ESTAMBUL.- En un taller de Estambul, una modelo esboza una sonrisa mirando a la cámara con la cabeza bien recta. Viste ropa holgada y velo islámico, una tendencia en auge en Turquía, ajena a la polémica sobre el burkini en Europa.
En este país en el que la mayoría de la población es musulmana, la moda respetuosa con los valores religiosos vive su época dorada, aprovechando un contexto favorable. Y es que gobierna el Partido de la Justicia y el Desarrollo del presidente Recep Tayyip Erdogan, de corte islamista conservador.
En términos generales, el mercado de la moda islámica podría rondar los 500.000 millones de dólares dentro de unos años, según el Consejo de la moda islámica y el design (IFDC), con sede en Dubái.
En el taller de Estambul, las modelos, maquilladas y elegantes, intentan realzar la ropa que llevan sin mostrar sus cuerpos, salvo la cara y las manos. Lucen túnicas largas y vestidos de noche brillantes con zapatos de tacón. El corte es sobrio, pero los colores, vivos.
Burkinis en alza gracias a la polémica
Las fotografías se publicarán en el catálogo de Modanisa, una página web turca de venta de moda islámica lanzada en 2011 y convertida en unos años en el peso pesado del sector.
Modanisa propone 30.000 productos de 300 marcas: ropa para diario, deportiva, de noche, calzado o accesorios, y reparte en 75 países. "Otrora, una mujer joven (velada) de 25 años se vestía igual que una mujer de 50" porque no había alternativa, afirmó el director general de la empresa, Kerim Ture.
El sitio internet vende ropa de baño, es decir los famosos burkinis tan polémicos en Francia, donde algunas ciudades intentaron prohibirlos. Cuestan entre 20 mil y 73 mil pesos.
"Es una elección y no un símbolo", explica Ture sobre los burkinis. "No entiendo cómo un país donde la libertad es un pilar puede oponerse a los trajes de baño islámicos", afirmó, agregando que desde la polémica, los pedidos de burkinis desde Francia han aumentado entre 15 y 20%.
Estambul marca la pauta
Estambul acogió en mayo una semana de la moda islámica, en la estación de Haydarpasa.
"Creo que Estambul marcará la pauta de la moda islámica", afirmó Ozdemir. De hecho, a finales de agosto, el gobierno turco autorizó a las mujeres policía en uniforme llevar velo.
Para Franka Soeria, diseñadora indonesia, la moda islámica no tiene como finalidad incitar a las mujeres a taparse sino a afirmar su propio estilo. "Nuestro mensaje consiste en decir que tenemos pudor y que nos gusta taparnos, pero también que nos gusta la moda. Es nuestro estilo, hay que aceptarlo", afirmó, tocada con velo negro.
A la espera del Versace de la moda islámica
"Empecé a taparme el pelo hace tres años pero no quería vestirme como mi madre", declaró Seyma, de 16 años, en el mercado del barrio Fatih, donde hay muchas tiendas de moda islámica. "Ahora encuentro toda la ropa que quiero".
Los turistas de los países árabes forman parte de los clientes en Estambul. "Encuentro de todo, vestidos para diario, pantalones, camisetas y muchas otras cosas", afirmó Dalia, una joven saudí.
Esta indumentaria tiene detractores que estiman que la moda, incluso de este tipo, es incompatible con los preceptos del islam. "El islam aboga por una identidad musulmana virtuosa y un consumo dictado por la necesidad. Pero la moda es todo lo contrario, crea un círculo vicioso que incita a un consumo desmedido", afirmó Hulya Sekerci, de la asociación conservadora Ozgur-Der. "Y la ropa diseñada según esta moda es incompatible con nuestra forma de cubrirnos. Por eso estamos en contra de la moda y de los desfiles".
Hakan Yaldiz, profesor de ciencias políticas de la universidad del Bósforo, en Estambul, es escéptico sobre la creatividad de la moda islámica. "A menudo es pura imitación: los diseñadores toman un vestido normal para cubrir el escote y ajustarlo a las normas islámicas", dijo. "Habrá que esperar al menos 20 años para saber si emerge un Versace de la moda islámica".