SANTIAGO.- Aunque tenga 11 años de edad, Thomas Lobel se encuentra en medio del huracán por la polémica que ha causado su decisión: cambiarse de sexo.
Thomas, quien se hace llamar Tammy, se encuentra recibiendo un tratamiento de bloqueo hormonal, que los médicos esperan que el ayude a evitar los cambios que le vendrán con la pubertad y que irán en contra de sus deseos, como lo son el ensanchamiento de sus hombros, el crecimiento de vello facial y que se le ponga más ronca la voz.
Tal como lo explicaron Debra Lobel y Pauline Moreno, sus dos madres, -Thomas fue adoptado a los 2 años por una pareja de lesbianas- el menor tiene un defecto en el habla, pero lo primero que dijo cuando aprendió el lenguaje de señas fue: “Soy una niña”.
A eso se le suma otro hecho que convenció a la pareja de apoyar a su hijo con sus intensiones de cambiar su sexo, como lo fue su amenaza de mutilar sus genitales a los 7 años de edad, por lo que los psiquiatras le diagnosticaron un trastorno de identidad sexual.
A los ocho años ya comenzó su transición, que fue permitirle elegir su ropa. Inmediatamente, Thomas se inclinó por sostenes y vestidos.
“Todo el mundo estaba enojado con nosotras”, señaló Moreno, una de sus madres, a
Daily Mail, recordando la reacción de su entorno cuando decidieron apoyar a Thomas, agregando que los niños que padecen trastorno de identidad sexual tienen un mayor riesgo de suicidio si se les obliga a posponer su transición.
"Fue extraño para nosotras (...) A pesar de que tiene como padres a dos lesbianas, todo esto es nuevo para nosotras. Sabemos lo que es sentirse diferente (...) Pero sentir que no estás en el cuerpo que corresponde fue algo que no podíamos comprender”, indicó.
Thomas recibe su tratamiento en un hospital de la ciudad estadounidense de Berkeley, en California, donde se encuentra uno de los cuatro centros médicos que tienen un programa para niños transgénero en EE.UU.
