Una nueva investigación que publicó el European Journal of Anaesthesiology, informó sobre los peligros potenciales de permitir el
contacto piel con piel para la madre y el recién nacido en la sala de operaciones, después de un parto por cesárea debido a que el niño entra en
contacto con los electrodos en la piel de la madre que controlan sus signos vitales durante la cirugía.
Las tendencias recientes en el cuidado neonatal promueven el contacto temprano de piel a piel entre las madres y sus hijos, para
mejorar la experiencia del parto y el éxito de la lactancia, incluso cuando el nacimiento está programado como una cesárea en la sala de operaciones.
Sin embargo, en el primer caso presentado en la investigación, una mujer de 37 años que dio a luz a su primer hijo, sin antecedentes de enfermedad cardíaca, ingresó en la sala de obstetricia del
Hospital Universitario La Zarzuela, de Madrid, para inducir el parto. Después de 8 horas, los médicos procedieron a una cesárea porque la cabeza del niño era demasiado grande para pasar por la pelvis de la madre, mientras sus signos vitales eran monitoreados.
Después del examen inicial del recién nacido, lo pusieron en el pecho de su madre. "Poco después de esto,
la alarma de frecuencia cardíaca se activó en el monitor, debido a un aparente aumento drástico de la frecuencia cardíaca de la madre", explicó el coautor del informe, el doctor Nicolas Brogly, del Hospital Universitario La Zarzuela y el Hospital La Paz. "Sin embargo,
la mujer permaneció consciente y sin quejarse", añadió.
Además, los otros signos vitales de la madre se mostraban normales, incluido su pulso radial que no mostraba signos de frecuencia cardíaca anormal o alta, y su presión sanguínea se mantuvo normal.
Se verificó el posicionamiento de los electrodos electrocardiográficos (ECG) para investigar la posible interferencia de la actividad eléctrica del corazón del niño en el trazado de ECG de la madre. "Se encontró que el recién nacido estaba
amamantando el electrodo derecho del ECG, que fue reemplazado de inmediato por otro sitio en la piel de la madre", explicó el doctor Brogly.
Cambio en la ubicación del ECG
El segundo caso analizado fue atendido por la doctora
Leonie Slegers y su equipo en el Hospital St Antonius, en Woerden (Países Bajos). Este caso involucraba a una mujer de 36 años que tenía a su segundo hijo. Había estado embarazada durante 40 semanas y nuevamente no tenía antecedentes de enfermedad cardíaca. A pesar de que el parto se realizó normalmente, la cabeza del niño no descendió y los
médicos procedieron a una cesárea.La mujer permaneció estable todo el tiempo y la operación produjo un recién nacido sano que fue puesto sobre su pecho. Poco después,
el ECG cambió a un ritmo anormalmente rápido (taquicardia). La paciente todavía tenía al niño en el pecho y, aunque sus otros signos vitales eran normales, el ECG parecía contener dos ritmos diferentes en una sola grabación.
El doctor Slegers explicó que "una inspección rápida del niño mostró que
había tomado el electrodo de ECG correcto en su mano. Después de moverlo cuidadosamente para llevarlo al hombro derecho de la madre, el ECG volvió a la normalidad".
Ante estas circunstancias, el doctor Brogly destacó que "ambos casos muestran que a través de la succión del recién nacido o al tocar un electrodo de ECG,
la actividad eléctrica cardíaca del niño puede fusionarse con la de la madre, y esta nueva fuente de interferencia eléctrica representa un riesgo tanto para la madre como para el pequeño".
"La alarma en el monitor podría haber llevado a un diagnóstico erróneo de arritmia supraventricular, lo que podría haber llevado a la administración de medicamentos antiarrítmicos, o peor aún,
usar el desfibrilador en la madre para estabilizar su ritmo cardíaco", advirtió.
Los autores concluyeron diciendo que todos los equipos obstétricos deben estar completamente actualizados sobre la
implementación del protocolo de contacto piel a piel, incluidas las siguientes cesáreas.
"Al planificar el SSC en la sala de operaciones,
recomendamos que los electrodos de ECG se sitúen donde no sea posible el contacto con el nuevo niño (por ejemplo, en la parte posterior de los hombros) para permitir el monitoreo cardíaco de la madre y evitar la interferencia del ECG con el niño al contacto con la piel después del parto", concluyeron.