Un hombre obsesionado con mejorar su virilidad, decidió inyectarse silicona en su pene para agrandarlo en forma permanente. Micha Stunz accedió a contar su historia en la versión alemana de la revista Vice, donde señaló que su interés en el tema surgió hace 20 años atrás, cuando recibió como regalo una bomba de vacío para aumentar el tamaño de su miembro.
"Primero la probé en secreto sólo yo (…) Y me di cuenta de que la sensación era buena", relató.
Luego, Stunz se aventuró a probar con inyecciones de soluciones salinas, pero le preocupó la posibilidad de adquirir alguna infección y, además, le molestó que los resultados no fueran permanentes.
Así fue como llegó a las inyecciones de silicona. "Todo el asunto fue un proceso. En el transcurso de unos cuantos años, me he inyectado silicona tanto en mi pene como en mi escroto. En este momento, tengo cuatro procedimientos detrás de mí", afirmó.
El alemán aseguró que tomó la decisión de modificar su cuerpo en forma consciente y que aunque en un comienzo la silicona se sentía como algo extraño, ahora cada vez la siente más como parte de su cuerpo.
"Llevo una vida normal. Voy a trabajar, compro comida, voy a bares, a clubes y al cine. Por lo general trato de asegurarme de que no sea demasiado obvio", contó.
Asimismo, explicó que en el ámbito sexual, el gran tamaño de su pene conlleva algunas complicaciones, pero no hace imposible tener relaciones. Y añadió que cuando va al baño, prefiere orinar sentado para no atraer las miradas de los otros hombres en los urinarios.
Según Stunz, el interés que ha generado su caso, demuestra el sexismo arraigado que existe. "Si una mujer aumenta sus senos. Nadie dice nada. Si un hombre hace algo similar con su cuerpo, vale la pena hacer un documental sobre él, porque es extraordinario. Espero que eso cambie pronto porque la diferencia no es tan grande", concluyó.