Cientos de personas se reunieron este jueves para despedir a
Sammy Teusch, un pequeño de
10 años que afectado por el bullying del que era víctima en su colegio,
se quitó la vida el 5 de mayo pasado. Según han declarado sus padres, el niño
era blanco de burlas por sus anteojos y sus dientes, y pese a que aseguran que
varias veces se quejaron ante el establecimiento, sus reclamos
fueron ignorados.
El trágico caso ocurrió en la localidad de Greenfield, Indiana, donde Sammy y su familia vivían desde 2022. Según relató Nichole, su madre, al medio local Daily Reporter, el día de su muerte Sammy estuvo recostado con ella pidiéndole que le rascara la espalda. Poco después, cuando su marido volvió de la tienda donde había ido a comprar una mezcla para los panqueques del desayuno,
hallaron al niño inconsciente en su habitación.
Rápidamente llamaron al 911 y el primero en llegar fue un bombero que vive cerca de la casa de los Teusch. "Podía ver en sus caras que estaban haciendo todo lo que podían", dijo Sam, el padre del pequeño, al Daily Reporter.
"Estaban devastados", agregó.
En el obituario publicado el pasado 11 de mayo en el medio local, se describe a Sammy como un niño
cariñoso, risueño, comprensivo, tolerante, amistoso, querido por todos, de gran corazón y la mejor sonrisa. "Le encantaba pescar, jugar videojuegos y jugar con robots, caminar, saltar a estanques, estar al aire libre y jugar fútbol", agrega.
No obstante, el pequeño
era víctima de un brutal bullying en su colegio, que según indicaron sus padres había comenzado en 2023.
"Al principio se burlaban de él por sus anteojos y luego por sus dientes. Esto continuó
durante mucho tiempo", afirmó Sam al canal WTHR.
Sin embargo,
el acoso verbal luego derivó en físico. "
Lo golpearon en el bus escolar, y le rompieron sus anteojos y todo", agregó el padre del niño.
Nichole y Sam no se quedaron de brazos cruzados, y
se comunicaron con el colegio para denunciar lo que ocurría y alertar de que el bullying contra su hijo estaba empeorando. El padre de Sammy asegura que
se contactaron al menos 20 veces con el establecimiento, mientras que
el colegio señala que ni ellos ni su hijo presentaron ningún informe de acoso.
Sammy también sufrió bullying en las redes sociales, concretamente a través de Snapchat. Su padre recordó que lo amenazaban con golpearlo y hablaban mal de su madre.
Y aunque sus padres aseguran que constantemente conversaban con él sobre el tema,
Sammy se volvió retraído, hasta que el 5 de mayo no soportó más.
Los funerales del pequeño tuvieron lugar en Brandywine Community Church, donde Sam y Nichole agradecieron a toda la comunidad el apoyo que han recibido en estos días. Asimismo, Sam aprovechó de entregar un
conmovedor mensaje:
"La ira no va a resolver esto. El odio no va a solucionar esto. Dios no tomó a este niño para enseñarle a odiar. Enseñe a sus hijos a amar y déjeles saber que son amados".