REVISTA VIERNES
Para Luz Prieto quedar embarazada era un sueño. Periodista de profesión y dueña de la tienda Mi Luz, la noticia de que tendría a su primer hijo hace cuatro años y medio fue pura alegría. Sin embargo, cuando empezó a preguntarse cómo sería su parto, se dio cuenta de que no tenía mucha información y que las experiencias de sus amigas no eran lo que quería para ella. “Llevaba tanto tiempo esperando esta guagua que decidí que tenía que participar del proceso, saber qué pasaba durante el embarazo y cómo iba a ser el parto. Entonces empecé a preguntarle a gente cercana y me decían: ‘la guagua sale por cesárea, un lunes a las 11 de la mañana, obvio’”, cuenta Luz.
La realidad de las amigas de Prieto es muy común en Chile. La OMS, que sugiere que un país no supere el 15% de partos vía cesáreas, ha notificado en varias oportunidades lo alarmante que es la situación del país, lo que fue corroborado por el último estudio publicado por la OCDE, en 2011, en el que Chile aparece como el tercero con mayor cantidad de cesáreas (37.7%), después de México y Turquía.
La necesidad de tomar una decisión más informada hizo que Luz se inscribiera en los talleres de parto “Alma de mamá”, dictados por la matrona y educadora prenatal Pascale Pagola. “En ese ambiente encuentras gente con una inquietud parecida a la tuya y fue entonces cuando empecé a escuchar el termino doula, una mujer que apoya a otra, dándole contención física y emocional durante el trabajo de parto, el parto y el postparto”.
En el caso de las acompañantes en el parto, su función es entender la fisiología del nacimiento y las necesidades emocionales de una mujer. Para esto se trabaja en conjunto con la embarazada, con entrevistas previas al nacimiento en las que conocen sus miedos, sus dinámicas de familia y sus inquietudes. Así, prepararan un plan en el que la madre estipula claramente el nivel de intervención que espera del equipo médico el día del nacimiento. Luego, ya en el proceso de parto mismo, la doula acompaña a la mujer embarazada en su casa y luego en la clínica, para darle herramientas de alivio del dolor y apoyo, como masajes, aromaterapia, ejercicios con un rebozo (telar), vocalizaciones, música, iluminación más baja, hidratación, manejo de la ansiedad y cualquier elemento que les permita mejorar el nivel de confort de la mujer.