BOGOTA.- A tres meses de la inauguración de la cuadragésima Copa América de fútbol, la prensa deportiva colombiana ha mostrado su preocupación por los silenciosos y tardíos avances que en materia organizativa y logística ha arrojado el Comité Organizador Local (COL).
El torneo, que se celebrará en siete ciudades del país entre el 11 y el 29 de julio, vive por ahora en peligrosas arenas movedizas. Varios de sus estadios presentan una cara poco presentable y que a la luz de la realidad colombiana son fiel reflejo de la pobreza que aqueja al país.
El apoyo gubernamental al certamen no ha pasado de ser una simple invitación pública a la cordialidad con los visitantes extranjeros, pero no se ha visto reflejado aún en una decisiva e importante inyección económica para subsanar pequeñas y grandes 'heridas' que presentan algunos de los escenarios de las localidades escogidas.
Si bien el COL ya cumplió con la instalación de los respectivos comités organizadores regionales, sus respuestas a las inquietudes que los mismos estadios plantean a diario en desarollo del campeonato colombiano, siguen siendo vacías.
Aunque existe voluntad y deseos por dar pasos seguros en la búsqueda de escenarios competitivos, en el camino el cruce de solicitudes, permisos y concesiones se ha convertido en un juego político y burocrático que atenta contra el tiempo y la paciencia.
Un caso que se observa con lupa y que pasa por cuidados intensivos tiene que ver con el estadio de la ciudad de Barranquilla (1.300 km al norte de Bogotá), el 'Roberto Meléndez', también conocido como el Metropolitano.
El Metropolitano, que acogerá a las selecciones de Colombia, Chile, Ecuador y Venezuela, sembradas en el Grupo A, no pasó una primera inspección efectuada en agosto pasado por la comisión técnica de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF).
En aquella ocasión se sugirieron intensas obras de refuerzo en la estructura del estadio, así como mejoras de los camerinos y los sitios de trabajo para la prensa y la instalación de un elevador en la tribuna de preferencia. Sin embargo, la realidad hasta la fecha es otra.
Igual acontece con los escenarios de las ciudades de Pereira (318 km al oeste de Bogotá), que acogerá dos juegos, uno por cuartos de final y otro por semifinales, y la cercana de Armenia, donde se celebrarán los dos restantes de la segunda fase.
En ambos casos y con las partidas económicas ya aprobadas por sus respectivas comisiones organizadoras locales, el retraso para darle luz verde a las obras ha sido el denominador común.
Tanto el estadio 'Centenario' de Armenia, afectado por el terromoto que sacudió a esa ciudad en enero de 2000, y el 'Hernán Ramírez Villegas' de Pereira necesitan de reconstrucciones parciales de sus tribunas, como de la adecuación física para sus respectivos elevadores.
Otra es la imagen que presentan los escenarios de las ciudades de Cali (suroeste), Medellín (noroeste), Manizales (centro-oeste) y Bogotá, que pasaron todas las exigencias en la primera revisión de la CSF y que hoy están a la altura de los mejores estadios de Sudamérica.
Cali tendrá la responsabilidad de recibir el fútbol de los equipos de Brasil, Paraguay, Perú y México por el Grupo B, mientras que a Medellín, sede del C, irán los seleccionados de Argentina, Uruguay, Bolivia y Canadá.
Bogotá, donde actualmente la selección colombiana juega como local por las eliminatorias sudamericanas al Mundial de Corea del Sur y Japón de 2002, tendrá el doblete por el tercer puesto y la final del evento.
La Copa América de Colombia camina, pero lentamente. El ánimo del aficionado común sigue siendo sobresaliente, y los alientos de la redacción deportiva especializada del país rebasan las pobres campañas de promoción internacional que ha hecho el COL.