Maria (izquierda), Angelina (centro) y Krestina (derecha).
AFP / Reuters
Krestina, Angelina y Maria Jachaturian tenían 19, 18 y 17 años, respectivamente, cuando en julio de 2018 decidieron dar muerte a Mijaíl, su padre, hastiadas de que este las golpeara y abusara sexualmente de ellas de manera constante.
Las hermanas llegaron a esa extrema decisión luego de que en 2016 una de ellas, Krestina, intentara quitarse la vida y que su padre utilizara gases lacrimógenos en su contra. Entonces se convencieron de que "si no actuaban, una de ellas moriría", según ha afirmado Alexei Lipster, uno de los abogados que las defiende.
De esta manera, un día en que Mijaíl se enfureció porque consideró que el living de la casa estaba desordenado y llamó por turnos a cada una de sus hijas para rociarlas con un spray de pimienta, las hermanas determinaron que no podían aguantar más.
Entonces, esperaron a que el hombre de 57 años se durmiera en su mecedora, para empezar a golpearlo con un martillo y a apuñalarlo con un cuchillo de cocina. Mijaíl alcanzó a defenderse, pero finalmente falleció.
Krestina, Angelina y Maria habían denunciado a su padre en varias oportunidades, sin recibir ninguna ayuda por parte de las autoridades. Sin embargo, ahora están acusadas de asesinato premeditado y arriesgan hasta 20 años de cárcel.
Defensa propia
Actualmente, las hermanas se encuentran en libertad bajo fianza y a la espera que se realice el juicio en su contra. No pueden comunicarse entre sí, ni tampoco con testigos o con medios de comunicación.
"Están bien en la medida de lo posible (...) Sea en el banquillo o aisladas en casa, repiten que al menos no sufren torturas y palizas cada día", sostuvo Lipster, según el diario El País.
El abogado insiste en que lo que hicieron fue en legítima defensa. "Estaban aterrorizadas. Vivían prácticamente esclavizadas, en una atmósfera irrespirable y temían por su vida", afirmó.
De acuerdo al medio español, Aurelia Dunduc, la madre de las jóvenes, confirmó que ella también sufrió agresiones y abusos, y que tras denunciarlo a las autoridades y no obtener respuesta, optó por abandonar a su marido.
Asimismo, la mujer aseguró que su ex esposo tenía conexiones en la policía y en la Fiscalía.
El caso de las hermanas tiene en alerta a las asociaciones de protección de los derechos de las mujeres, que piden que las jóvenes sean asistidas psicológicamente, en lugar de encarceladas.
"Las chicas vivían un infierno. Salvaron su vida porque sabían que nadie podía ayudarlas: ni la policía, ni los vecinos, ni sus profesores", señaló Anna Rivina, directora de un centro de ayuda jurídica para víctimas de violencia conyugal, según publicó La Nación de Argentina.
"El Estado no reconoce la violencia doméstica contra las mujeres y no existe ningún mecanismo jurídico para protegerlas", agregó.
Miles de personas han manifestado su apoyo hacia Krestina, Angelina y Maria, y una petición online para que sean absueltas acumula casi 300 mil firmas.
