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Ni los rezos salvaron a la UC

El cuadro cruzado no tuvo piernas para pasar por arriba de Cerro Porteño. Ni siquiera ideas para pararse de igual a igual, y terminó con dos goles en su arco tras visitar el estadio "La Olla" de Asunción. Ramírez y Virgilio Ferreira convirtieron para el local; Walker y la defensa se equivocaron en la retaguardia universitaria.

07 de Agosto de 2001 | 22:16 | Arturo León, emol.com
ASUNCION/SANTIAGO.- Discursos, puros discursos. "Vamos a pararnos bien en defensa, pero lo nuestro es atacar". "Debemos maneatarlos en el medio y salir rápido, llegar por los laterales y sumar gente arriba", eran algunos de los rezos de los jugadores cruzados.

Y por eso se entendía salir a jugar el partido, no echarse atrás ni mucho menos. Discursos, puros discursos. Universidad Católica se diluyó en sus palabras y terminó cayendo ante Cerro Porteño por 2-0 en su segundo encuentro por la Copa Mercosur.

Hasta los nervios les jugaron una mala pasada a los jugadores universitarios. La simple manija de Guido Alvarenga descontroló hasta al portero Walker, que se mostró inseguro durante casi todo el partido. Nadie pudo asegurar el balón, salvo Ormazábal que se apoyó en su despliegue físico para ayudar en retaguardia y llegar arriba con peligro, llevando la pelota en los pies, como rezaban los católicos.

Patrañas. Mirosevic trató, pero Norambuena siempre estuvo bien marcado y Pérez se diluyó por los costados tratando de desbordar para buscar la cabeza de un compañero. El resto, sólo defender para intentar recuperar la pelota, que los paraguayos ganaban en todos los mano a mano para entregársela de inmediato a Alvarenga.

Ni Ponce ni Alvarez fueron agentes ofensivos por las bandas, tanto que Olmos terminó sacando al zurdo para darle más peso al mediocampo. Claro que esa decisión la tomó cuando Cerro ya se había colocado 2-0 con goles en apenas un minuto: Ramírez a los 55' y Ferreira a los 56'.

Desaplicaciones provocaron la debacle. Primero de Walker, luego de una defensa mal parada. Eso no estaba en los discursos. Imposible. Olmos y los suyos rejuraban que la mente cruzada no tendría lagunas.

Los ingresos de Jaime González y José Luis Díaz estuvieron lejos de cambiarle el rostro al partido. Alvarenga, con la ayuda de Campos y el japonés Hiroyama, no los dejaron. Incluso Cerro Porteño estuvo más cerca del 3-0, pero no era necesario. La UC ya estaba perdida porque las palabras fueron a dar al tacho de la basura.
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