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“Ahora puedo ser quien soy”

10 de Diciembre de 2008 | 17:26 |
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“Estimados. No son buenas noticias, pero espero que se enteren por mí. Conozco la cobardía del discurso de los que trabajan en periodismo. Estoy internado en una clínica de rehabilitación por drogas. Me puse a jalar un jueves y no pare hasta el domingo en la tarde”, se puede leer en el blog de José Miguel, el 7 de febrero de este año.

Este martes cumplió 10 meses desde que dejó de comprar cocaína todos los fines de semana y de fumarse tres o cuatro pitos diarios, durante los 3 años en que se prometió, una y otra vez, que ese sería el último carrete con jales.

“Lo mío no fue que me pillaron en una fiesta consumiendo cocaína y me metieron obligado a una clínica. Yo estuve 3 años tratando de salir de esto. Para mí fue una lucha sufrida. Estuve yendo 3 años a un psicólogo y a una cantidad de psiquiatras impresionante. Estuve 2 veces en Narcóticos Anónimos. O sea, hice todo lo que pude por salir”.

-¿Qué te pasaba entonces?
“Es que, de verdad, es mucho más fuerte. Es algo que no se puede evitar. Si hoy en la noche nos hubiésemos juntado nosotros dos, yo habría estado sufriendo a las 5 de la tarde, sabiendo que nos íbamos a tomar un pisco sour y que iba a tener que comprar cocaína y que no iba a parar de jalar quizás en 48 horas. Vivir con esa sensación e ir al psiquiatra el lunes y decirle ¿qué hago? es fracasar todos los fines de semana, durante 3 años. Imagina la cabeza, los niveles de agresividad que uno maneja con uno mismo y con el resto de las personas; el descontrol, el caos. Es como que de verdad se está en un agujero oscuro en el que uno cree que nunca va a salir”.

-¿Tu familia no sabía nada de eso?
“No, no tenía idea, porque también tenía pésimas relaciones con mi familia. Es que cruza todo, es súper heavy… Y la soledad… Yo era como la mina de la película ‘Magnolia’: solo, en mi casa, jalando, viendo tele, sufriendo. Y uno dice ¡cómo!, si yo puedo tenerlo todo, en rigor. Soy un afortunado con las oportunidades que he tenido… ¡Cómo estoy mandando a la mierda todo esto, que cuesta tanto y que tantas personas quisieran tener!”

-Tenías que presentar un piloto en un canal, para un programa, cuando vino todo, ¿no?
“Yo había presentado un piloto para Chilevisión y les había gustado. Era una idea mía súper divertida y que hasta el día de hoy tengo guardada. Me dijeron: Ya, vamos a hacerlo y me dieron dos semanas. Ahí dije ‘éste va a ser mi último carrete. Empecé el jueves y terminé el domingo. Ese día el dealer empezaba a contestar el teléfono a las 12 y a las 12 yo ya lo estaba llamando. Me dijo: Ya, voy a las 2, y después, no a las 3. Después, no, a las 4… Y llegó un minuto en que el departamento se me vino encima y llamé a mi hermana por teléfono y le dije: Venme a buscar. Sácame de esta huevá, si no va a llegar el huevón y no voy a parar. Me fueron a buscar, me fui a quedar a dormir a la casa de mi hermana mayor. Mi mamá viajó de la playa y me llevaron al psiquiatra. Ahí le pregunté que qué hacía, que ya no sabía qué hacer. Había ido al psiquiatra, al psicólogo… Y me dijo: Bueno, te tienes que internar no más. Y me interné en la Clínica de la Universidad Católica de San Carlos de Apoquindo”.

-¿Cómo fue la terapia?
“Es una nueva, que dura 2 semanas y después viene otra ambulativa, donde no puedes manejar plata, andas con chaperón, y dura como 3 meses. Igual nosotros nos metimos y dijimos ‘filo, ahí veremos cómo la pagamos’. En La Nación Domingo salió publicado como que yo era un niño millonario que me metí a esta huevada. Pero de ‘S.Q.P.’ nunca más me llamaron y yo quedé sin pega. Ahí dije: Chuta, tengo esta deuda de 3 millones de pesos, ¿qué hago? Y me puse a trabajar al tiro. Hice una página que se llamaba ‘Faranduleitor’. Ganaba 200 lucas, pero filo, con eso pagaba la isapre. De a poco me salió la pega de Liv Tv y fui armando mi vida de nuevo. En estos meses he tenido una vida totalmente nueva. Tengo nuevos recuerdos, una diferente forma de pensar y me relaciono con la gente de otra manera. Salgo a carretear y lo paso 10 mil veces mejor”.

-Es típico que para cualquier celebración o reunión, la gente se junta a tomar algo. ¿No te tientas?
“Yo le decía a mi psiquiatra: ¿Por qué no tengo ganas de tomar o jalar? Yo pasé por un período súper oscuro. Las drogas fueron producto de una etapa súper horrible que a mí me pasó y cuando salí de la clínica pensé en que al fin había logrado romper el ciclo. Entonces, para mí tomar un trago es como volver a un abuso hacia mí mismo y volver a la época en que permití que ciertas personas abusaran de mí, de manera horrorosa”.

-Has comentado que todo esto vino después de una relación tóxica que tuviste. Algunas veces esas relaciones se hacen bien adictivas también. ¿Qué te hizo decir basta?
“Ahí vino un cansancio y las cosas se terminaron, pero las consecuencias siguieron después… Yo entré a esa relación la raja y salí pésimo. Quedé mirándome al espejo, diciendo: Este soy yo ahora, no puedo creerlo. Ahí me fui más para abajo todavía. Yo estaba en un ambiente que era tan intelectual, que nunca hablaba de las relaciones con nadie, y me refiero a amigos que tengo desde los 15 años. Nunca, ninguno me preguntó nada. ¿Te pasa algo?, ¿necesitas algo?, ¿quieres que te acompañe? Estaban todos bailando, mientras seguían siendo amigos de él. Eso también fue súper doloroso, ver cómo seguían viéndolo, si a mí me conocían desde los 15. Claro, este tipo tenía plata, y como todos trabajan en medios, parece que por un aviso publicitario todos se bajan los pantalones.
“Todo esto fue perder a mis amigos, a mi pareja, perder mi trabajo… Me había quedado sin ‘El interruptor’, mis papás se habían ido a vivir a la playa. Era como lo que me decía mi psiquiatra: Todas las cuerdas que mantienen a un poste parado se habían cortado. Y yo, con el autoestima por el suelo, me fui a la chucha y lo único que hacía era tener esta fantasía de que si salía a carretear, al día siguiente todo iba a estar bien”.

-¿Y hoy has ido ganando nuevos amigos?
“Ahora tengo súper buenos amigos. Es raro, porque todo el mundo te dice: Vas a tener que dejar a tus amigos atrás y hacer nuevas amistades, y eso viene de una manera tan orgánica, que de verdad que de toda la gente que ahora me junto nadie fuma pito, nadie toma, o se toman un trago, y son súper divertidos. Igual vuelvo a las 5 de la mañana, pero ahora puedo conversar con la gente, sociabilizar, puedo ser quien soy. Eso me tiene súper contento. Y en estos 10 meses he tenido ene refuerzos positivos, veo que esto me está funcionando”.

-¿Qué te parece la campaña contra la marihuana?
“Yo no estoy en contra de las drogas. Las drogas me hicieron mal a mí…”.

-¿Y a otras personas la cocaína le puede hacer bien?
“Cada uno se preocupa de su vida. Si alguien quiere jalar cocaína e irse a la chucha, me da lo mismo. Yo estoy preocupado de mí. Respecto de la marihuana, yo creo que primero hay que prender la tele y después fumarse el pito (se ríe). Me llama la atención el impacto que ha tenido en la gente… ¿Por qué los marihuaneros se enojaron tanto?”

-Porque los dejan como tontos…
“Pero es que si te preocupas de la campaña de la marihuana, eres muy tonto. Es como los rastas que se enojaron cuando los pusieron para un comercial de piojos o como lo punkies preocupados de quedar mal retratados en el video de Raquelita Calderón”.

-¿Crees que va a surtir efecto la campaña?
“Yo creo que el ambiente es mucho más fuerte que cualquier tipo de campaña. La he visto y me parece divertida, pero cada vez que la escucho, dice: Atiende el teléfono… Y yo pienso: Atiende el teléfono y después fúmate el pito (vuelve a reír). Yo fumaba como 3 pitos diarios y sí, dejé de hacer un montón de huevadas. Igual ahora noto un poco de cosas, como que si me junto con alguien, veo que si es volado rinde menos”.

-¿Te haces exámenes de droga?
“Sí. Es que esta recuperación no es gracias a mí, es gracias a mi familia, que estuvo al lado mío. Entonces, yo adquirí un compromiso con ellos. Cuando ya me empezaron a dar plata y empecé a salir solo con mis amigos, vi qué hacía para que mi mamá estuviera tranquila. Así que ella me hace un test de droga sorpresa. Vale mil 800 pesos y es igual a un test de embarazo. Es súper divertido, porque si sale una línea, es positivo, y si salen dos, es negativo… Y la segunda línea se demora ene en salir. Entonces, ahí le meto miedo a mi vieja. Pero ella sabe… Me ve que estoy distinto y feliz… Pero el precio no es gratis, tengo que ponerme al día. Ya no estoy viviendo solo y tengo que volver a reconstruir mi vida”.

-¿Y recuperar credibilidad?
“No sé si es eso, porque a mí me importa creerme yo, que yo encuentre mi artículo bueno. Cuando empiezas a caer en el juego de la credibilidad, entras en esto de depender de lo que diga el resto”.

-En tu blog, hablas de que todo este proceso, lo que te pasó, la crisis, ha sido en el fondo un regalo…
“Absolutamente. Tengo la posibilidad de tener 32 años y vivir con mi mamá y pasarlo la raja… De poder ver a mi mamá tal como es, absolutamente cómica. Puedo compartir con mis hermanas, y si hubiera estado con esa vida de sibarita urbano, no hubiera podido estar con ellas, sino en restoranes, comiendo sushi y viviendo la gran vida frívola. Mi mamá me dijo: Independiente de cómo se han dado las cosas, estoy súper feliz de que estés viviendo conmigo.

-Esta será tu primera Navidad, limpio y con tu familia. ¿Tienes muchas expectativas?
“Sí, aunque para mí es un poco agridulce la fecha. Tengo que pasar por alto algunas cosas religiosas que dicen que los gay no tenemos derechos. Finalmente, la termino viendo como una reunión familiar, una oportunidad de intercambiar afecto a través de lo material, de decir: Sabes, con la plata que me gano trabajando, te quiero regalar esto. Pero mi familia es súper religiosa”.

-¿No te puso problemas por lo de ser gay?
“Nunca. Pero también veo un doble discurso ahí. Es como que te dijera: yo soy nazi, pero no estoy de acuerdo con Hitler”.

-Hace un tiempo dijiste que querías tener un hijo. ¿Aún lo quieres?
“Sí, ojalá se pueda dar la situación. Tengo mis sobrinos que los amo, pero quiero tener descendencia. No quiero ser un gay que tenga como única preocupación el sofá. Quiero que mi preocupación sea enseñarle a alguien”.

-¿Y vivirías acá, a pesar de todo, la falta de derechos…?
“No sé. He aprendido a vivir el presente; hacerlo bien hoy para no morirme de hambre mañana. Pero hay un montón de cosas que me encantaría poder hacer. Y como tengo 10 meses recién con esta nueva cabeza, todavía mis planes son a mediano plazo. El próximo es irme a vivir solo nuevamente, en un año más. Igual me hace falta… tengo 32 años (se ríe)”.

Tengo que hacer la pregunta de la sección, pero como hemos hablado todo el rato de drogas…
“(Le gritan desde la puerta de El Cachafaz: ‘¡Cinco minutos!’) Dale, dale…”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Ahora, justo en este minuto, son las series. Y precisamente hoy, la serie ‘24’. Tengo guardadita ‘The west wing”.

-¿Las arriendas por temporadas?
“Sí, me mando atracones. Con mi mamá vimos ‘Damages’ y ‘Alice”.
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