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No soy yo: cuando una llamada equivocada se transforma en una pesadilla

Todos hemos recibido una llamada equivocada, pero no son pocos quienes permanentemente, varias veces al día, incluso durante años, deben atender su propio teléfono y decir que no son la persona a la que están buscando. El crecimiento de las empresas de cobranza que notifican insistentemente a largas bases de datos de deudores, ha generado que muchos chilenos reciban llamados telefónicos preguntando por quienes no son. ¿Cómo demostrarle a un operador que uno no es esa persona?

23 de Octubre de 2015 | 17:25 | Por Cristóbal Bley, Revista Viernes
REVISTA VIERNES DE LA SEGUNDA

- Hola, buenas tardes, ¿se encontrará Lorena Ruiz?
- No, está equivocado.

Un teléfono desconocido volvía a llamar al celular de Isidora Marras, hoy de 29 años, que a fines de 2008 era todavía una estudiante de Dirección Audiovisual en la Universidad Católica. Al que es y había sido el número de toda su vida, y sin motivo alguno, Isidora comenzó a recibir cuatro, cinco y hasta seis llamados diarios, todos de remitentes que no tenía en su agenda de contactos. Todos preguntando por Lorena Ruiz.

- Ya, ¿pero usted la conoce?
- No, no la conozco.

Esta no es solamente una historia particular. Ni un problema extraño. Aunque no existen estadísticas específicas relacionadas a cobros a números equivocados, el tercer motivo por el que más llaman al Sernac es por quejas contra empresas de cobranza. Y del total de reclamos por cobros extrajudiciales, que en el último año suman más de 15 mil, el 50 por ciento fue realizado por personas a las que se les cobra una deuda que no les corresponde.

A pesar de la portabilidad numérica, ley implementada en 2012 –que hace a los usuarios dueños de sus números telefónicos–, este inconveniente sigue siendo muy común, sobre todo desde que las empresas tercerizaron de manera masiva sus cobranzas. En 2012 ya existían más de 120 instituciones de este tipo en nuestro país, y siguen en aumento. No es casualidad, considerando que según un estudio de GFK Adimark publicado este año, el 41 por ciento de los chilenos declara estar endeudado ?casi siete millones de personas? y el 7 por ciento sobreendeudado, pidiendo créditos para pagar otras deudas.

- Ya, ¿y no tiene ningún vínculo con ella?
- No, le estoy diciendo que no.

Isidora Marras lleva casi siete años conviviendo telefónicamente con los incumplimientos de Lorena Ruiz. Aunque no conoce su cara, ni dónde vive, ni qué hace, sabe que tiene una deuda acumulada de cinco millones de pesos con una tarjeta de crédito de una tienda. Sabe, también, que frecuentemente se atrasa pagando la cuenta del teléfono y que cada cierto tiempo le debe plata a una farmacia. Eso se lo dejan en claro no los acreedores, sino las empresas de cobranza que éstos contratan, que tienen como única misión que los clientes paguen lo que deben y lo antes posible.

- Ya, ¿y no es pariente suya?
- No, tampoco.

“No es sólo una llamada”, dice Isidora. “Se convierte en algo muy agresivo y violento cuando se repiten, cuando les dices que te eliminen de la base de datos y te responden que sí, pero eso mismo te dijeron la vez pasada. Todas las respuestas son así. Se produce una situación kafkiana, como un laberinto en el que te empiezas a meter involuntariamente y del que no se puede salir. Yo llegué incluso a una oficina de una tarjeta de crédito, tratando de que me borraran de su sistema, y en la recepción del edificio me pasaron un papel con un número de teléfono. ¿Dónde está la oficina?, pregunté. No, es que la oficina no está, sólo tenemos este número, un callcenter en Estados Unidos. ¿Hasta qué punto se ha permitido que la tecnología despersonalice tanto al sistema, que todo se termina convirtiendo en un número de celular?”.

Una mañana de sábado, a Isidora la llamaron seis veces, las seis preguntándole por Lorena Ruiz. Hasta ahí llegó su paciencia. Fue a las oficinas de la casa comercial que la llamaba por su deuda. Le dijeron que sólo en la Región Metropolitana había más de doscientas mujeres con ese nombre registradas en su base de datos. También fue a la oficina de la compañía telefónica que la llamaba por cuentas impagas. Le dijeron que se dirigiera a una columna, ubicada en un rincón de la agencia, levantara un auricular, y esperara a que la atendiera un operador al otro lado de la línea. Isidora se dio cuenta de que lo que le sucedía se parecía más a un thriller que a la vida real, y ya egresada, se puso a escribir, junto a su colega Catalina Calcagni, una película basada en este problema sin salida.

- Ya, bueno señorita, lo que pasa es que Lorena Ruiz tiene una deuda con nosotros y no la ha pagado.
- Pero yo le estoy diciendo que no soy ella.

No soy Lorena, dirigida por Isidora Marras y protagonizada por Loreto Aravena (Los 80), Paulina García (Gloria) y Matías Oviedo (Invierno), debutó internacionalmente el año pasado en el Festival de Cine de Toronto y el 19 de noviembre se estrenará en salas chilenas. En la película, la que recibe las llamadas y las trabas burocráticas es Olivia, una actriz que acaba de salir de una larga relación de pareja y cuya madre sufre de Alzheimer, conjugando todo en una seria crisis de identidad.

“Una semana antes del estreno en Toronto”, recuerda Isidora, “me llamaron de nuevo. Pero esta vez me decían que la deuda finalmente había pasado al departamento prejudicial, que en cualquier momento esto pasaría a tribunales. No podía creerlo, sentía que era una broma de mal gusto. Estábamos a punto de estrenar, todos muy nerviosos, y Lorena me seguía invadiendo”.

Sigue leyendo sobre este habitual problema entre los usuarios de telefonía, y el delito que significa esta mala práctica, en Revista Viernes de La Segunda.

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