SANTIAGO.- Junto con poner sobre la mesa su nombre como candidato "de emergencia" para ser presidente del fútbol chileno, René Orozco, la máxima cabeza dirigencial de la Universidad de Chile, condiciona su postulación a la entrega de poderes "totales", según propia confesión ante las entrevistas televisivas que concedió pasada la medianoche.
Curiosamente, Orozco, conocido además como crítico férreo a la dictadura militar, aseguró que para aceptar el puesto no sólo requiere llamar a sus hombres de comfianza sino encabezar en el fútbol un gobierno "de emergencia, entre un año y medio y dos con plenos poderes para sacar la actividad del estado en que está".
Aunque aún no presenta ningún proyecto claro, el dirigente aseguró esta madrugada que "no soy partidario, por ejemplo, de convertir los clubes en sociedades anónimas. Miren lo que ha pasado con las (compañías) eléctricas. El fútbol tiene que ser tomado como una actividad social y no económica".
Sobre sus eventuales compañeros en su cruzada, Orozco nombró al ex presidente de la Universidad Católica Alfonso Swett y al ex vicepresidente de Colo Colo Raúl Labán, "aunque con éste no comparta para nada su proyecto estructural sobre el fútbol", dijo a Canal 13.
"Si yo asumo, (el entrenador de la selección chilena, Pedro) García deberá irse. El ha fracasado con el equipo", dijo a TVN. Para Orozco, la fórmula en materia de selección es terminar las clasificatorias con un combinado formado por Colo Colo y Universidad de Chile -"más dos jugadores interesantes que tiene Universidad Católica"- y dirigido por la dupla César Vaccia y Roberto Hernández, respectivos técnicos de azules y albos.
"Sería más barato, porque no se tendría que pagar los cuatro millones y medio de pesos que cobra cada jugador que viene de afuera por ganar un partido. Además, el borderó se incrementaría, porque son los clubes de más arrastre. Si ahorramos esos premios, que son como 82 millones de pesos, más lo que ganemos por recaudación, ya tendríamos 200 millones en la caja", explica el dirigente.
Este miércoles, el consejo de presidentes de los clubes chilenos analizará el cronograma presentado por la renunciada mesa directiva. Si se aprueba, a fin de septiembre -y eventualmente por espacio del año y cuatro meses que le restaba a la administración Mosquera- asumirá la nueva cabeza del fútbol, título que por ahora le quita el sueño y le abre el apetito al controvertido presidente de la Universidad de Chile.