Las energías renovables continúan aumentando su participación en la matriz energética de Chile. Según el Informe de Novedades del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), durante el primer trimestre de 2024, la generación de electricidad a partir de energías renovables no convencionales (ERNC) alcanzó el 41% del total. Esta cifra muestra un crecimiento del 4% en comparación con el mismo período de 2023.
El documento evidencia incrementos específicos en la producción de energía: la generación solar creció un 13%, la eólica un 7% y la hidráulica un 44% en los primeros tres meses de este año. Por otro lado, también se observa una disminución en la generación de fuentes fósiles, con una reducción del 5,32% en el carbón y del 31% en el gas natural en marzo.
Aunque estos números dan cuenta de un escenario positivo e informes como el Think Thank Ember, indiquen que Chile es líder en la producción de este tipo de energías, el camino hacia una transición energética completa está lleno de obstáculos. Este proceso enfrenta retos, que van desde limitaciones tecnológicas y regulatorias hasta la falta de incentivos económicos claros.
Tal como señala Marcelo Mena, exministro del Medio Ambiente de Chile, “el desarrollo de las energías renovables está limitado por la transmisión y la remuneración de sistemas de respaldo”. Este desafío es particularmente crítico en un país como Chile, donde la geografía y la estructura del sistema eléctrico imponen barreras adicionales a la adopción de energías limpias.
A nivel mundial, organizaciones como la OCDE, el Banco Mundial y el FMI han insistido en la necesidad de acelerar esta transformación, no sólo por razones ambientales, sino también económicas. Los expertos coinciden en que una economía basada en energías limpias no solo es sostenible a largo plazo, sino que también se convierte en una fuente de crecimiento y empleo.
Obstáculos para la adopción de energías limpias
Las industrias estratégicas a nivel nacional enfrentan varios obstáculos en su camino hacia la adopción de energías renovables. Uno de los principales desafíos, como explica Martín Benegas, Head Business Developer de Terralink -desarrolladores de proyectos fotovoltaicos-, es el alto costo inicial de inversión en tecnologías limpias. “El costo inicial es una gran barrera, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. La falta de financiamiento accesible y la incertidumbre regulatoria desalientan a muchas industrias a adoptar energías renovables”, señala Benegas.
A pesar de estas barreras, algunas industrias están liderando el camino hacia la transición energética. La minería, por ejemplo, es uno de los sectores que más energía consume, y por lo tanto, uno de los que más puede beneficiarse del cambio hacia energías renovables, aclara Benegas. Además, señala que la implementación de tecnologías limpias puede reducir sus emisiones de carbono y mejorar su competitividad en los mercados internacionales, donde los productos sostenibles son cada vez más valorados.
La agricultura, otro sector estratégico, enfrenta retos relacionados con el cambio climático y la escasez de agua. En este caso, la adopción de energías limpias no solo ayuda a reducir los costos, sino que también aumenta la eficiencia en la gestión de recursos. En palabras de Marcelo Mena, “las energías renovables son las más baratas disponibles en el planeta, y en Chile lo son desde hace una década”. Este factor hace que, a pesar del costo inicial, la inversión en tecnologías limpias sea una estrategia rentable a mediano y largo plazo, afirmó.
Políticas públicas para impulsar la transición
Para que la transición hacia energías limpias sea efectiva, es necesario que las políticas públicas apalanquen el proceso. Estudios de la OCDE y el FMI señalan que una de las formas más efectivas de fomentar las energías renovables es a través de la incorporación del precio al carbono. Según Mena, “bien diseñado, este impuesto no tiene por qué afectar la tarifa, y puede generar desarrollo y empleo para el país”. En Chile, la implementación de este tipo de políticas fiscales podría ser un incentivo clave para que las industrias estratégicas adopten tecnologías más limpias, dijo Mena, quien también es miembro de la Alianza Potencia Energética.
Además, el exministro indica que es vital que el Gobierno facilite la integración de nuevas tecnologías mediante una reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), que priorice las inversiones transformadoras, como el almacenamiento de energía y el hidrógeno verde. Estas tecnologías emergentes podrían desempeñar un papel clave en el futuro energético de Chile, pero para que eso ocurra, es necesario que se aceleren los procesos de aprobación y financiamiento.
Colaboraciones público-privadas: clave para el éxito
Una de las claves para acelerar la adopción de energías limpias es fomentar la colaboración entre el sector público y privado. Estas alianzas permiten compartir costos y riesgos, además facilitan la implementación de tecnologías a gran escala. En Chile, sin embargo, aún falta un marco regulatorio más robusto que promueva activamente estas asociaciones.
En este sentido, el diálogo entre ambos sectores es clave para alinear objetivos y crear una estrategia a largo plazo que beneficie a todas las partes involucradas. “Es esencial retomar el diálogo entre el sector privado y público en el contexto de la acción climática”, comenta Mena, refiriéndose a la necesidad de generar confianza y acelerar los proyectos de energías renovables.
“Lamentablemente, estamos en una velocidad más lenta de aprobación de proyectos energéticos. Para reemplazar nuestra matriz energética contaminante, deberíamos al menos duplicar la aprobación de Megawatts de generación renovable por año”.
Marcelo Mena, Exministro del Medio Ambiente de Chile
Por su parte, Benegas insiste en que para facilitar la transición en sectores como la minería, la agricultura y la manufactura, es esencial implementar políticas públicas que ofrezcan incentivos fiscales, como exenciones tributarias para la adquisición de equipos de energía renovable. Además, “se debe promover la investigación y desarrollo de tecnologías específicas para cada sector, estableciendo metas claras de descarbonización alineadas con los compromisos internacionales de Chile”, señaló el vocero de Terralink.
Es igualmente importante invertir en la adaptación del sistema eléctrico nacional al crecimiento de plantas solares de autoconsumo y net billing -forma de pago distribuida entre consumidor y proveedor-, facilitando así la integración de estas nuevas fuentes de energía, señaló Benegas. También se requiere acelerar los procesos de solicitud de conexión para evitar cuellos de botella que limiten la adopción masiva de energías renovables.
La transformación hacia una economía basada en energías renovables no es solo una necesidad para resolver el problema ambiental, sino también una oportunidad económica que, si se maneja adecuadamente, puede generar desarrollo y empleo. Como concluye Marcelo Mena, “quienes quieran tener reducción de costos en lo inmediato deben fomentar las renovables. La clave está en actuar ahora para asegurar un futuro sostenible para el país y sus industrias más importantes”.