en más de una ocasión.
Está feliz y se le nota. Por fin tiene el núcleo familiar numeroso que siempre deseó. Hoy, junto a Marisol Gálvez, los 3 hijos de ella (de 7, 12 y 13 años) y Alan (22 años, el hijo del primer matrimonio de Israel) hacen la perfecta unión de los tuyos, el mío y la nuestra: Sarita, la niña que tiene a Mauricio con un babero hasta el suelo, desde que nació el 29 de septiembre del 2007.
“Hoy la paternidad se mira con otros ojos, la he disfrutado más. Cuando yo fui papá (de Alan), era muy joven y tenía que hacer 3 pegas para poder juntar las lucas para poder vivir, y pasé poco tiempo con él. A la Sarita la he disfrutado mucho más y tengo una relación muy de piel con ella, muy intensa, tremendamente intensa”.
Sarita nació un mes y medio antes de lo previsto y, como comenta su papá, tenía problemas para regular su temperatura, además de ictericia, por lo que debió pasar una temporada en neonatología.
“No podía salir para recibir el pecho de la mamá, porque era muy chiquitita. Había que ir cada 4 horas a darle su papa y yo lo hacía religiosamente. Yo les pedí a las enfermeras que no hicieran nada si yo no estaba presente, y a partir de ese minuto construí una relación con ella de mucho afecto. Aparte de darle la papa, me la ponía en mi pecho y ella sentía mi corazón. También le cantaba una canción que le encontré para ella”.
-¿Cual?
“Ángel’ de Robbie Williams… Decidimos, al principio, no tener enfermera y como ella dormía noche por medio conmigo, se quedaba acostada arriba mío… Era un ratoncito chiquitito que no medía más de 45 cm y que no pesaba ni 2 kilos. Tenemos una relación exquisita; ella se vuelve loca con su papá y yo me vuelvo loco con ella. Ella es mi fuerza, mi luz, junto con la Marisol y los niños. Lo que recibo de ellos, la energía que ellos me entregan, es una cosa que jamás pensé que iba a recibir, porque no sabía que existía, lo descubrí con ellos.
“El apoyo incondicional de mi familia y cuando hablo de mi familia estoy hablando tanto de mis padres, como también de la familia que he formado: mis suegros, mis cuñados, los hijos de la Marisol, mis hijos… De verdad, ellos han estado al lado mío de una manera incondicional y eso es lo que más aprecio hoy día en la vida y lo que más trato de cuidar (le tiembla la voz)”.
-Recalcas siempre que son tu gran bastión…
“Sí y, además, me han enseñado la perseverancia, el no dejarse vencer, la fuerza, la valentía que he visto la Marisol. Ella es una mujer tremendamente valiente, muy tiradora para arriba”.
-¿Valiente por estar con Mauricio Israel?
“Por todo, pero sí, ella fue tremendamente valiente cuando decidió estar conmigo y ha sido tremendamente valiente por seguir conmigo. Creo que es una mujer a la que hay que sacarle el sombrero”.
-¿Cómo la conociste a ella?
“(Sonríe) Eee... Yo nunca he contado la historia, y la verdad es que prefiero guardarme ciertas cositas para mí, sobre todo por la intimidad de ella. A ella no le gusta mucho la exposición pública. Y prefiero que quede así, pero fue una preciosa historia y es para nosotros”.
-El año pasado contaron que querían hacer una ceremonia de matrimonio simbólico. ¿Ya fue?
“No, no hubo ese casamiento simbólico, porque las circunstancias hicieron que los planes cambiaran de alguna manera, pero bueno, está en nuestros planes que ya no sea un casamiento simbólico sino que uno como corresponde”.
-La tercera es la vencida, dicen.
“Absolutamente, estoy definitivamente muy feliz, viviendo cosas muy lindas que quizás siempre las busqué, pero nunca pensé que las iba a encontrar en la forma en que las encontré… Estoy plenamente lleno”.
-Hace un mes con Marisol perdieron un hijo (en el segundo mes de gestación)…
“Pero de eso no quiero hablar. Son situaciones duras y muy íntimas que prefiero guardar como recuerdos y punto”.
-¿Se multiplica al doble el dolor cuando los momentos duros los conoce todo el país?
“Cuando las cosas pasan y son expuestas públicamente son mil veces más duras, no el doble, porque estás en boca de todo el mundo. Pero, ¿sabes qué? Yo creo que estas cosas le han permitido darse cuenta a la gente que uno, que alcanza una posición de notoriedad, también es humano y que tiene los mismos problemas que tienen ellos, quizás en una posición distinta… Pero todo el mundo ha tenido problemas económicos, o los ha tenido o los puede tener; todos han tenido problemas personales. Entonces, la gente te siente más cercana y, curiosamente, una de las cosas más lindas que me ha pasado es que la gente ha estado más cercana a mí en esos momentos.
“Alcanzas una dimensión más terrenal. Antes, un personaje que estaba en la televisión era mirado casi tan inalcanzable como una estrella. Bueno, hoy día la gente nos siente más cercanos”.
-¿Cómo te demuestran el cariño?
“Métete al Facebook del programa y te vas a dar cuenta o anda a date una vuelta al centro conmigo y vas a ver que la gente es maravillosa y es súper agradecida. El hecho de hacer una campaña de donación de órganos y que cuente con el reconocimiento de las autoridades ha hecho que este año yo haya recibido un montón de halagos, que quizás son inmerecidos”.
-El servicio social desgasta bastante. ¿Te queda el tiempo que necesitas para tu familia?
“Me queda harto tiempo porque me obligo, cosa que antes no hacía. Este año dejé de trabajar en la radio porque, justamente, quise partir con este proyecto y darme el tiempo necesario para que se pudiera consolidar. Y para eso concentré mis energías en la productora y en el programa y el resto del tiempo para mi familia y para mí.
“Los niños me reclaman que sigo igual de trabajólico. Como pasó un año en que no hacía nada…”.
-¿Cómo es eso? Si estabas en el Mega…
“Sí, pero el último año en Mega no hacía nada. Tenía mi bloque deportivo y mi programa de radio, pero tenía más tiempo. Así que iba a dejar a los niños al colegio y los iba a buscar. Este año ya les dije que se acabó el veranito de San Juan, porque tengo que dedicarme más a desarrollar las pegas que hago, pero igual me estoy dejando mi tiempo. No quiero dejar de hacer las tareas con ellos, no quiero dejar de compartir ciertos momentos con ellos”.
-Cuando hablas de ellos te refieres a los hijos de Marisol, ¿no? Porque Alan ya es grande…
“Sí, Alan ya tiene su vida. Preocuparme a estas alturas…ya no. Alan es un niño increíble que tiene un corazón gigante; súper buen alumno, muy tranquilo, muy responsable…”.
-¿Se parece a ti?
“No, no tanto. Se parece más a la familia de la madre… Él es un cabro que es un ejemplo. Para uno como papá, tener la tranquilidad de que su hijo sea responsable, que sea estudioso, que le vaya bien en la universidad, que esté metido en cosas valóricas, que está súper metido en la comunidad… Que no anda tomando, que no anda fumando, ni drogándose, pucha, qué más puedes pedir como papá. Hoy en día es un lujo tener un hijo así, y creo que eso también se debe a los valores que ha recibido. Ahora, yo veo los niños de la Marisol cómo están criados y no lo puedo creer, porque son increíbles, son niños educados, cariñosos, afectuosos. Son de piel, que es todo lo que a mí me gusta, son entregados, obedientes... Puedes sentarlos en una mesa a comer y no hay ningún problema. Tú sabes que tienen valores, y en eso la pega de la Marisol ha sido notable”.
-¿Cuánto te has involucrado en sus vidas?
“Bueno, yo participo en muchas actividades del colegio. Soy su apoderado, voy a las reuniones, juego en la liga de fútbol del colegio... (Interrumpe la entrevista porque suena su celular. Entre otras cosas, lo llaman para recordarle que ese día tenía reunión de apoderados).
-¿Cuál es tu vicio privado?
“¿¡Mi vicio privado!?”
-¡Tu vicio privado!
“El Playstation. No lo he podido desarrollar mucho, porque a la Marisol no le gusta”.
-¿Por qué no le gusta?
“Porque lo encuentra nada que ver, que pierdo el tiempo”.
-¿Juegas escondido?
“Sí, juego escondido con los niños, cuando puedo”.
