El príncipe Eduardo (58 años) es el menor de los cuatro hijos de la fallecida reina Isabel II y, junto con su hermano Andrés (62 años), siempre tuvieron una relación más distendida y cercana con la monarca que sus hermanos mayores, Carlos (73) y Ana (72).
Mientras éstos estuvieron desde pequeños a cargo de sus niñeras e institutrices, cuando la reina dio a luz a Eduardo y Andrés se tomó unos meses lejos de sus deberes para estar con ellos.
Siendo el 13° en la línea de sucesión al trono, el príncipe Eduardo ha sido el hijo de Isabel II más apartado de los escándalos, convirtiéndose en uno de los miembros más respetados de la familia real y en una persona de confianza para la reina.
Mientras sobre Carlos pesó su infidelidad con Camila Parker-Bowles, y Andrés fue vinculado con Jeffrey Epstein y acusado de abusos sexuales, Eduardo ha mantenido una vida apartemente estable y discreta.
Tiene una compañía de producción cinematográfica –aunque dejó su dirección para dedicarse de lleno a sus deberes reales– y lleva 22 años casado con Sofía Rhys-Jones (57 años) –que trabajaba en relaciones públicas–, con quien ha mantenido una reservada relación. Tienen dos hijos, Lady Louise (18 años) y James Mountbatten-Windsor (14 años), a quienes han procurado mantener más alejados de los compromisos reales que sus primos.
Eduardo es el único de los tres hijos de la reina que no se ha divorciado. En 1992, Ana se separó de Mark Phillips, Andrés de Sarah Ferguson, y Carlos de Diana, hecho que remeció a la monarquía. Un "annus horribilis", manifestó esa vez la soberana.
Tanto Eduardo como su esposa han tenido últimamente una mayor notoriedad en los actos de la monarquía, especialmente después que Meghan Markle y el príncipe Harry se apartaron de sus deberes con la corona. Sofía también fue uno de los pilares de Isabel II, sobre todo tras la muerte de su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo.
La reina deseaba que se convirtiera en el nuevo duque de Edimburgo
Cuando se casaron, en 1999, Eduardo y su esposa Sofía recibieron de la reina el título de condes de Wessex. Pero ésa no era la primera opción. Originalmente, iban a ser conocidos como duque y duquesa de Cambridge –títulos que luego ostentaron el príncipe William y Kate Middleton–, pero Eduardo habría renunciado a recibirlo por una razón muy romántica.
Un año antes se había estrenado "Shakespeare in Love" –que ganó el Oscar a Mejor Película en 1998– y a Eduardo le encantó a tal punto que quiso tener el título de "conde de Wessex" como el personaje que interpreta el actor Colin Firth en el filme (Lord Wessex).
Así lo reveló el historiador real Kenneth Rose, en una entrevista con "The Telegraph" en 2010. "El príncipe Eduardo iba a ser el duque de Cambridge, pero vio la película Shakespeare in Love, que le encantó y que tenía un personaje llamado el conde de Wessex. Le gustó el sonido y le preguntó a la reina si podía tener eso en su lugar", indicó.
Esto resulta llamativo ya que un condado está dos escalones por debajo de un ducado. Es decir, que Eduardo renunció a obtener un título mayor.
De todas formas, siempre fue el deseo de la reina Isabel II y de su esposo que, cuando ellos fallecieran, Eduardo heredara el título de su padre: "duque de Edimburgo".
Aunque se ha especulado que Carlos no estaría de acuerdo con esta decisión. De hecho, al morir su padre, fue él quien heredó ese título, aunque no lo usó, y se cree que ahora lo querría para sí.
Como sea, ahora depende del nuevo monarca si se lo otorga a o no dicho título a su hermano. En una entrevista tras la muerte del príncipe Felipe, Eduardo se refirió a este tema y comentó que: "Fue una especie de quimera de mi padre... y por supuesto dependerá de si el príncipe de Gales (Carlos) lo hará cuando se convierta en rey".