NUEVA YORK.- Cuatro horas de sueño y una noche agitada atendiendo a su hija recién nacida no le impidieron hoy al chileno Marcelo Ríos reencontrarse con buena parte de su mejor juego para avanzar a la tercera ronda del Abierto de tenis de Estados Unidos.
Ríos, ex número uno del mundo y actual 56° de la clasificación, derrotó al rumano Andrei Pavel, campeón hace un mes en Montreal y vigésimo segundo favorito, por 7-5, 6-4 y 6-0 en una hora y 44 minutos de juego.
"Ayer dormí cuatro horas, fue una noche bastante activa, porque la niña nos despertó varias veces", dijo Ríos cuando se le preguntó qué había cambiado tras el nacimiento de su hija Constanza hace dos meses.
Bastante parece haber cambiado en la vida de Ríos. Regresó al circuito tras operarse de una lesión de ligamentos en el tobillo, pero estuvo bastante cerca de no hacerlo.
"Estuve pensando mucho las cosas tras lesionarme. Me pregunté si debía regresar o retirarme. Pero una vez que me operé hablé mucho con mi familia, con mi gente, y me di cuenta de que quería regresar, que quería dar lo mejor de mí. Cuando me retire quiero decir que di todo, y no que pude hacerlo o no, pero no quiero quedarme a mitad de camino", explicó el ex número uno del mundo.
Con su victoria de hoy, el chileno iguala su resultado del año pasado en el Grand Slam de cierre de la temporada, y buscará los octavos de final ante el sueco Thomas Johansson, vencedor del italiano Andrea Gaudenzi por 4-6, 6-2, 6-3 y 6-3.
Vistiendo una llamativa camiseta naranja fosforecente combinada con pantalón blanco, Ríos no dio alternativas a su rival en un partido disputado en una repleta cancha 11.
El chileno reconoce que pudo haber hecho mejor las cosas en el pasado. Número uno durante seis semanas de 1998, se hizo famoso, además de por su juego, por su carácter agrio, su aversión a la prensa y escándalos como el protagonizado en Roma en mayo pasado, cuando fue detenido por una pelea en un bar.
"¿Si me han dicho alguna vez que desperdicio mi talento? Todos me dijeron eso, todos. Quizás no que desperdicio mi tiempo, pero puedo hacerlo mucho mejor de lo que lo estaba haciendo antes, quizás no perder partidos que no debía perder", admitió.
"Creo que durante el tiempo de mi lesión me estuve comparando demasiado conmigo mismo cuando tenía 19 años, una época en la que era de los más rápidos del circuito. Mi anticipación es quizás ahora mejor, pero no soy tan rápido. Pero estoy trabajando en tener tiros más agresivos, en sumarle más potencia que velocidad a mi juego", continuó.
Reconciliado consigo mismo y aparentemente con la vida, Ríos no se olvidó de su esposa, Giuliana. "Me han pasado bastantes cosas importantes y muy rápido. Casarme fue también muy bonito, tengo una esposa espectacular. Y ser padre es mucho más importante que ganar un torneo, nunca pensé que sentiría esto", añadió.