LUN (archivo)
SANTIAGO.- Hasta diciembre de 2015, Leonardo Haberkorn era profesor y coordinador de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad ORT de Montevideo, Uruguay. Sin embargo, a comienzos de ese mes, el docente simplemente no quiso seguir dictando sus clases. ¿La razón? Se cansó de pelear contra los celulares.
"Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla", explicó en un post en su blog El Informante y que hoy, varios meses después de haberlo publicado, se viralizó en internet.
En su publicación, Haberkorn explica que la decisión de dejar la docencia la tomó luego de darse cuenta de que sus alumnos estaban más interesados en mirar sus WhatsApp, sus perfiles de Facebook o en recibir selfies, antes que prestar atención a lo que él les decía.
"Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no puedes despegar la vista de un teléfono (...) Muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo hacen", escribió en su post.
Haberkon recuerda que durante la última semana de clases, les preguntó a sus alumnos sobre diversos temas de actualidad y que se sorprendió al darse cuenta de que sabían poco o nada.
"Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado. Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales", comentó.
Sin embargo, Haberkon puntualiza que no toda la culpa de esto es de los jóvenes, sino que ellos también son víctimas. "La incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos (...) Les fueron matando la curiosidad (...) Con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más a menos lo mismo", planteó.
El problema -añadió el uruguayo- es que con toda esta realidad, "lo malo termina siendo aprobado como mediocre; lo mediocre pasa por bueno; y lo bueno, las pocas veces que llega, se celebra como si fuera brillante".
Haberkon señaló que esto no encaja con él y que se niega a ser parte de ese "círculo perverso". De ahí, entonces, su decisión de renunciar a la docencia, y dejar así de ver las caras absortas y de desinterés de sus alumnos, a los que les entusiasmaba más ver el video de un cachorro de león en Facebook, que poner atención a sus clases.