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Un amigo turco anda de visita en Chile. A pesar de que vino a trabajar, el perfil sentimental/amoroso de chilenos y chilenas le ha tomado por asalto los sentidos. No ha tenido que hacer mucho análisis. Le ha bastado una más o menos intensa vida social post pega para observar. Y ha quedado muy sorprendido. Quizás porque ha podido ver que los chilenos saben poco del arte de la seducción. "Me llama mucho la atención que en un lugar lleno de mujeres solas, los hombres que llegan no presten atención a las mujeres presentes en el lugar. Y que, más bien, se dediquen a conversar con otros hombres".
Mi amigo turco ha sido un buen observador. Esa conducta de los hombres chilenos -especialmente aquellos del segmento etario 30/40- años es muy común y de larga data. Si van a bailar, nuestros compatriotas suelen quedarse al lado de un poste, mirando hacia la pista, mientras jóvenes treintonas esperan que alguien las descubra y se den cuenta que no todos las gatas son negras, aunque sea de noche. Nuestros hombres, a lo más, iniciarán una conversación con otros potenciales bailarines, que tampoco sacarán a la pista a ninguna de las damas presentes.
Mi amigo también se ha dado cuenta que el sexo masculino en nuestro país no es dado a la delicadeza con las mujeres. "Si se les acercan, son poco respetuosos porque plantean sin rodeos su propuesta: ir a la cama. En mi país no es así. Uno seduce, conquista a fuego lento a la mujer antes de proponer sexo". Incluso esa actitud, que él califica de poco educada con las féminas chilenas, dice verla repetirse en la calle, entre los automovilistas. "No la dan la pasada a una mujer. Le echan el auto encima. Le tocan la bocina. Y si pueden, le quitan el estacionamiento. ¡Me han dado ganas de bajarme del auto para defenderlas!", dice este hombre de las tierras de Onur.
Lamentablemente, mi amigo tiene mucha razón. Una encuesta realizada por el sitio de parejas infieles AshleyMadison.com a inicios de 2015 entre 7.500 mujeres latinas -a las cuales se les indicó que no podían votar por sus compatriotas- mostró un empate entre los mexicanos y los colombianos como los hombres más románticos del continente. Los chilenos quedaron en el penúltimo lugar. Ante la pregunta de quiénes las hacen reír más –un arma de seducción altamente reconocida-, el triunfo fue para brasileños y mexicanos. Los chilenos quedaron cuartos. Paradojalmente, los chilenos ganaron el ítem de "mejores en la cama". Esto nos podría llevar a concluir que nuestros compatriotas parecen tener buena técnica, aunque tengan una gigantesca estrechez de corazón.
Las claves para ser un buen conquistador
Y lo que hace falta es corazón. Mucho corazón y mucha seducción. Porque la conquista amorosa no es equivalente a la conquista territorial. No es la toma a rajatabla de un territorio. La conquista es un proceso dulce, cálido, lento y creativo, donde se van botando barreras en forma imperceptible pero contundente, y donde de pronto conquistador y conquistado intercambian roles y se transforman en un solo corazón, dándose un abrazo apasionado para comenzar a transitar un camino donde ninguno volverá a ser lo que era.
Sin embargo, el trayecto de la seducción que antecede a una anhelada relación amorosa no es uno fácil para nuestros hombres chilenos. Fernanda, de 29 años, me dice que, en general los encuentra malos seductores. "Son poco cancheros, les cuesta tener la personalidad para hablar de frente. El ejemplo típico es el maestro de la construcción. ¿Por qué no te dice a los ojos el piropo, por qué siempre por detrás, en forma solapada? No es que quiera un argentino, porque ése es el otro extremo, ése es el jote. Pero el chileno se pasa de pavo".
Pareciera que a las chilenas echan de menos ese hombre que seduce "creando la instancia", o sea, que no pregunta "¿dónde quieres ir?" sino que trae una propuesta clara y concreta, que propone panoramas, que es "jugado", resuelto, decidido. "El hombre que no tiene las cosas claras, que no sabe lo que quiere a las alturas de la vida -en que uno ya debe saberlo- es una lata, más aun si uno es medio indecisa", puntualiza Fernanda.
Parece que a nuestros chilenitos también les falta el buen reír, lo que es bastante problemático porque este aspecto parece ser también clave en la seducción. No puede ser un buen seductor alguien que es capaz de gritar por la ventana del auto a una mujer: "¿Y dónde te regalaron el carnet de manejar, huevona?". A ese señor le falta humor, le cuesta ser entretenido y le cuesta también entretenerse en la vida y en el amor. ¿Cómo puede seducir a alguien con esa mochila de rabia?
Otro ingrediente vital en la seducción parece ser la coquetería. Esta puede ser clave para crear el enganche que nos puede cambiar la vida afectiva. Como dice Lorena, de 35 años, "hay hombres que con pequeños gestos, con una mirada coqueta, te hacen darte cuenta que 'ese huevito quiere sal'". Ella dice, en todo caso, que esta actitud es más común en hombres mayores que ella. "Por eso me gustan los hombres de 45 años para arriba; los de mi edad son unos payasos", agrega lapidaria.
La ternura también formaría parte de la seducción. El que el hombre sea "de piel" también aporta a la conquista. También lo hace el hecho que ese macho que se nos acerca nos haga bajar los decibeles (si los tenemos muy altos) y que podamos imaginarnos un proyecto de vida con él por la madurez que proyecta.
"A mí me conquistó el hombre que me abrió el camino a cosas nuevas, a hacer trekking, a conectarme conmigo misma, porque hasta que lo conocí, yo tenía cero espacio para mi vida interior y él me abrió ese mundo", sostiene Marina. De modo que ahí tenemos otro elemento de seducción: es muy seductor el que nos planteen nuevas formas de apearnos en la vida, que no hemos contemplado ni sospechado, ni imaginado, antes. El psicólogo Martin Ross, en su libro "El mapa de la autoestima", grafica a la seducción como "el arte de enloquecer a una persona". Ni más ni menos.
Entre otras conductas claves para seducir y que no se observan entre los chilenos se cuentan, según muchas mujeres, el "ñeque" y la sensibilidad. Sin ellas, la conquista se hace difícil. Recordemos que la seducción está ligada al encantamiento, a la fuerte atracción que una persona provoca en otra, y a la búsqueda de que ese deseo y afecto encienda en el otro la misma llama que los lleve a compartir la vida y el amor. Pero en Chile no es fácil porque, como reclama Sonia, una secretaria cercana a los 60 años, "los hombres son muy acaballados, uno expone una idea y te dicen '¿y dónde aprendiste eso?'; como que no te dejan ser, tomar la iniciativa". Por todo esto, les pone nota 5 a los chilenos en la variable seducción.
Otro elemento que atentaría contra la seducción sería, desde luego, la falta de compromiso, el temor a la entrega, el terror a "ser atrapado" que se observa en los hombres chilenos. "Si uno los invita a la casa de los padres, creen que uno los quiere para casarse. Y no se dan cuenta que uno está solo actuando como amiga, por último para que coman una rica comida cocinada por mi madre", dice Angélica, de 55 años.
Y lo peor. ¡No quieren gastar plata! Las chilenas ven a sus compatriotas como sexo-centrados y muy poco generosos. "Si se acercan, es que quieren sexo. Si uno quiere salir con ellos, creen que es solo porque uno quiere acostarse con ellos. Y muchas veces no es así. Uno busca conversar, pasar un buen rato. Es como que habláramos dos idiomas", precisa Sonia.
Como se ve, el arte de seducir no es fácil y muchas veces se empaña con conductas inadecuadas o, derechamente, desafortunadas. Quizás por ello, un argentino (¿cómo no?) creó una escuela de seducción. Claro que antes se le había adelantado el poeta romano Ovidio, quien ya en el 8 año d.C. escribió su Arte de Amar, donde se refirió a los mecanismos que desencadenan la seducción amorosa y dio consejos para que las conquistas fueran exitosas. Su lema fue, en todo caso, potente: "Todo amante es un soldado en guerra".
Este poeta creía firmemente que "mucho amor germina en la casualidad; tened siempre dispuesto el anzuelo, y en el sitio que menos lo esperáis encontraréis pesca".
El año 2007 del siglo XXI, el argentino Mike Tabaschek, quien venía estudiando el tema desde hacía más de una década, fundó LevantArt, la primera escuela de seducción para hombres en su país. Desde marzo del 2015, Chile también forma parte de la cadena, que incluye países como Colombia y Uruguay. La teoría de Tabaschek es que, así como una persona toma clases de piano o salsa, también puede aprender a conquistar y su plan de estudio contempla materias teóricas y "pasos prácticos" con salidas de los alumnos a discoteques, acompañados de instructores para probar las habilidades en desarrollo.
La filosofía que subyace a la iniciativa de Tabaschek es novedosa: "lo que las mujeres buscan hoy es lo mismo que han querido desde hace siglos: que el hombre sea un hombre. Ellas terminan escogiendo al que tiene mayor habilidad, al galante. No quieren al amigo, ni al amigo gay, ni al metrosexual que pasa diez horas frente al espejo. Quieren un hombre que ocupe el lugar de hombre".
Sabia reflexión. En opinión del empresario argentino, ese tan codiciado hombre "es un sujeto que maneja códigos sociales e inteligencia emocional, que es líder en su grupo y sabe cómo vestirse o comportarse en determinados momentos. Pero, por sobre todo, que tiene sentido del humor". Respecto de la mujer que ese hombre buscaría, Tabascheck también hace un aporte interesante. "A los hombres nos gustan las mujeres que son fáciles para nosotros pero difíciles para el resto. Si una mujer me lo está poniendo muy difícil, quiere decir que no soy lo suficientemente bueno para ella, y eso no es atractivo".
Hay quienes también han aportado con "decálogos" para una exitosa seducción, aunque otros señalan que la conquista conlleva mucho más que frases o "tips" aprendidos de memoria. En todo caso, los decálogos incluyen afirmaciones como: la seducción es un arte que se desarrolla con creatividad; es una habilidad personal como muchas otras; el verdadero seductor no manipula, sino que conquista con 100% del mérito; el seductor es tal porque es también un psicólogo que conoce realmente la psicología del otro; no ser el amigo de la chica que te gusta; siempre tener el control y no mostrarse demasiado interesado; un buen baile conquista mil veces mejor que mil poemas de amor; si conoces a una chica, pídele su mail, no su celular, ya que se sentirá invadida; siempre una cuota de humor será bienvenida; sea usted, no aparente".
En fin. No es fácil este tema. Y, como todo, tiene matices. Por ejemplo, mi amigo turco también me señaló que ve a las mujeres chilenas un poco "descuidadas", es decir lejanas a las argentinas, colombinas o venezolanas "que siempre están muy bien maquilladas, bien vestidas y arregladas". Algo que para él tampoco ayudaría en el complejo mundo de la seducción.
Saludos,
Patricia Collyer, psicóloga y periodista de la Universidad de Chile (@patycollyer; patriciacollyer.blogspot.com).