“Estábamos por casarnos y como ya habíamos tenido relaciones sexuales, decidimos hacer un break y dejar de hacerlo por casi 2 meses antes de la fecha del matrimonio. Pensamos que así, tal vez, sería más romántica y apasionada la noche de bodas. Y no era porque tuviéramos mal sexo -muy por el contrario, era muy bueno-, sino que planteamos esta tregua como una forma de potenciar todo lo bueno, una vez que estuviésemos casados. Y el reencuentro fue de antología”, cuenta Xime, de 34 años, 4 de ellos casada y con 2 hijos. Como ella, hay muchos que plantean que hacer una pausa en la vida sexual de la pareja podría ayudar a reencantarse, reenamorarse y, además, instarlos a descubrirse en pareja. Es decir, una verdadera tregua sexual.
Entre menos, mejor
Los chef siempre dicen eso, que los sabores son más intensos si se prueban en pequeñas dosis. Sin embargo, ¿es válido esto también para la vida sexual? Todo depende. Es decir, si el fin último de estas treguas sexuales es aumentar la pasión en la pareja para futuros encuentros, es posible que sirva pero en lapsus controlados. Si no, este descanso o break en material sexual, puede traer consigo algunos problemas. La periodista y escritora del libro “Tu sexo es (aún más) tuyo” (best seller en Estados Unidos), Sylvia de Béjar, habla en sus escritos al respecto: “Más que hablar de una tregua sexual, deberíamos hacerlo de un descanso coital. Porque el sexo no es algo que acaba en la cama, aunque identifiquemos una cosa con la otra. Además, cuando uno no tiene demasiadas ganas de practicar sexo, debe esforzarse un poquito para recuperarlas. Porque si te acostumbras a no tener relaciones, cada vez quieres menos”.
Operación reanimación
Pero, ¿qué pasa cuando el sexo ya se tornó aburrido? Pues en estos casos las treguas sexuales son ideales, aunque deben ser breves para no matar completamente el deseo. “Es básico que la rutina no entre en nuestro vocabulario. Por eso, me parece perfecto darse un respiro a la hora de practicar el coito, siempre y cuando eso suponga que vamos a experimentar con cosas nuevas. De alguna manera, esa tregua relativa puede ayudarte a redescubrir a tu pareja y a realimentar vuestra relación”, dice Sylvia de Béjar. Y para que ello obtenga su objetivo a la perfección, es necesario que sea con el consentimiento de ambos, agregarle una pizca de imaginación y eliminar los tapujos de la relación. Si se hace una buena mezcla de estos tres factores, la tregua cumplirá su beneficio y elevará el deseo en la pareja para el próximo encuentro sexual, propiamente tal.
¿Cuánto tiempo sin sexo?
Los expertos aseguran que estas treguas deben ser bien controladas y no deben durar más de dos semanas. En este tiempo, la pareja debe dedicarse a jugar, regalonearse y estimularse por otras vías sin penetración. Aquí es importante relanzar el encanto de los distintos tipos de besos, buscar otras vías de estimulación en zonas erógenas, acariciarse y transmitirse las emociones que produce el otro en uno mismo. Esa unión no solo corpórea, fomentará los deseos de estar pronto con el otro y hará que ese encuentro sexual sea mil veces mejor. ¿Conclusión? La tregua sexual puede ser un factor más en el juego erótico, que sirva de preparación para potenciar el deseo y que le saque partido a tu imaginación. Además, puede ayudar a mejorar los orgasmos de ambos, pues en el lapsus de descanso coital, los dos deberán buscar con más paciencia y entrega, cómo complacer al otro y a sí mismo. En definitiva, entrega beneficios, pero siempre controlándolo.
Saludos, Karen Uribarri, periodista, diplomada en Sexualidad.