Cristóbal Sánchez no es psicólogo ni psiquiatra, pero desde hace 10 años ayuda a salir adelante a personas con distintos tipos de diagnóstico, como anorexia, bulimia, depresión, alcoholismo o drogadicción. Los apoya y conversa con ellos, pero su principal herramienta de trabajo son los caballos. "Ellos son los que hacen la pega", afirma, y agrega: "Yo soy un ser humano nomás".
Sánchez es especialista en equino-terapia, un método de sanación en la que se utilizan caballos para ayudar a las personas a superar sus problemas. Se trata de un sistema desarrollado por él y que no existe en otra parte del mundo. "Es autodidacta", describe. No obstante, en el tiempo que lo lleva implementando ha logrado excelentes resultados en más de 400 personas.
Es importante aclarar que la equino-terapia no es lo mismo que la hipoterapia que se realiza en Chile hace ya varios años. "La hipoterapia funciona con niños con Síndrome de Down o que tengan algún tipo de problema físico. Se suben arriba del caballo y el movimiento de éste los hace fortalecer su musculatura. Por otro lado, la temperatura del caballo hace que la irrigación sanguínea sea mucho mejor y, por lo tanto, la recuperación también sea más rápida", explica Sánchez. "Esto (la equino-terapia) tiene que ver con una cosa totalmente distinta", añade.
Detrás de "La Manada", como fue bautizado el método, está la idea de enfrentar a los caballos en su condición de presa, con el ser humano que por naturaleza es un cazador, pero que actualmente vive como una presa, con mucho temor. Cristóbal Sánchez lo explica así:
"El caballo por naturaleza vive con temor, porque es una presa (...) Ése es el mecanismo de defensa que tiene y es por eso que sobrevive. Y el ser humano es un cazador y debiera ser educado como tal, pero se educa como una presa. Cuando una persona no tiene las herramientas o la autoestima necesaria para enfrentar sus problemas y se empieza a llenar de miedos porque no sabe cómo resolverlos, de cazador pasa a ser una presa y evade sus problemas a través de la depresión, de la droga, del alcoholismo, de la bulimia, de la anorexia".
De esta manera, cuando alguien que siente temor llega hasta donde Cristóbal Sánchez, él le busca un caballo que tenga características similares, para que así la persona trabaje con una presa de verdad y naturalmente se vuelva a posicionar como un cazador. "Luego le enseño a esa persona cómo ayudar al caballo y adquiere las herramientas necesarias para resolver problemas (...) Es como trabajar con un espejo. Finalmente, reconoce todos sus miedos en el caballo, aprende cómo trabajarlos, cómo resolverlos, y termina por darse cuenta de su problema y aprende a enfrentarlo", sostiene.
¿Dónde se realizan? |
Las terapias con caballos se hacen en el Centro Ecuestre Piedra Roja de Chicureo. Si te interesa tener más información, puedes contactarte con Cristóbal Sánchez al 98655080. |
Cuesta un poco entender cómo es posible que un caballo tenga características parecidas a las de un ser humano, pero el especialista en equino-terapia explica que esto se debe a que los animales con los que él trabaja no son mansos ni felices, sino que también tienen problemas. "Yo busco caballos ya sea de equitación, de salto, de rodeo, de riendas, de cualquier disciplina que no haya sido bien trabajado, que haya sido maltratado. Son caballos que en el fondo lo pasan mal, que quieren patear", agrega.
Así, Cristóbal Sánchez analiza el por qué del problema del caballo y después se lo explica a la persona que ha acudido a él. "Le digo: 'A este caballo le pasó tal, tal y tal cosa'. Y la persona me dice: 'Yo lo entiendo, a mí me pasa lo mismo'", señala.
Antes de enfrentar a paciente y caballo, el especialista en equino-terapia se entrevista con la persona para determinar de dónde viene su carencia. A eso dedica aproximadamente dos sesiones y luego elige al animal adecuado, el cual se mantiene durante el primer período de la terapia. "Luego voy cambiando los caballos para ir desarrollando distintas áreas que a la persona se le puedan ir quedando en el tintero", indica.
Sánchez afirma que desde que comenzó a implementarla, la equino-terapia ha tenido una muy buena acogida, lo que se ve reflejado en los testimonios de algunos pacientes que aparecen en su página web. Asimismo, cuenta que las personas que llegan hasta él son derivadas de clínicas psiquiátricas o bien han conocido el método por el "boca a boca".
Las terapias de "La Manada" sólo las realiza el especialista -y, por supuesto, los caballos- y en promedio se extienden por seis meses, durante los cuales el paciente acude mínimo dos y máximo tres veces por semana. "Pero el tiempo lo pone la persona, no lo pongo yo (...) Es como contra resultados: si le va bien, sigue y al final se termina quedando alrededor de seis meses", añade.
Algo importante de destacar es que la equino-terapia es complementaria a otros tratamientos que puedan estar siguiendo los pacientes y en ella no se utilizan recursos médicos, como por ejemplo la administración de fármacos. "Es solamente vivencial", puntualiza Cristóbal Sánchez.