LA CORUÑA.- El Deportivo de La Coruña estuvo a punto de darle la vuelta a un partido que iba perdiendo por cero a dos ante el Real Madrid y que concluyó con empate a dos tantos, después de que los locales, que controlaron el juego durante gran parte del partido, desperdiciasen numerosas ocasiones de gol.
El Deportivo fue superior en todo momento y controló el dominio de la pelota. Sin embargo, los ''merengues'' supieron conservar el resultado favorable, mientras que los coruñeses intentaron sin exito lograr la victoria.
En la primera parte, los madrileños se adelantaron con un autogol de Hélder; y aumentaron su ventaja con un penal dudoso, al borde del descanso, que materializó Figo. Pero en la segunda fracción, los hombres de Irureta lograron igualar el resultado. No obstante, y aunque no hay nada decidido, el Depor perdió así la mejor ocasión que tenía para animar todavía más la Liga Española.
Riazor sigue siendo la bestia negra del Real Madrid que, con el empate de hoy ante el Deportivo, no sabe lo que es ganar en Coruña desde hace ocho años. Ahora, la Liga se abre otra vez a Valencia y Barcelona que pueden acortar la distancia respecto a los dos primeros. Coruña se vistió de gala para el encuentro, y Riazor respondió con su segundo lleno absoluto tras su ampliación.
El partido comenzó de forma vibrante con el Deportivo controlando el balón ante un Madrid que estaba cometiendo algunos errores en la parcela ancha. Así, los herculinos tuvieron su primera ocasión con un tiro de Makaay desde el borde del área que se marchó fuera.
Sin embargo, fue el Real Madrid el que se adelantó en el marcador aunque, eso sí, tras una desafortunada acción del defensa coruñés Hélder, en el minuto 6. El portugués despejó un centro de Salgado hacia su propia portería, disfrazándose de ariete madrileño, de acorde con la fecha, y sorprendió a Songo'o con un perfecto cabezazo que se coló por la escuadra blanquiazul.
Los de Irureta no se amilanaron y comenzaron a buscar el empate. Los coruñeses eran superiores en el juego aunque no así en efectividad. En el minuto 10, Djalminha tuvo la mejor ocasión del Depor, pero su disparo, tras una excelente jugada individual, se topó con el palo de la portería de Casillas. Makaay, en el rechace, se encontró con el balón y, sólo ante el cancerbero ''merengue'', lanzó su tiro alto. Posteriormente, en el 14, Fran cabeceó suavemente en el área pequeña, libre de marcaje, pero Casillas detuvo el remate con facilidad.
El partido era el esperado, digno de campeones. Ambos equipos estaban mostrando un fútbol de ''alta escuela''. Los madrileños empezaron a controlar en mayor medida el dominio, y los coruñeses, por contra, tenían las ocasiones. Poco a poco, hacia la recta final, el conjunto gallego recuperó la iniciativa, sobre todo porque Djalminha, que intentó una y otra vez sorprender a Casillas, y Emerson, que rompió la parcela ancha, se entendieron perfectamente con la ofensiva blanquiazul.
Pero ya se sabe que el que perdona, en el mundo del fútbol, acaba pagándolo. Y hoy no iba a ser menos. En una de las escasas aproximaciones blancas, Guti se internó en el área coruñesa y Mauro Silva le sacó el balón desde atrás. El arbitro, Andradas Asurmendi, decidió sancionar con un penal más que riguroso la acción, y Figo, como acostumbra no falló.
La segunda parte fue una continuación del final de la primera. El Deportivo controlaba totalmente el balón y asedió al Madrid en su parcela. Los de Irureta consiguieron reducir la distancia en el marcador en los primeros minutos gracias a un penalti de Figo a Djalminha que éste transformó al estilo ''Panenka''.
El gol avivó a los locales, pero el Madrid no desapareció del partido, ni mucho menos. Así, Raúl, en el minuto 57, solo ante Songo'o, lanzó su disparo al cuerpo del meta camerunés, en lo que pudo ser la sentencia y se quedó en la única oportunidad de los blancos en la segunda mitad.
El encuentro llevaba un claro color blanquiazul, tan sólo ofuscado por el resultado adverso. Resultado que pudo equilibrarse en el minuto 67, pero el larguero trabó el gran disparo de falta del ''abuelo'' Donato.
El Real Madrid se limitaba ya a aguantar los avatares herculinos, que no encontraban una definición concluyente. Y en medio del letargo blanco, Romero tuvo otra gran oportunidad, pero su remate de cabeza, a centro de Víctor, en el minuto 77, se fue, otra vez, al palo de la portería de Casillas.
El Deportivo merecía, como mínimo, el empate. Irureta introdujo en el campo a Tristán buscando una mayor presencia ofensiva y a buena fe que lo logró. El sevillano, en el minuto 85, recogió un balón al borde del área y disparó un lanzamiento en suspense que se coló a media altura en la portería del Madrid.
El partido fue vibrante hasta el final pero el resultado no cambió aunque el Deportivo tenía encerrado totalmente al Real en su campo y éste salía solo a las contras.