El último romántico: Hombre grabó 365 peticiones de matrimonio para su novia en un año

Fueron 365 veces las que Dean Smith le pidió matrimonio a su polola Jennifer Kessel, y fue a principios de este año cuando decidió que sería la última vez que lo haría, mientras atardecía y ambos se encontraban de vacaciones con la familia de ella en Aruba.

Era justo el cumpleaños de Jennifer, así que, aunque era un poco extraño, no se sorprendió tanto cuando su hermana le tocó la puerta de su habitación de hotel y, pizarra blanca en mano, le dio las instrucciones por escrito de bajar al vestíbulo del hotel.

Allí, el hermano de ella la esperaba con otras instrucciones, que le pedían que se dirigiera a la playa, donde su padre y su madrastra la esperaban.

Al acercase Jennifer, éstos le dieron una tablet y unos audífonos, y de espalda a la puesta de sol, la mujer vio lo que sería una de las propuestas matrimoniales más románticas en lo que va del año.

“Hasta ahora, probablemente ya te diste cuenta que tu sorpresa de cumpleaños está en este video”, dice Dean, desde las imágenes que ella ve en la tablet.

“Lo que no sabes es que he estado planeando esta sorpresa de cumpleaños por un año ya”, agrega, apareciendo una grabación de Dean, un año atrás, en el anterior cumpleaños de Jennifer, diciendo: “Quise hacer este video para decirte que hoy es el día en que decidí que quiero pasar el resto de mi vida contigo”.

Y como el hombre no sabía cómo expresarle cuándo quería casarse con ella y cuándo pensaba en eso todos los días, a continuación aparecen 365 imágenes de él, con una pizarra blanca, donde escribía sus propuestas de matrimonio todos los días: “Jennifer, ¿quieres casarte conmigo”, “¿quieres ser mi esposa?”, “hazme el hombre más afortunado del mundo”.

A lo largo de las escenas era posible ver a Dean lavándose los dientes, con el perro, con un gato, recién despertándose, trabajando, etc., mientras se intercalaban imágenes grabadas de la pareja.

Finalmente, y tras una declaración por escrito agregada en el video, la pantalla le indica a Jennifer que se dé la vuelta. Allí, en la arena y con bastante público expectante, estaba Dean, con su pizarra en blanco, preguntándole por última vez a la emocionada polola –tuvo que ayudarse de un pañuelo para secarse las lágrimas, (al igual que su padre que la veía mirar las imágenes)-, si se quería casar con él.

Una vez que la mujer llegó frente al romántico hombre, él se arrodilló y le hizo la gran propuesta, a la que ella no tardó en aceptar con un entusiasmado “sí”, sacando el aplauso espontáneo de los presentes.