El término proviene de la unión de las palabras "mass" (en masa o masivo) y "prestige" (prestigio o reputación), que en conjunto hacen referencia a la masificación del lujo que las marcas han acogido a través de la creación de productos o colecciones a precios más moderados. Esta tendencia permite que más personas puedan acceder a ellos y, además, se puedan comercializar en tiendas de retail, lo que abre nuevas formas de financiamiento.
De esta manera, quienes no forman parte de los consumidores habituales del segmento del lujo, pueden acercarse a éste, obteniendo además lo mismo que buscan quienes compran marcas exclusivas: prestigio y diferenciación.
El consumidor del “masstige” suele ser un profesional que está dispuesto a “apretarse el cinturón” o adquirir deudas para acceder a viajes internacionales, maquillaje de alta calidad, zapatos de destacados diseñadores, artículos de hogar exclusivos, accesorios de gran valor e incluso autos de lujo.
Y las distintas industrias ya han sabido identificar esta tendencia y reaccionar. De hecho, un sector pionero en esta nueva estrategia fue el de la relojería, distintivo clásico de prestigio. Este es el caso de las marcas Skagen y la estadounidense Bulova, las que desarrollaron piezas de relojería fina, con tecnología de última generación y materiales de lujo (cristales, diseños en distintos tipos de oro, entre otros), y a través de sus redes de distribución pusieron a disposición del público sus productos a precios alcanzables.
Otro rubro que destaca en este mundo del masstige es el automotriz. Ejemplos son las marcas italianas Alfa Romeo con sus modelos Giuletta y MiTo, y Fiat, con el relanzamiento de su modelo 500. Ambas tienen productos orientados a un público joven-adulto con precios que llegan hasta los $18 millones y que se pueden costear con diferentes tipos de financiamiento.
Las marcas de lujo han entendido este nuevo escenario y también recurren a nuevas estrategias para poder acceder al segmento masstige y no quedarse atrás en términos de generación de ganancias. Es por eso que dieron inicio a iniciativas como la colocación de sus productos en los llamados outlets o la creación de "fighter brands" (marcas de combate). Estas son sub-marcas creadas por las grandes de lujo que son más asequibles y abiertas al público.
Todos estos esfuerzos de distintas industrias demuestran que el masstige es un segmento de consumidores que parece tener mucho más mercado que explorar.