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“Me he vuelto un ciudadano del mundo”

31 de Diciembre de 2008 | 08:37 |
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José Ignacio dice que es despistado, que generalmente anda pensando en lo que escribirá, así que no es raro que deje la billetera olvidada en algún lugar o que se le queden las llaves del auto adentro, como le sucedió ayer.

Hoy, aunque más por el mal azar que por la desconcentración diurna, se le pinchó un neumático en la mañana, hecho que retrazó gran parte de las actividades que tenía en la mañana y que lo harán correr a otras entrevistas que tiene junto a sus hermanas.

Hace sólo semanas que lanzó el último disco de Ariztía junto a Soledad y Charo, y aprovechando las fechas de las fiestas de fin de año, qué mejor cuando el trabajo hace coincidir un esperado reencuentro familiar en el país de origen.

-Decías que partieron de chicos en la música. ¿Tus papás también son músicos?
“Mi madre es músico. De ella viene nuestra veta artística. Fue algo que no se buscó, ni se esperó. Los 3 éramos cantantes desde muy chiquitos”.

-¿En esas casas que están llenas de instrumentos?
“Sí, aunque yo partí tarde a estudiar... A los 14 años empecé y después me gané una beca -que yo creo que determinó mi vida- para ir a un festival de música en Francia (Festival L’Air du Temps). Eso me marcó... Terminé grabando un disco en el estudio de los Rolling Stones en París”.

De ser un ‘chilean man in New York’, José Ignacio pasó a Miami, para luego trasladarse al otro lado del Golfo de México y radicarse en el D.F., lo que ha dejado marcado en él un acento calificado de “neutral”.

“Es que ya son varios años afuera, viviendo en 3 países”...

-¿Por qué hablas de 3 países? ¿No son Estados Unidos y México no más?
“Bueno, 3 ciudades. Lo que pasa es que para mí son 3 países, porque Nueva York es muy distinta a cualquier otra ciudad, particularmente, a Miami. Ahora estoy en el D.F. porque estoy desarrollando un proyecto artístico personal”.

-¿De qué se trata?
“Tengo un trabajo paralelo al grupo. Estoy con músicos mexicanos, haciendo mi propia música, un proyecto pop-rock de autor, que ya la estoy promocionando en México, y es genial, porque es el lugar en el que hay que estar. Ya podremos darlo a la luz en Chile y en otros territorios, pero todavía falta, porque el 2009 estaremos con Soledad y Charo trabajando”.

-¿Y ahora, con el grupo Ariztía de vuelta, no te viene la nostalgia de Chile?
“Después de todos estos años tengo una sensación extraña... Me he vuelto un ciudadano del mundo. Es extraño, así como estoy en Santiago que es mi casa, estoy también en otros lugares, como Nueva York o Miami o Los Angeles... No me genera nostalgia en ese punto de la vida. Sí tengo que reconocer que los afectos son fuertes. Acá está mi familia, mis amigos, mis olores...
“Hace 3 años que no pasaba la Navidad en Chile y ahora, aprovechando lo del nuevo disco, estoy aquí para estar con mi familia y compartir con mi sobrino”.

-A pesar de ser el tío que vive en otro país, te ves muy cercano a él, como si se vieran siempre...
“Sí. Tenemos una relación muy rica. Hablamos mucho... Tal vez este tema de venir por tan poquito tiempo -y a veces presionado de tiempo- me obliga a estar más intensamente con mi gente más cercana. Es poco el tiempo que queda como para hacer otras cosas. Por eso tenemos esta relación”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Correr desnudo por la plaza (se ríe). No, mi vicio privado es tomar vino con mis amigos, disfrutar con mis seres queridos y sacarle el jugo al poco tiempo que me queda. También, últimamente, ha sido conocer el lado oscuro de México, la noche mexicana”.

-¿Los antros?
“Más que los antros es la noche... México es un país muy surrealista, muy de contrastes y en el último tiempo me he dedicado a divagar un poquito por la oscuridad mexicana, que es siniestra y refrescante. Voy por los barrios... Tengo una rutina con mis propios músicos, que me han seducido con esta idea de conocer este lado de México, la oscuridad del centro histórico del D.F., la bohemia, la suciedad, los lugares ocultos…”

-¿Y con qué te has encontrado?
“Con que el mexicano es un ser que sabe disfrutar de la vida. Es muy dado a la fiesta, al ruido, al tequila, que podría decir que, desde que estoy en México, se ha convertido en un vicio privado también. Hay que aclarar que no tengo cirrosis ni nada, de momento, pero México ha sido una invitación a conocer todo tipo de tequilas. Lo tomo con gusano o sin gusano... Un barrilito de tequila es refrescante a toda hora”.
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