ZURICH.- El presidente de la FIFA Joseph Blatter evitó el miércoles un voto de censura tras responder a una andanada de cuestionamientos sobre el desplome de la empresa que comercializaba la Copa Mundial.
Blatter salió bien librado de las preguntas formuladas en una reunión extraordinaria de su comité ejecutivo, entre ellas 25 del presidente de la Unión Europea de Fútbol, Lennart Johansson, desde su salario hasta su papel en la quiebra del grupo ISMM/ISL.
A pesar de ello, el dirigente suizo aún no ha logrado conjurar las amenazas a su autoridad y a lo sumo lo que logró fue ganar tiempo.
Johansson, enconado rival de Blatter, no asistió a la reunión debido a que acudir a exámenes médicos de rutina en un hospital de Estocolmo. Al sueco de 71 años le colocaron un marcapasos cardíaco el año pasado.
"No hubo mención alguna de un voto de censura", declaró Blatter en una rueda de prensa al término de la reunión del comité ejecutivo.
"Me siento muy optimista en ser el presidente o director del congreso extraordinario en Buenos Aires. Anticipo que en ese congreso extraordinario imperará la buena voluntad", añadió.
"Y sino no todos somos amigos, entonces por lo menos somos camaradas. Incluso la UEFA expresó hoy que sobre el comité ejecutivo pesa la responsabilidad del manejo de la FIFA y que hay que proteger al presidente de la FIFA", afirmó Blatter.
Si bien contestó varias de las preguntas en la lista Johansson en la reunión, Blatter indicó que responderá a las restantes por escrito y que planea reunirse con el sueco cara a cara.
Los emisarios de la UEFA, en cambio, salieron de la sede de la FIFA, con caras de pocos amigos.
"Estamos reservando nuestras reacciones a las respuestas e información dada hoy en réplica a la carta de nuestro presidente", señaló el director ejecutivo de la UEFA Gerhard Aigner.
La rivalidad entre Blatter y Johannson se remonta a 1998 cuando el suizo se impuso en las elecciones para elegir al nuevo presidente de la FIFA. Johannson podría postularse nuevamente el año entrante antes del inicio de la Copa Mundial en Corea del Sur y Japón.
ISL, subsidiaria del Grupo ISMM, negociaba los acuerdos de patrocinio y de televisión de la FIFA, incluyendo los derechos de televisión y comercialización de las copas mundiales del 2002 y el 2006. La quiebra de la firma podría costar a la FIFA hasta 56 millones de dólares y provocó este año la cancelación del Campeonato Mundial de Clubes en España.
La FIFA estableció su propio organismo de comercialización -para lo cual ha empleado a unos 75 ex empleados de ISL- para manejar la comercialización de la Copa Mundial del 2002, y Blatter sostiene que todo está bajo control.