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“A los 22 años me enamoré de mi jefe. Y a la edad de 24 descubrí las devastadoras consecuencias”. Así comienza Monica Lewinsky su charla TED, hecha el pasado 19 de marzo y que con el título de “El precio de la vergüenza” repasa su protagonismo en el escándalo de su romance con el entonces Presidente de EE.UU., Bill Clinton, y cómo su reputación se fue mundialmente por el suelo, en momentos en que internet comenzaba a ser una fuente de información y opinión global.
“No pasa un día sin que se me recuerde mi error. Y lamento ese error profundamente. En 1998, después de haber sido arrastrada a un romance dudoso, me vi envuelta en el centro de una vorágine política, jurídica y mediática como nunca habíamos visto antes (…) Este escándalo llegó a ustedes a través de la revolución digital”, en la que se puede acceder a la información cuando y donde se quiera, señaló la licenciada en psicología social por la London School of Economics, quien en octubre pasado dio una charla organizada por la revista Forbes, centrándose en el tema del ciberbullying.
"Soy la primera persona en haber tenido su reputación totalmente destruida en el mundo entero por internet (…) Esta carrera de juicios de valor que ocurre gracias a la tecnología condujo a la movilización de tiradores de piedras virtuales. Se me etiquetó como una zorra, mujerzuela, puta, pechugas con patas y, por supuesto, como 'esa mujer'", relató, sobre cómo aprendió con su dolorosa experiencia, que existe una cultura que parece disfrutar de la humillación ajena, solapados con la distancia y anonimato que entrega la web.
"El paisaje ahora está lleno de historias como la mía, tanto de personas públicas como anónimas (y) millones de personas, a veces anónimamente, pueden lastimar con sus palabras, y hacen mucho daño", explicó, agregando datos sobre cómo parece haber surgido un n”mercado de la humillación pública”, en la que ésta se ha transformado en una moneda económica: "¿Cómo se hace el dinero? Con clicks. Más vergüenza, más clicks. Cuantas más visitas, más ingresos por publicidad”. Es decir, “alguien está ganando dinero con el sufrimiento de otras personas”.
Para Lewinsky, la solución está en la teoría del psicólogo Serge Moscovici, sobre la influencia minoritaria: que aunque sea una minoría los que rechacen aceptar esta humillación pública –no haciendo clicks ni participando de ella-, y dejando de traspasar la responsabilidad a otros, sino que escribiendo comentarios positivos en la web o denunciar una situación de ciberacoso, con el tiempo, es posible volver a “la compasión y la empatía”.
Lewinsky nos recuerda que cada vez que pinchamos en un enlace, "tomamos una decisión. Cuanto más saturamos nuestra cultura con humillación pública, más la aceptamos. Y añade: “El deporte sangriento de la humillación pública ha de terminar”, para lo que hemos de volver a “la compasión y la empatía”.
“Mostrar empatía hacia los demás nos beneficia y nos ayuda a crear un mundo mejor y más seguro (…) “Imagina ser el protagonista de un titular sobre otra persona”, propuso la mujer, que en su conferencia recuerda que casi todos han cometido errores a los 22 años y se han enamorado de la persona equivocada, solo que en su caso, esa persona resultó der un presidente.